Apaga y vámonos

Ayer vi una retransmisión de Fórmula 1 en Antena 3

Hacía mucho tiempo que no veía una carrera de Fórmula 1 por televisión tan emocionante como la de ayer. De hecho, hacía muchos años que no veía nada relacionado con la Fórmula 1 por televisión (ni emocionante ni aburrido). De hecho hace muchísimo tiempo que mantengo en un cajón el cable de la antena de la televisión porque, de hecho, cada vez que se me ocurre conectar la pantalla a la antena me hincho de motivaciones para no volver a hacerlo en una buena temporada.

Llamadme cascarrabias si queréis, pero lo de la retransmisión de ayer del gran premio de Montreal (y supongo que de todas las que me pierdo) es de apagar e irse.

Y es que yo vi una retransmisión transformada en un espacio de televenta, en la que una buena parte del tiempo el evento se ofrece mudo y compartiendo pantalla con anuncios y alguna estúpida infografía solo puesta para completar el espacio sobrante.

Además de la publicidad que ya incluyen los coches, los monos de los pilotos, sus gorras, los flancos de la pista, yo vi como la retransmisión era continuamente interrumpida por una publicidad gritona y llena de ideas todo a 100.

Pero cuando la publicidad dejaba paso a la carrera, lo que vi fue una emoción impostada, un comentarista gritando frases hechas a velocidad de parada en boxes y una realización tan frenética que daba miedo pestañear.

En resumen, ayer vi como se ha llegado al límite de las humillaciones que un espectador puede soportar, porque marcas y soportes le han perdido el respeto por completo y con el que se han roto varias cláusulas del contrato implícito que decía “te voy a dar lo que quieres ver a cambio de que veas unos anuncios”.

Y aunque no lo vi puedo intuir como departamentos de marketing sin demasiadas ganas de trabajar siguen viviendo en la creencia de que fastidiar machaconamente al público es la mejor manera de influir en su comportamiento.

Todavía no sé como será el futuro de los medios audiovisuales ni de la publicidad, lo que sí sé es que no debería ser nada parecido a lo que vi ayer.