BLACK MIRROR y la sociedad del espectáculo

«Toda la vida de las sociedades en las que dominan las condiciones modernas de producción se presenta como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que era vivido directamente se aparta de una representación» Guy Debord, La sociedad del espectáculo (1967).

Estás rodeado de espectáculo, no puedes huir de él. Internet entero es un campo de batalla en que imágenes y titulares se pelean por llamar tu atención. Nuestro cerebro no puede resistir el anzuelo de este caleidoscopio multicolor, estamos completamente sometidos a esta fanfarria de luces.

Hablemos de Black Mirror, serie en la que el espectáculo es un tema común en muchos episodios. Toca de lleno analizar al filósofo del situacionismo cuya visión del espectáculo es un terremoto en los cimientos del pensamiento mayor, Guy Debord, conocido como director de documentales y autor de libros de interpretación post marxista. La Sociedad del Espectáculo es su libro más conocido, una reflexión en torno a la mercantilización de la experiencia humana, a través de las representaciones idealizadas del espectáculo.

15 millones de méritos es el segundo episodio de la primera temporada de Black Mirror. La historia de un joven que habita en un universo donde el espectáculo lo ha dominado todo; su habitación es un cuadrilátero de monitores que le asaltan con tiránicos anuncios que solo puede evitar pagando una pequeña cantidad de méritos, la moneda de esta sociedad meritocrática. Su trabajo es pedalear en una bicicleta estática frente a una pantalla que en todo momento, le bombardea con imágenes chirriantes y ruidos invasivos. Todo cambia cuando conoce a una joven de ojos brillantes que él cree capaz de ganar el aborrecible concurso de talentos y le ofrece los 15 millones de méritos que su hermano le dejó tras morir para que ella pueda presentarse ante el público.

En la primera mitad del episodio, ya está contenida la pesadilla de Guy Debord llevada a su extremo más absoluto. La sociedad del espectáculo es un libro sobre cómo el capitalismo ha evolucionado del medio consumo al más disparatado espectáculo en que la propia condición humana se convierte en mercancía de intercambio.

«El espectáculo cumple en la sociedad de masas una función equivalente a la que cumplían las religiones, las sociedades tradicionales o el arte en la formación del capitalismo. Su lógica consiste en hacer de la representación algo que muestra algo más real que la experiencia vivida, más real que nuestras propias necesidades, reduciendo al individuo a la condición de espectador pasivo en la política, en la producción y el consumo en la aceptación del estado de cosas existentes» Luis Navarro (1999) .

Black Mirror es el espejo oscuro a través del cual se refleja nuestra sociedad tecnológica y esto es palpable ante el uso de las redes sociales. Estas han llevado a la sociedad del espectáculo más allá de su teoría en tanto que aceptamos que se trafique con nuestras identidades, convirtiendo en una forma de espectáculo lo que antaño se refugió en los páramos de la vida privada. La posmodernidad narcisista nos aleja cada vez más del contacto humano real, nos convierte en mercancías de datos para grandes multinacionales y todo esto es algo que aceptamos. 15 millones de méritos tienen un espacio reservado para subvertir las expectativas de la vida que la dictadura del espectáculo nos ha obligado a asumir, pero finalmente todas todo intento es asimilado por el sistema que se perpetúa, asumiendo en su discurso la disidencia. La sociedad del espectáculo ha vuelto a ganar…

El protagonista del episodio disfruta de sus nuevas vistas desde su posición, ahora de privilegio.

Hay islas desiertas y tribus africanas y amazónicas donde resisten los últimos resquicios de la humanidad liberada del control del espectáculo, pero si queremos seguir viviendo aquí, lo mejor será asumir la realidad de buscar en sus confines los últimos resquicios de una experiencia verdadera.

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