Guerra en la tierra prometida: Israel ¿invasor?

Recuento sobre la historia del antiguo Canaán

Anhton Keenan
Historias en español

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Las invasiones suelen ser el motivo más frecuente por el que las naciones se enfrentan, desencadenando guerras sangrientas donde las víctimas habitualmente son civiles (a diferencia de otros contextos, en las guerras no existe discriminación: mueren niños, ancianos, jóvenes, hombres, mujeres, animales… no se escapa nadie).

Seguramente has oído hablar sobre el conflicto árabe-israelí, o quizás te resulte más familiar el nombre de “La Franja de Gaza” un espacio que forma parte del Estado de Palestina y que mantiene una larga e histórica guerra con el Estado de Israel. Mucho se ha dicho sobre este problema, el tema de los misiles, las pérdidas humanas (donde los cadáveres de infantes inocentes se convierten en la portada de noticieros repulsivamente amarillistas), el terrorismo, etc. Los medios de comunicación se han dado banquete, como zamuro a la carroña, sesgando la información a su conveniencia.

Salta a colación un tópico del cual la opinión pública ha hecho eco sin pleno conocimiento de causa, el tema de la supuesta “invasión” de Israel a las tierras Palestinas. Este tipo de manipulaciones provienen generalmente por parte de países aliados con el gobierno palestino o países antiyankees de corte protocomunistoide que no ven con buenos ojos la duradera alianza entre Israel y “el imperio” de Estados Unidos. Sin embargo, la pregunta se mantiene ¿es efectivamente Israel un estado invasor? Revisemos un poco la historia.

El viaje de Abraham (1.614) Pieter Lastman

Alrededor del año 1.750 a.C. la tierra conocida como Canaán, fue el hogar de las primeras comunidades hebreas que, según lo relatado por la biblia, estuvo conformada por fieles que siguieron al profeta Abraham; así nace el antiguo pueblo de Israel. En años posteriores, debido a una fuerte hambruna, muchos pobladores hebreos migraron hacia Egipto, siendo luego tomados como esclavos al servicio del Faraón para así poder subsistir; en el año 1.300 a.C. Moisés lleva a cabo una revuelta hebrea contra el poderío del Faraón y tras desafiarlo en varias ocasiones, consigue liberar a los esclavos hebreos para llevarlos de vuelta a las tierras de Abraham, resultado de esto, el pueblo hebreo se organiza y surge el Reino de Israel hacia el año 1.030 a.C.

El Reino de Israel, se dividió en 930 a.C. surgiendo un reino al norte que se mantuvo con el mismo nombre de Israel y otro reino al sur al cual se denominó Reino de Judá. Las causas de esta división giran en torno a la figura de Roboam, hijo del rey Salomón y heredero al trono de Israel, quien se ganó el descontento de las tribus del norte al no ceder ante las peticiones de rebajar los cobros tributarios, lo que finalizó en la separación del reino, quedando la parte sur gobernada por el rey Roboam y el reino del norte por el proclamado rey Jeroboam I.

Estos reinos consiguieron mantener su estabilidad por poco más de dos siglos. El Reino de Israel cae en el 732 a.C. en manos del Imperio Asirio, mientras que el Reino de Judá es dominada hacia el 586 a.C. por el Imperio Neobabilónico, provocando la primer diáspora judía de la historia (ambos imperios formaron parte de lo que se conoció como el Imperio de Babilonia, se diferencian principalmente por los períodos de tiempo de dominación). El Imperio Babilónico cae pocos años después a manos de Ciro II, conocido como Ciro el Grande, quien impuso sobre las tierras babilónicas el nuevo y más poderoso imperio del Medio Oriente, el Imperio Persa.

Durante muchos años, las tierras de Moisés y Abraham, pasaron por manos de imperios poderosos que se disputaban las tierras de Oriente Próximo y Asia Menor. El Imperio Persa cae en su intento por dominar las Polis Griegas, despertando la ira del pueblo Macedonio que termina doblegándolo. Surge el Imperio Seléucida de la mano de Alejandro Magno, que es enfrentado por las comunidades judías entre 167 y 160 a.C. en lo que históricamente se conoció como la Revuelta de los Macabeos, instaurando un nuevo reinado judío controlado por la oligarquía de los Asmoneos.

