Cambio de gobierno en Euskadi… ¿Dentro de cuatro años?

Javier Alberdi
MásQueDATA
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4 min readFeb 17, 2020

Recientemente se ha convocado un adelanto electoral en Euskadi. Sin embargo, la sensación y las tendencias de las distintas encuestas es la de que todo seguirá igual. Nadie duda de que el PNV será primera fuerza de largo, seguidos de EHBildu, con Elkarrekin Podemos y el Partido Socialista disputando la tercera plaza y un Partido Popular en último lugar,, a la espera de saber si abrirá las puertas a Ciudadanos en el Parlamento Vasco o, no. Pero la verdadera batalla vendrá en 2024, cuando previsiblemente Iñigo Urkullu no repita como candidato a lehendakari del PNV y Arnaldo Otegi se presente de nuevo.

PNV: victoria amarga

El PNV se impondrá sin duda como ganador en los próximos comicios con cerca del 40% de los votos, viviendo uno de sus mayores momentos de poder político. Controla el Gobierno vasco, las 3 diputaciones forales, las capitales y municipios mas importantes de Euskadi, coparticipa en el gobierno de Navarra a través de Geroa Bai y se sitúa como un apoyo relevante para el gobierno de coalición en España. Nadie duda de que ganará las elecciones, sin embargo, los recientes casos de corrupción en Araba, y la mala gestión de la crisis del vertedero de Zaldibar, pueden empañar su resultado y no lograr la mayoría absoluta que esperan tener junto con el PSE, dependiendo de nuevo en la nueva legislatura de un tercer partido.

EHBildu: siguiendo la estela de Cataluña y preparando el 2024

La segunda plaza será para EHBildu, ya que superando el 20% de los votos ésta parece asegurada. Sin embargo, no podrán gobernar. La suma junto con Elkarrekin Podemos y el PSE estarían en duda según las encuestas, y el resto de partidos no parecen estar por la labor de llegar a dicho acuerdo (sobre todo mientras EHBildu continúe sin adoptar las líneas de sectores como el de Julen Mendoza, exalcalde de Errenteria, en materia de memoria democrática respecto a ETA). Su estrategia pasa por reducir en estas elecciones el electorado de Elkarrekin Podemos y preparar un 2024 donde estos sean un sujeto menor, supeditado a sus intereses partidistas. La aprobación de los presupuestos por parte de PNV, PSE y Podemos les descolocó el panorama, a pesar de que anteriormente ellos negociaron otros presupuestos menos ambiciosos en clave social, aunque si en clave identitaria con la negociación del nuevo estatuto. A raíz de esto han tratado de recuperar el liderazgo opositor y de poner contra las cuerdas a los morados con la convocatoria de la Huelga General el 30 de enero.

Elkarrekin Podemos: entre el pragmatismo y ser una copia de EHBildu

Podemos ha adoptado un rol mas institucional, más de gobierno con la aprobación de los presupuestos en Euskadi y la entrada al gobierno de la Moncloa. Estas acciones han supuesto la salida del sector trotskista de la formación morada, más partidaria de seguir la estela de EHBildu, de ser la izquierda que protesta. Sin embargo, ese debate sigue presente en la formación morada: ser una copia de EHBildu y bailar su melodía, como muchas veces han hecho los partidos no independentistas a la izquierda del PSE, o lanzar una propuesta de partido responsable, de fiscalizador del gobierno de PNV-PSE. Es decir, ser oposición desde la gobernabilidad y obligar al Gobierno Vasco a virar hacia posiciones más redistributivas y de mayor justicia social, buscando para ello si hace falta a los actuales votantes del PNV y PSE, explotando sus contradicciones (cuestión factible ya que la mayor tasa de indecisión se dio entre PNV y Elkarrekin Podemos en las ultimas elecciones autonómicas, 12,2%).

PSE: siguiendo la estela de Pedro Sanchez

El PSE seguirá siendo el socio de gobierno prioritario del PNV, pero buscará rentabilizar sus resultados siguiendo el buen resultado del PSOE a nivel estatal para obtener una mayor cuota en el Gobierno Vasco. Tratando de camuflarse bajo Pedro Sánchez como ya hiciera Denis Itxaso en la diputación de Gipuzkoa, pasando del “Haz Que Pase” del 28 de abril al “Hagamos Que Suceda” que protagonizó con un buen resultado el 26 de mayo (obteniendo de esta forma casi 3 puntos más en Donostia que el candidato a alcalde del mismo partido). Su mayor reto pasa por desbancar a Elkarrekin Podemos como tercera fuerza, pero no se intuye una gran propuesta de partido como sí ocurriera años atrás, antes de la entrada de los morados en el tablero político. Tras el gobierno de Patxi López el PSE no logra encontrar su rumbo.

PP: sumas que restan

El PP vasco enfrenta una de las elecciones más difíciles en cuanto a resultado electoral. Siendo una federación sorayista, y teniendo un electorado mayoritariamente foralista, se están viendo obligados a ir a posiciones más extremas, debido a la influencia de Pablo Casado y Cayetana Álvarez de Toledo. Si su unión con Ciudadanos fructifica, habrá que ver como encaran la foralidad y el concierto económico vasco con unos socios claramente opuestos y el resto de partidos atacando con este argumento. Cabe recordar que en las ultimas elecciones municipales el PP vasco perdió votos y concejales en todos los municipios vascos en los que se presentó con el discurso oficial del partido elaborado en Génova. Solo en Donostia con Borja Semper como verso libre del partido y haciendo una campaña mucho más moderada, logró aguantar el envite electoral. Sin embargo, Semper no está y no parece que sus tesis hayan fructificado.

Así pues, en las próximas elecciones vascas del 5 de abril solo hay dos preguntas clave: ¿obtendrán el PNV y el PSE la mayoría absoluta o no? ¿Y en caso de que esto ocurra, Elkarrekin Podemos optará por ser el convidado de piedra de EHBildu, o tratará de mover hacia la izquierda al bloque alejado de la unilateralidad, ya sea en clave recentralizadora o independentista? Aunque estas dos cuestiones están mas ligadas de lo que parece, ya que para que el PNV y el PSE no obtengan mayoría absoluta, otros partidos que puedan beber de su electorado deben de presentar una propuesta atractiva.

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