Los Mustang y el rock en español de The Beatles

Por Laura Menéndez de la Torre

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4 min readJul 30, 2020

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Santi Carulla por José Ángel Nazabal

No recuerdo exactamente cuándo escuché por primera vez a The Beatles, sin embargo, no puedo pensar en un periodo de mi vida en el que ellos no estuvieran. Eran la melodía característica de mi casa en un fin de semana de descanso, sin tareas y escuela, para mí. En mi imaginario, los cuatro de Liverpool siempre han sido mi banda preferida pero mi madre me ha afirmado que solía reprocharles a ella y a mi padre su elección musical y no fue hasta que entendí sus letras que verdaderamente comenzó mi fascinación. De las cosas que uno elige no acordarse.

Si bien mi iniciación en la Beatlemanía data de momentos de mi vida en los que la memoria es un poco confusa, hay un recuerdo extremadamente claro: la primera vez que escuché conscientemente una canción de The Beatles en español. De más está decir que como toda fan que se respete el insulto no demoró en llegar. Para mí aquello era una blasfemia y no entendía cómo alguien se había atrevido a tanto. Nada, que no le di una segunda mirada y salí del cuarto como la preadolescente que era. Afortunadamente, crecí y la próxima vez que escuché «El submarino amarillo» me propuse averiguar todo lo posible sobre la versión.

Los Mustang interpretan a Los Beatles (1993, EMI)

Los Blue Meanies que definieron mi vida

Los Mustang era el grupo culpable de esta versión de «Yellow Submarine». Una rápida mirada a la carrera del quinteto español me reveló que gran parte de su fama se debía, justamente, a las versiones musicales que hacían de grupos angloparlantes. Desde Simon and Garfunkel hasta The Walker Brothers, Los Mustang se convirtieron en verdaderos expertos en llevar las versiones de las canciones más populares en inglés al español. Grabaron su primer disco a inicios de la década del 60 y rápidamente comenzaron a interpretar las canciones de The Beatles. Sus versiones llegaron a ser tan conocidas y a atraer tanto público que «El submarino amarillo» vendió 130 000 copias solo en 1966, un número para nada despreciable. La banda se erigió en estandarte de una cultura otra y llevó las novedades musicales a países a los que no habían llegado. Y, en este versionar, cambiaron mi vida.

Para mediados de los 60 en Cuba, escuchar música en inglés era un deporte extremo y solo mediante las versiones de Los Yaki, Roberto Jordán o Los Mustang es que muchos se encontraron por primera vez con estas melodías. Así le sucedió a mi padre, que sintonizaba el ya famoso programa Nocturno y se deleitaba con «Conocerte mejor», «Nadie respondió», «La ayuda de la amistad» y «¡Socorro!», entre otras; su primer encuentro con los peludos ingleses, sin siquiera saberlo. Debo confesarlo, cuando me metí de lleno en la discografía de los españoles no estaba preparada para chocar con las versiones en español de algunas de mis canciones favoritas. Con ínfulas de melómana purista, Los Mustang seguían siendo para mí una realidad en la que me costaba sumergirme y con este espíritu fue que me adentré en su trabajo. De más está decir que mi estilizada vanidad no demoró en desaparecer. Y es que cuando digo que mi padre se deleitaba con las canciones de los cinco españoles, no uso la palabra a la ligera, ya que Los Mustang lograron unas versiones magníficas de los singles ingleses.

Sus sencillos estaban grabados en dos pistas, una de voz y otra de instrumentos, lo que les permitió un sonido marcadamente similar al original. Además, la traducción y rescritura de cada una fue un trabajo realizado a conciencia. Su genialidad se encontró justamente en lograr una versión adecuada al español de cada uno de estos sencillos, sin mancillar el espíritu de las canciones.

Conocí a un capitán/ que en su juventud/ vivió en el mar/ y su hogar fue de inmersión/ y amarillo él muy bien pintó/ (…) Amarillo el submarino es/ amarillo es, amarillo es/ (…) Junto a mí a bordo están/ los que navegar amarán/ y a cantar, van a empezar

Los Mustang no hicieron meras traducciones del inglés, sino que rescribieron cada letra para lograr una adaptación atrayente que terminaría por garantizarles miles de seguidores y ganarles un lugar en la memoria colectiva de muchos países hispanohablantes.

«El submarino amarillo» (Audio)

Cuándo supo mi padre exactamente que las canciones que tanto escuchaba tenían su original en inglés ni él mismo recuerda. Se lo escuchó decir a alguien y, años después, lograría hacerse de unas copias fusiladas de los álbumes de The Beatles, que se convertirían en los precursores de una colección de vinilos que se ha perdido a través de los años, pero de la que sobrevive una grabación de McCartney y Michael Jackson en la que cantan «Say, Say, Say» (cara A) y «Ode to a Koala Bear» del inglés en solitario (cara B). Fue esta la música que llegó a mí: The Beatles en todo su esplendor, sin cortes o traducciones. El sonido que se convertiría en la melodía perenne que me acompaña. Las letras en las que me redescubro a medida que crezco, en las que me imagino escenarios de composición: la música que me abriría las puertas a todo un universo sonoro. Y, a pesar de que mi madre afirme que yo estaba destinada a conocer y adorar a esta banda, nada de esto hubiera sido posible sin aquellas versiones de Los Mustang.

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