Agroecología: Otra forma de producción es posible.

Miriam Ferradanes
MedialabCIESPAL
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3 min readSep 10, 2018

A principios de año comenzó el proyecto “Aplicativo de Huella Hídrica” de la mano de Pablo Guamán y Erika Loachamín, con el apoyo de Daniel Hidalgo y Nora Yandún, todos ellos ingenieros ambientales. El objetivo era generar un cálculo aproximado del consumo de agua por personas jurídicas y naturales, con el objetivo de concienciar sobre cómo usamos y gestionamos los recursos hídricos y de esta manera poder tomar decisiones más respetuosas con el medio ambiente.

Hoy, la composición del grupo ha cambiado, y con ella el enfoque inicial de su proyecto. Cuando empezaron a desarrollarlo dentro del Medialab, en compañía de los mentores el equipo de ingenieros decidió optar por una mayor especialización al centrar su proyecto en el sector agrícola, el sector que, a nivel mundial, consume el 70% del agua dulce.

Fuente: Indicadores de Desarrollo, Banco Mundial

El nuevo objetivo es generar una certificación agroecológica que incorpore dos indicadores ambientales: la huella de carbono y la huella hídrica. Definamos primero estos dos conceptos.

La huella de carbono se corresponde con las emisiones de CO2 generadas por un proceso productivo y emitidas a la atmósfera. Se mide por toneladas de CO2 por kg de producto. Por otro lado, la huella hídrica se define como el consumo de agua dulce durante un proceso productivo. Se mide en m3 por tonelada de producción.

Nora Yandún realizó su tesis en Cayambe, comparando la huella de carbono y la huella hídrica de los productos convencionales frente a los agroecológicos, y ahí vio una oportunidad. Un producto convencional genera cuatro veces más contaminación que uno agroecológico, y consume cuatro veces más agua. Hay ventajas de lo agroecológico también en cuanto a rendimiento productivo, ya que el utilizar productos naturales y el tomar como base la rotación y diversidad de cultivos permite conservar mejor la fertilidad del suelo que cuando se utilizan sintéticos o se hacen monocultivos.

Para que un cultivo merezca la calificación de “agroecológico” ha de cumplir una serie de requisitos sociales, ambientales, económicos y culturales. Por ejemplo, en la parte social estos productos se caracterizan por involucrar al trabajo familiar. En la parte ambiental, por prescindir de agrotóxicos, fertilizantes químicos y transgénicos (a diferencia de los productos orgánicos que sí utilizan algunos químicos, aunque sea en cantidades mínimas). En la parte económica, por ser comercializados por los propios agricultores, rompiendo la cadena de intermediarios…

La creación de esta nueva certificación servirá para promover una forma de producción sostenible y rentable económicamente, que empodera a los pequeños agricultores al permitirles gestionar directamente la distribución y venta de sus cultivos, y que beneficia igualmente a los consumidores, a todos nosotros al brindarnos alimentos más frescos, con más sabor y con más nutrientes.

La demanda de estos productos es aún escasa en el Ecuador, y lo es, principalmente, por falta de información en los consumidores sobre sus ventajas frente a los productos convencionales. Por eso, en esta fase de desarrollo, el equipo se plantea participar en diversas ferias para así dar a conocer su propuesta.

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Miriam Ferradanes
MedialabCIESPAL

Doble graduada en Derecho y ADE por la UAM. Interesada en etnografía, emprendimiento, economía solidaria y viajes.