Villa Arpel o la imposición de la modernidad del orden material

“No creo tener derecho a criticar la arquitectura de hoy en día . Simplemente me contento con hacer un film sobre nuestra época. Actualmente se construyen grandes edificios de cristal, nada más que de cristal: pertenecemos a una sociedad a la que le gusta meterse en una vitrina. Pero yo no voy a criticar, por ejemplo, la creación de escuelas más soleadas para los niños” (Jacques Tati)

Mon Oncle, Jacques Tati (1958)

Con estas palabras, el comediante y director Jacques Tati no solo advertía de su empatía sino que también se daba a conocer como un férreo amante de la arquitectura. Prueba de ello es su trilogía cinematográfica sobre la modernidad: Mon oncle (1958), Playtime (1967) y Trafic (1971).

Playtime, Jacques Tati (1967)

En todas estas películas, el personaje de Tati aterriza en espacios ficticios para dar a conocer su incredulidad y torpeza en una cultura ecléctica y que avanza, sin remedio alguno, hacia la era tecnológica, donde el mundo cada vez se vuelve menos tradicional y más industrial. Mon oncle es, sin duda alguna, el film que más tiene que ofrecer al campo de la arquitectura y a la realidad de la época que se quiere dar a conocer.

Mr. Hulot, personaje interpretado por Tati, que vive en un barrio humilde, decide visitar a su sobrino, el cual vive con sus padres en Villa Arpel, una casa muy moderna y, según sus dueños, bastante funcional.

Al contrario que la casa de Mr. Hulot, situada en lo alto de un edificio habitado por múltiples personas y que recuerda en su estética a la arquitectura clásica debido a su puerta con un frontón triangular, la casa de los Arpel huye de cualquier relación humana creando un espacio frío y futurista. Se trata de una plasmación volumétrica a partir de un concepto neoplástico que recuerda fielmente a las edificaciones de la Bauhaus. Su jardín exterior no solo evoca a los jardines japoneses, sino que está compuesto por múltiples formas geométricas gracias a sus parcelas de tierra de diferentes colores, sus arbustos podados al milímetro y una curiosa fuente central que únicamente se enciende para recibir visitas que merezcan ese malgasto de agua.

Casa de Mr Hulot (izquierda) y Villa Arpel (derecha), Mon Oncle, Jacques Tati (1958)

La parte interior de la casa está bien comunicada, ya que hay un amplio comedor y una sala dividida en dos ambientes, sin muro alguno, con la finalidad de aprovechar al máximo el espacio. Todo ello se ve reforzado gracias a la formidable iluminación natural proporcionada por sus enormes ventanales.

Mon Oncle, Jacques Tati (1958)

Podríamos decir que en esta vivienda unifamiliar se sucede una dialéctica entre expresionismo y constructivismo, en la que indudablemente la función determina la forma, algo que Mr. Hulot, como antagonista de esta ficción irreverente, tratará de comprender. Todo objeto y espacio en Villa Arpel tiene una función, cada parcela del jardín delimita una acción concreta y cada mueble, por muy extraño que parezca, sirve para algo en particular, como ocurre con el diván que Hulot utiliza para acostarse y que bien recuerda a la Chaise-Longue de Le Corbusier.

Villa Arpel es solo un ejemplo del gran estudio que hace Tati en su filmografía para intentar hablar sobre una época donde se dejan de lado las necesidades individuales de cada ser humano, como ocurre con el niño de Mon Oncle, cuyo entretenimiento se ve relegado a montar en bicicleta en la terraza de su cuarto, ya que no hay ningún espacio dedicado al juego.

En este caso se utiliza la arquitectura como pretexto para explicar el enfrentamiento entre el mundo tradicional y el mundo moderno, donde la imposición de la modernidad del orden material, al igual que para Baudelaire, para Tati era un temor más. Pero, Tati no se oponía a ello, sino a los que creaban esa arquitectura y equipamiento que pretendía deshumanizar a la sociedad por meros fines capitalistas, algo que este brillante actor no dudó en parodiar hasta en el más mínimo detalle.

Playtime, Jacques Tati (1958)

Bibliografía

Gorostiza, J. (1992). La arquitectura según Tati: naturaleza contra artificio. Nosferatu. Revista de cine, 10:48–55.

García, S. (2005). La crisis de la modernidad en la pantalla: el cine de Jacques Tati. Fedro, Revista de estética y teoría de las artes, 3: 31–40

Cuéllar, C. (1995). La estética cromática de la obra de Jacques Tati. Ars longa: cuadernos de arte, 6: 157–161

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