Sergio Flores
Med HN
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6 min readJun 17, 2016

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Derechos Sexuales y Reproductivos en Declaraciones Internacionales y el Consenso de Montevideo

La importancia del abordaje de los Derechos Sexuales y Reproductivos radica con la Declaración Ministerial de Asia y el Pacifico sobre Población y Desarrollo de 2013, donde se estableció como contexto a nivel de las Regiones de Latinoamérica y del Caribe lo siguiente:

Los derechos sexuales y reproductivos abarcan ciertos derechos humanos que ya están reconocidos en las leyes nacionales, documentos internacionales de derechos humanos que los países se han comprometido a darle seguimiento y cumplir los mismos, junto a otros documentos entre los diferentes países, apoyando:

  • El reconocimiento del derecho básico de todas las parejas e individuos a decidir libre y responsablemente el número, espaciamiento e intervalo de hijos y a disponer de la información y los medios para ello.
  • El derecho a alcanzar el nivel más elevado de Salud Sexual y Reproductiva.
  • El derecho a tomar decisiones relativas a la reproducción sin sufrir discriminación, coacciones, ni violencia y el derecho a tener el control y decidir libre y responsablemente sobre las cuestiones relativas a su sexualidad, incluida la salud sexual y reproductiva, libres de Coerción, discriminación y violencia.

La salud y los derechos sexuales y reproductivos (SDSR) son un componente esencial del derecho universal al más alto nivel posible de salud física y mental, consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en otros instrumentos internacionales de derechos humanos, declaraciones y consenso.

La Salud Sexual y los derechos sexuales y reproductivos (SDSR) se deben respetar, proteger y promover con el fin de tener una alta calidad de vida, y para asegurar que las personas sean capaces de vivir sus vidas sin temor, discriminación y coerción.

Mientras la SDSR es importante a lo largo del ciclo de vida de cada persona, hay una necesidad particular de acceso para adolescentes y jóvenes a ellos, así como también hay una necesidad de eliminar los obstáculos netamente específicos que existen para acceder a ellos. La SDRS están intrínsecamente ligados al desarrollo sostenible, y el acceso a otros derechos fundamentales, como:

  • Derecho a Educación.
  • Derecho al Empleo.
  • Derecho a una Vida Libre e Igualitaria (sin importar su orientación sexual y género).

Considerando que en el año 2000 las naciones adoptaron como valores fundamentales: la libertad, igualdad, solidaridad, tolerancia, el respeto a la naturaleza, responsabilidad común; y tomando en cuenta estos valores en común, nacen los Objetivos del Milenio en la Declaración del Milenio, estableciendo ocho objetivos esenciales para el desarrollo de los países. Y si bien es cierto, la gama completa de derechos sexuales y reproductivos fueron negados en la versión original de los Objetivos del Milenio (ODM) en ese momento.

Es en el año 2007, después de una fuerte presión de la sociedad civil, que se creó la meta 5b que consistía en “Lograr para el año 2015 el acceso universal a la salud reproductiva”, la cual se añadió al ODM 5 (mejorar la salud materna). Sin embargo la implementación del ODM 5 ha sido una de las que menor progreso tuvo, debido a que una meta no abarca todos los temas de la SDSR y no se tomaba en cuenta la diversidad sexual como tal.

El programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de 1994 fue el primer foro en reconocer la salud sexual y reproductiva como un pilar importante de los derechos humanos en desarrollo internacional y sostenible. Como se afirma en un apartado:

“La salud sexual y reproductiva implica que las personas son capaces de tener una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, y de tener la capacidad de procrear y libertad decidir si hacerlo o no, cuando y con qué frecuencia. En esta última condición, está el derecho de hombres y mujeres a ser informados y tener accesos a métodos seguros, eficaces, y aceptables con enfoque científico a métodos de planificación familiar de su elección que no estén prohibidos por los países en los que viven”. (Conferencia sobre Población y desarrollo, Cairo 1994).

A pesar que existen acuerdos que reconocen específicamente la salud sexual y reproductiva y los derechos sexuales y reproductivos, el lenguaje más reciente también reconoce que el acceso a los derechos sexuales es crucial para el bienestar y el pleno ejercicio de los derechos humanos.

