«París, Texas» y Edward Hopper

Fotograma de «París, Texas» (1984), Wim Wenders.

En esta columna, realizaremos el análisis de la película París, Texas (1984), dirigida por Wim Wenders, en relación a la influencia del pintor Edward Hopper como referente del director en la fotografía, escenografía, iluminación y actuaciones escogidas para el filme. La película será analizada bajo la interpretación iconológica de Erwin Panofsky, plasmada en su obra Estudios sobre iconología (1939), la cual, se divide en tres fases: Descripción preiconográfica (análisis externo), análisis iconográfico (análisis interno) y análisis iconológico (significado intrínseco).

A nivel formal, encontramos varias similitudes entre la dirección artística de la película y la estética de la pintura de Hopper: En primer lugar, la posición de la cámara y los encuadres más expresivos en el filme son planos generales que muestran el espacio que envuelve a los personajes en una determinada atmósfera para definir y contextualizar la psicología de estos, dándonos escenas intimistas muy interesantes. Así mismo, los espacios como las habitaciones y los espacios interiores suelen poseer perspectivas rectilíneas y sencillas. La paleta de color se compone de colores primarios muy saturados y vivos que contrastan con partes muy oscuras dentro del mismo fotograma, y que bebe directamente de la influencia de Hopper. Por último, los movimientos de cámara son muy escasos, predominando planos fijos lentos y alargados en los que la presencia de la cámara desaparece para que los personajes y sus diálogos adquieran todo el peso y protagonismo de la escena.

Más allá de los elementos formales, la película es una road movie que trata sobre un hombre que ha estado perdido durante 4 años y que trata de recuperar a esposa y a su hijo y rehacer sus vidas en familia. El tema posee un tratamiento que crea escenas y retrata a los personajes de forma que transmiten melancolía, incomunicación, silencio, y tristeza, asemejándose al realismo moderno y al americanismo que caracterizan a la pintura de Hopper. Los espacios, es decir, las localizaciones y escenarios, retratan y contraponen las dos Américas del Norte: La América profunda y rural contra la gran ciudad. Los personajes retratan a la sociedad norteamericana de los años 80, mostrando una imagen de Estados Unidos en la que los valores familiares se han corrompido y han dejado de importar.

Por lo tanto, podemos concluir que el filme está altamente influenciado por Hopper: Temas tratados en el realismo moderno (Concretamente, el americanista), uso de planos generales que envuelven a los sujetos en el contexto, claroscuros con colores saturados y escenas de personajes reflexionando que transmiten la impresión de melancolía, aislamiento y tristeza.

Detalle del óleo «Habitación en Nueva York» (1930), Edward Hopper.

--

--