¿Ha dejado de existir el voto de clase en España?

Manuel Mejías Leiva
MásQueDATA
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6 min readNov 9, 2019

Durante las últimas décadas se ha discutido mucho sobre la existencia de las clases sociales en las sociedades actuales. Autores como Geoffrey Evans y Daniel Oesch han puesto en entredicho su muerte como factor explicativo de los nuevos ejes de conflicto político. El telón de fondo sobre el que se proclamaba la extinción de las clases se daba como consecuencia de las transformaciones económicas, sociales y tecnológicas que tuvieron lugar a finales de la década de los 80 y principios de los 90 del siglo pasado. Estos cambios implicaban no solo la desindustrialización de las economías occidentales, sino nuevas demandas políticas que iban a emerger.

En el caso de España, los estudios de Miguel Caínzos y Modesto Gayo han puesto de relieve que la presencia del voto de clase es un rasgo característico y persistente del comportamiento electoral de los/as españoles/as entre los años 1986 y 2000. Teniendo esto en cuenta toca hacerse una pregunta; ¿sigue existiendo diferencias en el contexto actual entre clases ocupacionales y niveles de ingresos a la hora de elegir por un partido u otro? El siguiente gráfico va a dar algunas respuestas.

El PSOE es significativamente más apoyado entre la clase trabajadora industrial (carpinteros/as, mecánicos/as…) y la clase de trabajadores/as del sector servicios (camareros/as, dependientes/as…). Estos datos van en línea con estudios anteriores, y con la propia base social de un partido de tradición obrera. Las clases de grandes empleadores/as, profesionales liberales autónomos y managers son las que menor probabilidad tienen de apoyar a este partido.

El voto al PP es más probable entre los/as propietarios/as de pequeñas empresas, grandes empleadores/as, profesionales liberales autónomos y managers. Su menor apoyo electoral se encuentra entre las clases trabajadoras (industrial y de servicios).

En cuanto a Unidas Podemos, la clase de profesionales socioculturales (profesores de universidad, científicos, músicos, científicos sociales, profesionales del espectáculo…) y de técnicos profesionales (ingenieros, informáticos…) tienen una mayor probabilidad de votar por el partido morado. Así, tiene un menor apoyo entre los/as propietarios/as de pequeñas empresas y managers (gerentes, administradores/as…).

En el caso de Ciudadanos, su mayor base electoral se encuentra entre los/as managers y los/as grandes empleadores/as y profesionales liberales autónomos. Por su parte, el partido naranja es más débil entre la clase obrera industrial, donde tiene una menor probabilidad de voto con respecto al resto de clases ocupacionales.

En relación a Vox, el número de casos es más reducido en las encuestas que el del resto de partidos. Por tanto, hay que ser cautelosos con la interpretación de los datos, puesto que su base electoral se está conformando. Aún así, se pueden extraer varias hipótesis derivadas de los datos: Vox parece que es más fuerte entre la clase de pequeños propietarios/as, grandes empleadores y profesionales liberales autónomos, y entre los/as managers. Los datos parecen apuntar que su base electoral es muy parecida a la del PP.

Por último, en cuanto a la abstención, las clases trabajadoras (industrial y de servicios) y la clase de pequeños propietarios tienen una mayor probabilidad de abstenerse de ir a votar por cualquier partido que el resto de clases ocupacionales.

Nivel de ingresos y preferencia partidista

Una vez analizado el voto entre las distintas clases ocupacionales, se puede observar si existen diferencias a la hora de votar por un partido u otro según el nivel de renta personal. Para ello he seleccionado la pregunta sobre ingresos personales (mensuales) que contiene el CIS. Este tipo de preguntas tienen múltiples problemas -entre ellos una elevada tasa de no respuesta- pero va a permitir dibujar algunas tendencias relevantes.

Como muestra el gráfico, aquellas personas que tienen unos ingresos entre 0–600 euros, y entre 601 y 1.200 euros tienen una mayor probabilidad de votar al PSOE, mientras a medida que aumenta el nivel de ingresos disminuye la probabilidad de voto hacia este partido.

El sentido es el contrario para el caso del Partido Popular. Aquellas personas con un nivel de ingresos más elevado (4.500 euros mensuales o más) son más propensas a votar por este partido.

En relación a Unidas Podemos, son las personas con una renta comprendida entre los 1.201 y 2.400 euros mensuales los más propensos a optar por el partido morado. Se puede concluir que la base social del Unidas Podemos es de clase media o media-alta, donde su mayor apoyo se encuentra entre los profesionales socioculturales con unos niveles de ingresos medios.

Por su parte, Ciudadanos sigue la misma tendencia. A mayor nivel de ingresos mayor es la probabilidad de voto hacia este partido. Son las rentas comprendidas entre los 2.401 y los 4.500 euros y las de 4.500 euros mensuales o más las que optan por votar con mayor probabilidad al partido naranja.

En el caso de Vox, sigue la misma línea que PP o Ciudadanos. Es entre las rentas personales mas elevadas donde más probabilidad tiene de conseguir votos. No obstante, hay que mostrar cautela con los resultados de este partido puesto que no hay un gran número de votantes de Vox en la muestra.

Y, por último, en relación a la abstención, son aquellas personas con rentas mensuales menos elevadas las que tienen una mayor probabilidad de no acudir a las urnas. La mayoría de estudios que han analizado la relación entre renta y voto han concluido en este sentido.

Estos resultados de renta y voto a nivel individual van en la misma dirección que algunos análisis que se han realizado con datos a nivel agregado. En concreto, se ha evidenciado con datos reales de voto y renta a nivel de sección censal (la división administrativa más pequeña de un municipio), que en los núcleos de población donde se concentra una mayor renta media (25.000 euros anuales o más) se vota más por partidos de derechas, y en las secciones donde la renta es inferior a 5.000, 10.000 o 15.000 euros se opta en mayor medida por partidos de izquierdas. Así, también se analizó que a menor renta se daba un mayor nivel de abstención, y viceversa (véase el artículo aquí).

En definitiva, se puede concluir que existe el voto de clase en el contexto actual y que el surgimiento de Unidas Podemos y Ciudadanos no ha roto las tendencias del mismo. Este sigue teniendo patrones persistentes en el tiempo, donde la clase trabajadora vota más a la izquierda, y la clase alta y media-alta vota más a la derecha. Por otro lado, la fuerza de extrema derecha parece que proviene de la misma base social de la que se está nutriendo PP y Ciudadanos. Parece que existe una mayor probabilidad de voto hacia Vox entre aquellas personas con rentas altas y entre la clase de propietarios, grandes empresarios y profesionales liberales autónomos.

Nota metodológica:

La probabilidad predicha de voto a cada partido según la clase ocupacional y el nivel de ingresos personales (mensuales) se ha calculado a partir de modelos de regresión logística. Se ha controlado por la edad y el sexo de las personas entrevistadas. Las líneas que cortan los gráficos responden al porcentaje medio predicho para cada partido.

Para la variable de voto a los distintos partidos se ha seleccionado las preguntas de intención directa de voto que se encuentran en los barómetros mensuales desde enero hasta julio.

La tabla-esquema de clases ocupacionales de Daniel Oesch (2006) se encuentra en el artículo Coming to Grips with a Changing Class Structure: An Analysis of Employment Stratification in Britain, Germany, Sweden and Switzerland

Para una mayor información sobre la variable de clase ocupacional según el esquema de Daniel Oesch véase su página web.

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