La torre, hecha pedazos

fernando Coves Penalva
3 min readOct 20, 2018

--

El Acordeonista (1911)

‘En ese momento se hablaba un solo idioma en la tierra’ (Génesis 11:1–9 NVI). Una lengua universal y academicista nacida a partir del Renacimiento. La ciencia dictaba las reglas del juego, había que seguir un patrón: exponer la realidad tal y como era, con un espacio continuo. Ese espacio continuo, formado por un plano podía estar dominado por el color y forma ( escuela veneciana) o el dibujo (escuela florentina) entre otros.

Un día se dijeron unos a otros que la construcción del arte debía estar edificada ‘sobre sólidos ladrillos y asfalto’, por una representación del mundo única dada en pos de la ciencia; es decir, una representación del espacio tridimensional. Ese estudio sobre los puntos de fuga, sobre las formas, el espacio y el color es lo que le daba un significado al arte siendo inherente a este antes del S. XX.

Os presento al modelo A. El arte universal y académico.

Pero Picasso decidió visitar en 1905 la Exposición de Otoño en París, y ‘ver lo que los hombres estaban construyendo’. Allí se encontró con la obra de Matisse, Mujer con sombrero.

Mujer con sombrero (1905)

Pensó, esto es solo el comienzo de sus obras y todo lo que se propongan lo lograrán’. Se topó ante la mirada de una joven, una explosión de colores y manchas que formaban un todo totalmente nuevo. Fauvismo. Sin embargo, fue una singular exposición de máscaras africanas la que sembró la semilla de lo que llegó a ser Picasso. Una nueva forma de ver el arte, alejado de esa visión renacentista canónica sobre la que se alzaban los cimientos de la pintura moderna. Esas máscaras eran rostros desconocidos, como palabras extrañas que formaban diferentes métodos de comunicarse. ‘Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos’. Y se hizo Las señoritas de Avignon, mutilando así el antiguo lenguaje artístico universal.

Os presento al modelo B. Un arte de vanguardia.

La sólida edificación academicista de Picasso se tambaleaba ante las dudas sobre la creación de un nuevo lenguaje, ‘de un nuevo mundo’, de una nueva realidad. Estaba aprendiendo a hablar. La confusión hizo replantearse una nueva forma de ver las cosas: una visión panóptica, es decir, con múltiples puntos de vista. Una realidad que se muestra en un mismo espacio y en un mismo tiempo, pero desde diferentes puntos de vista. Cubismo. Había creado un nuevo idioma, la pintura ya no se vería jamás como se había visto hasta ahora. Llegaban las vanguardias y ese idioma se fue enriqueciendo más y más hasta nuestros días. Días en los que nos es difícil construir de nuevo esa torre, porque hablamos más idiomas que nunca.

El modelo A siempre había sido el aceptado como el arte único. Las vanguardias otorgaron al modelo B la categoría de arte, creando así una ruptura del estilo clásico.

Las señoritas de Avignon (1907)

Bibliografía:

La noche temática [ElLocoDeLosDocus]. (2017, mayo 15). Cuando Pablo se convierte en Picasso [Archivo de vídeo]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=Lv0JpF3_zP8

Arnold Hauser. (1998). Historia social de la literatura y arte. Madrid: Debate.

Marius de Zayas. (1923). El arte es una mentira que nos hace ver la verdad. The Arts, 1, 1–2.

--

--