Macabeos (1.844) Wojciech Stattler.

Las comunidades judías habían sido desplazadas por varios espacios de Medio Oriente debido a las diversas conquistas de cada uno de los diferentes imperios que dominó sus tierras. El reino de los Asmoneos logró establecer una estabilidad hasta el 63 a.C. cuando el Imperio Romano atacó. El pueblo judío intentó independizarse de los romanos a través de tres batallas fundamentales: la Gran Revuelta Judía (66 — 73 d.C.), la Guerra de Kitos (115 — 117 d.C.) y la Rebelión de Bar Kojba (132 — 135 d.C.) siendo todas estas, sofocadas por el ejército romano, lo que provocó una segunda dispersión del pueblo hebreo.

Es precisamente en este periodo de dominación romana en el que se le modifica el nombre a las tierras hebreas, pasando a ser denominada Syria-Palæstina y formando parte de la provincia romana de Syria. Sobre el origen del nombre “Palestina”, Jaime Bel Ventura sostiene:

“El actual nombre de Palestina deriva precisamente del nombre que le dieron a la región los romanos en referencia a la tierra de los filisteos (Pelishtim). Tras la destrucción de Jerusalén en el año 70, los romanos consideraron que en esa tierra sólo quedaban filisteos al haber sido expulsados los judíos de la misma.”[1]

En este sentido, los filisteos eran una comunidad que provenía de la isla de Creta, los egipcios los reconocían con el nombre de “pueblos del mar” y se caracterizaban además por su lengua no semita. De modo que tras asentarse en las tierras costeras de Canaán (lo que hoy es conocido como la Franja de Gaza) estos pueblos fueron vistos con hostilidad por el pueblo judío, con quienes sostuvieron innumerables confrontaciones.

Según las investigaciones de Bel Ventura, la palabra “filisteo” proviene del derivado semita de “peleshet”, del verbo “pelesh” cuyo significado es intruso o invasor[2]. En pocas palabras, la palabra “palestina”, proviene de las comunidades filisteas, que según la etimología en lengua semita, significa invasor. Esto resulta paradójico al contextualizarlo con la actualidad mediática de las tierras judeo-palestinas.

Volviendo con Roma, el imperio pierde poder y se convierte al cristianismo, dando origen al Imperio Bizantino, que dominó las tierras de la llamada Palestina, las cuales fueron despojadas por los árabes en el 639 d.C. siendo controlada en principio por una sucesión de tres califatos: el de Omeya, el de Abasí y el de Fatimí hasta 1.099 cuando las Cruzadas Cristianas tomaron las tierras Palestinas, fundando el Reino de Jerusalén. Jerusalén, sin embargo, vuelve a caer ante los ejércitos árabes comandados por Saladino en 1.291, traspasando el control de las tierras al Sultanato de los Mamelucos hasta 1.517.

Entrada de Saladino a Jerusalén. Mural donado por el gobierno de Corea del Norte a Siria.

Durante el siglo XIV, el Imperio Otomano se impone, extendiendo sus dominios a lo largo del norte africano, el sur europeo y Asia Menor. Conquistan las tierras palestinas en 1.517, anexándolas al Vilayato Damasco-Siria. Para entonces la comunidad judía en estas tierras, se mantuvo en pequeñas proporciones. Alrededor de Europa se encontraron algunas sociedades judías producto de las migraciones tras las conquistas del suelo hebreo, sin embargo, el antijudaísmo se convertiría en la moneda de cambio a estos grupos religiosos, derivando en actos de violencia, linchamientos, humillaciones y genocidios que se extenderían hasta mediados de siglo XX; algunos casos concretos fueron: la masacre judía en Chmielnicki, Ucrania; los pogromos de Rusia y el Holocausto nazi.

