Voto dual y abstención diferencial: la esperanza de Rivera en Cataluña

Eduardo Tena Sanz
MásQueDATA
Published in
4 min readJul 15, 2019

Un futuro dudoso para Ciudadanos en la única comunidad donde consiguió ser la fuerza más votada

Eduardo Tena Sanz | @edtesanz

Lorena Roldán y Carlos Carrizosa en el Parlament | Agència Catalana de Notícies

Una vez concluido el ciclo electoral conformado por las elecciones generales del 28-A y las municipales, autonómicas y europeas del 26-M, parece posible extraer algunas conclusiones de cara a futuros comicios. Una de ellas es la constatación del fracaso de Ciudadanos en su intento de superar al Partido Popular como principal fuerza de oposición al PSOE. Como consecuencia, durante las últimas semanas se ha retomado la discusión sobre lo acertado o no de la estrategia de la formación naranja, tanto en el debate público como en el interior del propio partido. Es imposible saber cuáles hubieran sido las consecuencias de un no veto a los socialistas, pero sí sabemos que Ciudadanos ha obtenido unos resultados sensiblemente mejores a los precedentes en las diferentes arenas electorales en disputa.

Comparando sus resultados por territorios en las elecciones del 28-A con las generales del 2016 se observa, por ejemplo, un incremento de más de tres puntos en la Comunidad de Madrid (17,79% a 20,93%), la Comunidad Valenciana (14,96% a 17,98%) o Andalucía (13,58% a 17,7%), o de más de cuatro puntos en Aragón (16,2% a 20,5%).

Sin embargo, es posible vislumbrar también algunas sombras para la formación de Albert Rivera, como el mantenimiento de resultados modestos en comunidades bilingües como Galicia y País Vasco (en Navarra no es posible comprobar si existe mejora al haberse integrado el partido naranja en la coalición Navarra Suma, junto a Unión del Pueblo Navarro y el Partido Popular).

Poner el foco en los resultados obtenidos por el partido en Cataluña resulta interesante no solo por ser el territorio en que este surgió, sino por ser la única Comunidad Autónoma en la que Ciudadanos ha sido capaz de convertirse en la fuerza más votada. Sus números en las elecciones generales mejoran con respecto a 2016, pero por apenas medio punto, pasando del 10,93 al 11,55, siendo, además, muy inferiores a la media estatal.

Si esta comparativa se traslada a las elecciones europeas y municipales el patrón se repite: Un 12,17% de voto a nivel estatal en las europeas, por solo un 8,63% en Cataluña; y un 8,25% en las municipales frente a un 5,11% en la comunidad catalana.

El hecho de que Ciudadanos viniera de ganar las elecciones autonómicas en Cataluña a finales de 2017 convierte estos resultados en difíciles de explicar. Además, vista la más que probable convocatoria de elecciones en Cataluña entre el otoño de 2019 y la primavera de 2020, se prevén unas perspectivas poco halagüeñas para los naranjas.

Debido al carácter extraordinario de las elecciones catalanas de 2017, convocadas por el Presidente Rajoy tras aplicación del Artículo 155, la naturaleza de Ciudadanos como partido antinacionalista (estructurándose la competición entorno al eje nacional, y no al esquema izquierda-derecha) se habría visto recompensada electoralmente en un contexto de extrema polarización.

A día de hoy, sin embargo, el teórico giro hacia el pragmatismo de Esquerra Republicana, y el retorno de personalidades de perfil más templado como Artur Mas a la primera línea posconvergente hacen pensar en una menor tensión en unos futuros comicios.

Unido a esto, Ciudadanos afrontaría unas nuevas elecciones catalanas con un importante vacío de liderazgo, al haber perdido a Inés Arrimadas como cara visible de su proyecto político en Cataluña. La sucesión encarnada en la dupla Carlos Carrizosa-Lorena Roldán genera dudas por ser rostros menos reconocibles entre el electorado.

Por contra, y abordando la situación desde un punto de vista centrado en las características particulares del sistema político catalán, el horizonte no pintaría tan mal para los de Rivera. Fenómenos ampliamente estudiados en la teoría por su preeminencia como el voto dual (variación sistemática del voto del elector entre diferentes partidos dependiendo de la arena electoral) y la abstención diferencial (menor participación de una parte del electorado en elecciones de determinado rango)explicarían los malos resultados de Ciudadanos en Cataluña en generales, municipales y europeas pese a su victoria en las autonómicas.

Politólogos como el profesor Oriol Bartomeus, han señalado que, pese al cambio en algunos patrones de voto asociados especialmente al relevo generacional, estos fenómenos siguen plenamente vigentes, y que únicamente han cambiado los partidos perjudicados y favorecidos en cada tipo de elección, como consecuencia de la aparición de nuevos actores políticos como el propio Ciudadanos.

Desde esta óptica, los resultados de Ciudadanos en las próximas autonómicas no tendrían por qué variar sensiblemente, ya que previamente a su victoria electoral en 2017 ya había obtenido malos resultados en las anteriores generales o municipales en Cataluña.

Teniendo esto en cuenta resulta difícil pronosticar si Ciudadanos sufrirá un fuerte retroceso en las próximas elecciones autonómicas en Cataluña o sus resultados seguirán una línea similar a las anteriores con una leve caída. Lo único seguro es que del juego de las expectativas dependerá que su resultado sea visto como una victoria por resistencia o como una derrota con fuerte simbolismo.

--

--

Eduardo Tena Sanz
MásQueDATA

Politólogo. Escribo sobre partidos políticos, campañas electorales y nueva extrema derecha.