Más allá de los 90 minutos

Una reflexión sobre los orígenes del fútbol.

Anhton Keenan
Historias en español

--

Quizás no hay nada que inspire la inventiva del ser humano que el ocio. Y es que el tiempo libre es lo que nos ha permitido alcanzar los desarrollos más importantes en nuestra vida moderna. Desde el pensamiento filosófico, hasta la electricidad se han visto alimentados por el tiempo libre de personalidades importantes de la cultura universal — por ejemplo, imaginen el nivel de ocio que debía tener Benjamín Franklin para realizar el famoso experimento de la cometa, o Isaac Newton y la conocida anécdota de la manzana de que derivó en nada más y nada menos que la ley de gravedad.

Muchas de las cosas que hoy conocemos, tienen su raíz en el ocio. El fútbol es un caso muy interesante. Si bien, oficialmente se reconoce a las tierras anglosajonas como originarias de este deporte; en nuestro continente americano ya había un juego similar que practicaban los aborígenes mesoamericanos, quienes los misioneros jesuitas describían en sus crónicas como el “juego de pelota”.

Juego de pelota Mesoamericano o tlachtli

Esta versión primitiva del fútbol tenía un fin ritual donde cada elemento del juego era una analogía relacionada con el sol, los astros y el equilibrio de la vida. Sin embargo, el juego de pelota quizás haya conseguido su mayor similitud con la versión de las Islas Británicas, cuando se empleó como analogía de la guerra, siendo utilizado para resolver diferencias de manera pacífica con otras tribus. En el caso de las Islas Británicas el código del fútbol era uno de los deportes más violentos en la Edad Media, donde pueblos enteros e inclusive los soldados reales participaban. El grado de violencia era tal, que se llegó al punto en el que esta práctica tuvo que ser prohibida por el rey Eduardo II de Inglaterra en 1.314.

La vida de la Edad Media exigía de las personas que ocupasen largas jornadas de su tiempo en actividades que les permitiesen una existencia relativamente prolongada, por ejemplo, había un día específico para lavar la ropa — y literalmente se ocupaba todo aquel día en esa actividad. El carnaval, pues, constituía una de las festividades más importantes en aquellos tiempos de vida rutinaria y una de las actividades más esperadas de aquella festividad era el fútbol de carnaval, deporte que inspiraría a los italianos en el siglo XVI, para crear el calcio italiano.

Calcio Italiano

La transición entre el fútbol inglés y el calcio italiano sería vital para el deporte rey, pues es en este contexto que se crean las primeras normas del juego. Se establecen los límites del campo, las metas consistían en un par de agujeros colocados de extremo a extremo, la cantidad de jugadores era de 27 participantes por equipo, se emplea el color distintivo de los uniformes, 8 árbitros fiscalizan el juego y la duración era de 50 minutos. Finalmente en Inglaterra se finiquitarían los detalles del deporte, de donde derivaron el rugby y el fútbol como los conocemos actualmente.

El fútbol se popularizó mucho en el siglo XX. Hablamos de una transición de más de 500 años donde las nociones del tiempo y el ocio variaron drásticamente en el ser humano. Pasamos de la vida campestre de los reinos, a la consolidación de repúblicas industrializadas, la vida se hace más instantánea y por tanto hay más cosas en las cuales podemos dedicar nuestro tiempo.

Ronaldinho y su hermano

Los deportes fueron adquiriendo un aspecto mucho más serio y profesional durante esta época, pese a las limitaciones culturales, por ejemplo: si un niño en 1.930 le decía a su padre que quería ser futbolista, lo más probable es que recibiera un coscorrón; en la actualidad una ambición como la ya formulada provocaría una reacción notablemente diferente, casi siempre siendo favorable a la idea — y es que actualmente ¿quién no quisiera tener a un Messi, Cristiano Ronaldo o a un Ronaldinho por hijo?

Las reglas del fútbol siguen estando en constante variabilidad. Ahora el fútbol se juega con 11 jugadores por cada equipo, los 50 minutos del calcio italiano se convirtieron en 90 divididos en dos tiempos, los agujeros ahora son arquerías que al igual que la cancha tienen unas dimensiones específicas. Resulta interesante entonces, analizar cómo un deporte que nació en el seno del ocio londinense hoy es conocido en todo el mundo como el deporte rey y que junto al béisbol tiene la mayor cantidad de aficionados.

En los tiempos del Imperio Romano, era habitual que se dieran espectáculos donde el emperador y su pueblo eran partícipes de eventos deportivos o sangrientas luchas que conmocionaban a los presentes. Con el pasar del tiempo esta característica cultural se ha preservado y lo evidenciamos en los deportes, pero quizás ninguno como el fútbol para dar testimonio de este fenómeno.

Estadio Sukru Saracoglu de Turquía

La percepción del ocio, de cierto modo nos ayuda a concebir el fanatismo en nuevas vertientes que se alejan del lado religioso o político, ahora nos sobra tiempo para tener aficiones, de esas aficiones surgen ídolos, estrellas que brillan y nos deslumbran con su grandeza y de inmediato lo que comenzó siendo un pasatiempo se convierte en una pasión, o en el peor de los casos un fanatismo desmesurado.

Materazzi y Rui Costa aprecian el desastre provocado por los hooligans en el derbi: Inter de Milan vs AC Milan.

En el fútbol la fanaticada se puede distinguir, entre seguidores regulares y los más extremos — que como todos los extremos, terminan siendo dañinos — a los cuales se les denomina hooligans, o en su versión americana, los hinchas. Este tipo de fanáticos suelen ser protagonistas de los peores eventos en la historia del fútbol, como el caso de la Tragedia de Heysel, en la final de la Liga de Campeones — antes Copa Europea — de 1.985, donde 39 aficionados murieron en un incidente entre hooligans del Liverpool y la Juventus.

Como en todos los deportes, la rivalidad suele ser algo que adiciona emoción a un encuentro. Un partido entre el Real Madrid contra el Barcelona, levanta los sentimientos más acalorados entre los aficionados. Muchos de estos encuentros de rivales se les denominan clásicos o derbis; que generalmente surgen tras un partido de importancia entre dos clubes que los ha convertido en rivales, o por cercanía local.

Tal como en los orígenes del fútbol, el deporte se convierte muchas veces, en la analogía de una guerra, aún más con la presión de un encuentro que genera expectativas en un público compuesto por aficionados y fanáticos. Muchos sucumben a la presión y convierten el deporte en una verdadera batalla campal. Los jugadores usan sus tacos para patear personas en lugar de balones, y estalla la locura; pero al final del encuentro, la adrenalina ha pasado, y en la gran mayoría de los casos, prevalece el espíritu deportivo.

David Luiz y James tras el encuentro Brasil vs Colombia.

Entonces es en ese momento cuando nos damos cuenta de que el tiempo tiene sus reglas, y tal como en el fútbol, hay un tiempo para la euforia y otro para la calma, es cuestión de sopesar ritmos y conseguir la armonía de ese gran partido que jugamos desde que nacemos, hasta el momento del pitazo final.

--

--