Ascenso y caída del Imperio otomano (1300-1923)

La caída del Imperio Otomano, tras su infructuosa participación en la Primera Guerra Mundial despertó la esperanza de las comunidades judías de Europa para regresar a las que históricamente habían sido sus tierras, con la esperanza de crear un Estado que les permitiese convivir lejos del peligro del antijudaismo diseminado en el viejo continente, sin embargo no contaron con el insipiente nacionalismo árabe que había hecho frente a los turcos, provocando su caída como imperio.

La Rebelión Árabe nace del rechazo de las comunidades árabes sobre el dominio del Imperio Otomano (comunidad que constituía una mayoría en el pueblo turco, tras la pérdida de los territorios europeos en la Primera Guerra Balcánica). Las pretensiones de esta rebelión eran la de conformar un estado árabe e independizarse del control turco. Una vez comenzada la Primera Guerra Mundial, los árabes recibieron la alianza de Reino Unido, quienes precisaban a cambio, el apoyo contra el Imperio Otomano en caso de una participación activa durante la Guerra Mundial.

En la fotografía: al centro el príncipe Emir Faysal (futuro rey de Siria en 1.920 y de Irak en 1.921) a su lado Thomas Edward Lawrence, conocido como Lawrence de Arabia (militar ingles designado por Reino Unido para apoyar la Rebelión Árabe).

Una vez finalizada la guerra y tras la disolución del Imperio Otomano (que pasó a convertirse en la República de Turquía en 1.922) los árabes intentaron llevar a cabo la fundación de su propio estado desde Damasco. Por otra parte, Reino Unido y Francia, habían pactado en secreto la distribución de las tierras otomanas con fines colonialistas que fueron plasmados en los Acuerdos Sykes-Picot en 1.916 suponiendo esto una traición a los intereses árabes, que se tradujo con la creación de un Estado Árabe efímero y su posterior división.

En 1.920, los Países Aliados, logran tomar las tierras de Siria y Líbano que formaban parte del dominio italiano, siendo ocupados por Francia. Mientras tanto, Reino Unido controla los territorios de Mosul, Bagdad y Basora que se unen para formar un nuevo territorio llamado Irak, así mismo la provincia de Palestina forma a ser parte del Mandato Británico. Esta segmentación del precoz Estado Árabe se convertiría en el nuevo orden territorial de Medio Oriente, a partir del cual se realizarían las nuevas modificaciones territoriales.

División territorial de los mandatos:
En azul: Mandato Francés de Siria
En Rojo: Mandato Británico de Mesopotamia
En Verde: Mandato Británico de Palestina.
Inmigrantes judíos a bordo del Haganá intentan desembarcar en Haifa (1.920) Fitzsimmons para AP.

En este contexto, las diferentes comunidades judías del mundo regresaron a sus tierras nativas, administradas por el Mandato Británico de Palestina, esto provocó el incremento de la población judía lo cual suponía una molestia para las comunidades árabes, que se hallaban frustradas ante el control colonial británico y francés, incidiendo en un nacionalismo extremo determinado por las doctrinas islámicas. Más temprano que tarde, la ira árabe se desencadenó contra los judíos provocando así en 1.920 el pogromo de Jerusalén, en 1.921 los disturbios de Jaffa, los disturbios palestinos de 1.929, la revuelta árabe de Palestina desde 1.936 hasta 1.939 y finalmente la Guerra Civil palestino-sionista entre 1.947 y 1.948.

Era evidente que el pueblo judío necesitaba tomar el control de sus tierras, por lo que la fundación de un Estado Sionista era fundamental para la preservación no solo de la propia creencia judía, sino de su comunidad, que se vio brutalmente amenazada durante los años de la Segunda Guerra Mundial.

En el siguiente post hablaremos de las circunstancias que rodearon a la fundación del Estado de Israel y las consecuencias que trajo esto en Medio Oriente. ¿Qué papel jugó el Reino Unido en la confrontación entre árabes y hebreos? ¿Qué pasó con Palestina? Israel ¿estado invasor o reivindicador histórico? Todo esto y más en el siguiente post.

NOTAS DE PIE

[1] Jaime Bel Ventura. ¿Pueden ser los palestinos descendientes de los filisteos? Disponible en: http://yaakovbcn5.blogspot.com/2011/01/pueden-ser-los-palestinos-descendientes.html

[2] Ídem.

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