#Borradores 2: La tarde que no tuve mucho qué hacer en Casa de Campaña.
Está demostrado que los populistas y, quienes votan por ellos; quienes los llevan al poder, son el ascensor directo hacia periodos en los que los países pasan por épocas de arrepentimiento y decepción colectiva.
Ellos, los populistas, están acostumbrados a endulzar oídos con propuestas que a muchos les parecen ideales, pero que son irrealizables.
Y si estos populistas no pueden cumplir lo prometido, pero tienen poder, es cuando el peligro es inminente. Ese mismo Estado de Derecho se ve frágil y corruptible, prostituido por ofrecimientos que tienen que responder a una mezcla entre la politiquería y la popularidad, en donde los reglamentos, las leyes y la constitución comienzan a cambiar para adaptarse a los coloridos discursos de campaña.