En la Primera reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe en el año 2013, se establece el “Consenso de Montevideo”, que es la revisión Operativa de la Declaración de América Latina y el Caribe del programa de acción, el cual menciona con claridad los derechos sexuales y su importancia para la salud sexual y reproductiva en el párrafo 33:

“Promover políticas que permitan a las personas ejercer sus derechos sexuales, que abarcan el derecho a una vida sexual segura y completa, así como el derecho a tomar de manera libre, informada, voluntaria y responsable, decisiones sobre su sexualidad, orientación sexual e identidad de género, sin coerción, discriminación, ni violencia, y que garantice el derecho a la información y los medios necesarios para su salud sexual y reproductiva”.

Considerando que los derechos sexuales y los derechos reproductivos son parte integral de los derechos humanos y su ejercicio es esencial para el goce de otros derechos fundamentales y para alcanzar las metas internacionales de desarrollo y de eliminación de la pobreza, Teniendo en cuenta que el avance hacia el logro de la meta de acceso universal a la salud sexual y la salud reproductiva ha sido insuficiente y desigual y que la educación y la calidad de la atención en salud representan factores fundamentales para alcanzar el objetivo final de mejorar la salud sexual y la salud reproductiva, poder eliminar el estigma y discriminación hacia estas personas:

  1. LGBTI
  2. Las trabajadoras del sexo
  3. Las mujeres que viven con VIH y sida
  4. Las personas que usan drogas y
  5. Otros grupos clave.

Es de esta manera que se establecen medidas prioritarias a nivel de los diferentes países y así poder ser inclusivos con toda persona o población clave en materia de sexualidad con enfoque en derechos humanos. De esta manera se hará un breve análisis del Consenso, con énfasis en Salud Sexual y Reproductiva hacia población LGTBI.

Medida Prioritaria D: Acceso Universal a los Servicios de Salud Sexual y Reproductiva

Dentro del capítulo D del Consenso de Montevideo se establecen medidas prioritarias y las relacionadas con el tema de Diversidad sexual son:

33. Promover, proteger y garantizar la salud y los derechos sexuales y los derechos reproductivos para contribuir a la plena realización de las personas y a la justicia social en una sociedad libre de toda forma de discriminación y violencia.

34. Promover políticas que contribuyan a asegurar que las personas ejerzan sus derechos sexuales, que abarcan el derecho a una sexualidad plena en condiciones seguras, así como el derecho a tomar decisiones libres, informadas, voluntarias y responsables sobre su sexualidad, con respeto de su orientación sexual e identidad de género, sin coerción, discriminación ni violencia, y garantizar el derecho a la información y a los medios necesarios para su salud sexual y salud reproductiva.

35. Revisar la legislación, las normas y prácticas que restringen el acceso a los servicios de salud sexual y salud reproductiva, incluida la provisión de servicios integrales amigables en el caso de adolescentes y jóvenes, y asegurar el acceso a la información completa sobre todas las opciones de servicios disponibles para todas las personas sin discriminación de ningún tipo, para asegurar que se cumplan en nuestra región los más altos estándares internacionales de protección a los derechos humanos y libertades fundamentales. Otras..

Es mediante el Consenso de Montevideo que los países poseen ahora una herramienta fundamental para el desarrollo y avance de los mismos, considerando que vivimos en un país donde todos y todas somos diversas, habitamos un planeta tierra diferente en cultura, raza, idiomas, tradiciones, dialectos, gastronomía, religiones, porque en el tema de sexualidad, debemos ser iguales. En América Latina y el Caribe, hablar de sexualidad sigue siendo un tabú, debido a las brechas que aún persisten en sector educación, por falta una educación laica, integral, y el fundamentalismo religioso, excluyendo a las personas que se salen de la heteronormatividad establecida por la sociedad, considerando muchas veces el comportamiento humano hasta patológico, juntos y juntas conseguiremos el acceso universal a una salud sexual y reproductiva integral con enfoque en derechos humanos y al cumplimiento de los derechos humanos.

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