Rudy La Scala en volanta
Por Oscar Sánchez
He olvidado a la mayoría de los niños que compartieron el aula conmigo en primaria, a más de la mitad de los que lo hicieron en la enseñanza secundaria, a la mayoría de los que estuvieron en la Escuela de Instructores de Arte… También he olvidado un montón de experiencias de estos cortos años de vida. Pero lo que no he olvidado ni olvidaré jamás es aquel día en la parrilla de la bicicleta rusa, veintiocho, bautizada como Mereja, y de la propiedad de mi padre, que me trasladaba 4 km hasta el seminternado Dalquis Sánchez, desde mi casa en la calle Aguilera n.o 51 (altos), entre Paz y Gonzáles Clavel, Vista Alegre, Holguín, Cuba, código postal 80100. Un kilómetro antes de llegar a la escuela, en uno de esos días sin tanto calor, y por las callejas aledañas al campo de softbol y al parqueo del estadio de béisbol Calixto García Íñiguez, antes de doblar la esquina de una de las calles que desemboca en un lateral de este inmueble, escuché la estridente, aguada y desgarrada voz de no sé qué ser –porque en ese momento pensaba en niño-niña, hombre-mujer, macho-hembra – de este universo que pedía a viva voz perdón por los daños emocionales causados tras el tormentoso episodio de un amor fallido. No me había enfrentado al artefacto que originaba semejante sonido a aquella hora de la mañana, pero cuando Mereja dobló la esquina, redondeando los 90 grados que imponía el sitio, supongo que mi asombro no pudo ser mayor. Era una volanta equipada de una batería de 12 volts, de automóvil Lada 2106, que alimentaba la walkman y los bafles de un tocadisco Radiotecnica –altamente galardonados entre los consumidores de música por su calidad de sonido – de los que salía la voz de quien luego supe se llamaba Rudy La Scala, esa vez en uno de sus temas archiconocidos: «Perdóname, por Dios». El tema formaba parte de ¿Por qué será?, un álbum producido en 1991 por el sello Sonográfica y compuesto por otros tantos éxitos –«Mi amor divino», «Es que eres tú», «Cree» – . ¿Por qué será? sería reproducido, promocionado y popularizado hasta el cansancio por bicitaxis, carretoneros, cocheros, volanteros, yutoneros, gironeros, camioneros y cuanto cheokitch se respete. Rudy había sembrado la semilla del drama en mí, una semilla que me he visto regar con las mismas características dramáticas de La Lupe, Freddy, Chavela Vargas, Arsenio Rodríguez, Bola de Nieve o Teresita Fernández, semilla que llegó a mi sustrato y creció desde él sin poner cuidado alguno en los botones de la camisa cuando la pasión impulsa a que los arranques, porque, como dice el Gran Cetáceo, tiene espíritu, porque es real…
