Modificar los hábitos de las personas no es sencillo. Incluso si fuera para prevenir accidentes. Lo sabemos todos los que vimos conducir a nuestros mayores sin usar el cinturón de seguridad o luego de tomar unas cuantas copas de alcohol, algo por suerte más extraño en estos días.
¿Por que será que las personas no protegen sus actividades e identidades digitales? ¿No conocerán las consecuencias? ¿No sabrán como? ¿No querrán? ¿No podrán?. Quizá ninguna, quizá todas, quizá alguna. Lo único seguro es que no podemos responsabilizar a las victimas.
La evolución de la cyber-delincuencia ha generado que sus consecuencias en las personas trasciendan las cuestiones triviales como el hecho de “romperle la compu” y por ello tener que pedirle a un amigo que la repare. El estado moderno de las cosas nos lleva a terrenos más serios, donde los actos digitales producen en las personas efectos negativos que antes eran solo esperables como consecuencia de actos de violencia física, verbal o psicológica.
Hoy, los delitos digitales producen en las victimas daño, dolor, perdida de reputación, tristeza, problemas familiares o sociales, perdida de empleo, abusos, involucramiento involuntario en estafas, suicidios, perdida de dinero y otras tantas posibilidades.
Quizá no lo sepa, pero en este momento podría estar siendo victima o “esclavo”, como a ellos les gusta llamarlo, de personas que disfrutan de espiarlo en su intimidad. Lo hacen a través de las webcam de su computadora o de las cámaras conectadas a internet que usted mismo instaló en su casa para controlar a sus hijos, al personal domestico o simplemente por seguridad. ¿Se ha ocupado de cambiar la contraseña que viene por defecto? ¿Mantiene los dispositivos con las ultimas actualizaciones de seguridad del fabricante?
Lo ocurrido con Ashely Madison nos permite ver en experiencias ajenas, lo que desafortunadamente podría ser propio algún día. Este popular sitio para facilitar el contacto intimo entre personas casadas o en pareja, fue hackeado y los nombres y datos de sus usuarios fueron publicados en Internet. Dependiendo de su dogma social, cultural o religioso, podría pensar que hubo algo de justicia. Pero intente concentrase en las consecuencias y seguro podrá apreciar a lo que apuntamos: Algunos de sus usuarios ya están recibiendo cartas en sus domicilios extorsionandolos con pedidos de dinero a cambio de no divulgar a sus familiares sus actividades en Ashely Madison. Otros tantos ya habían recibido notas similares en sus correos electrónicos. Divorcios, trabajos perdidos, suicidios y chantajes son algunas de las consecuencias que pudieron conocerse luego de ocurrido el ataque al sitio.
Otro caso es el de la aplicacion HZone, desarrollada para que las personas con HIV puedan encontrarse entre ellas. En noviembre de 2015 fue detectado un error en su plataforma que permitió que los datos de 5000 usuarios quedaran expuestos en Internet. En un mundo que aun estigmatiza ciertas condiciones, sus consecuencias pueden ser devastadoras.
Todos debemos comprender que lo que se sube a Internet tiene el riesgo de que algún día y por alguna razón fuera de nuestro alcance, eso se vuelva completamente público.
Los virus del tipo “ransomware”, cifran los archivos personales de las PCs de los usuarios, dejándolos completamente inaccesibles, y les piden una transferencia de dinero (usualmente entre USD500 y USD1500) para recuperarlos. Sin embargo, no es solo una cuestión de perdida económica. Las complicaciones profesionales y emocionales no deben subestimarse. Solo basta conversarlo con quienes ya fueron victimas. Trabajos prácticos de la facultad y archivos del trabajo imposibles de utilizar o recuperar. Fotos y videos de nuestras familias, hijos o amigos eliminados para siempre. Los cyberdelincuentes comprenden mejor que nadie el lado vulnerable de las personas. Más aun, nuevas variantes de este tipo de virus no solo piden dinero a cambio de recuperar los archivos, sino que amenazan con publicar en linea algunas de sus imágenes y videos privados en caso que la persona decida no pagar, en un intento por utilizar el potencial daño a su reputación para aumentar la posibilidad de “éxito” en su actividad delictiva. ¿Utiliza buenas herramientas de seguridad en sus computadoras, tabletas y teléfonos? ¿Realiza copias de seguridad de sus archivos personales?
Pero los “ransomware” no son la única ni la última forma de extorsión en linea. Quienes utilizan la técnica de “grooming”, término utilizado para describir el cyber-acoso en internet, tienen un doble propósito. Por un lado, cometer actos de abuso físico y sexual contra las victimas. La Policía de Investigación de Chile ha realizado un excelente video para concientizar sobre el asunto:
Por otro lado y utilizando cualquier aplicación de chat (Facebook, Whatsapp, Skype, etc), esta misma técnica de ingeniería social es utilizada para persuadir a la victima y obtener imágenes de la intimidad de la persona para luego amenazarla con publicarlas en linea o enviárselas a sus amigos y familiares a menos que se pague una determinada suma de dinero al atacante (más información en esta investigación de Trend Micro).
Así y todo, la tecnología brinda a las personas maravillosas oportunidades de desarrollo. Informarse y tomar medidas preventivas es la opción adecuada para disfrutar de estos grandes beneficios minimizando los serios sobresaltos. Como en la vida. Como en el auto.
