Canalizar experiencias para imprimar cultura
El pasado 3 de Junio organizamos nuestro summit de verano. Dos veces al año todas las personas que formamos parte de mendesaltaren y sus dos empresas hermanas minimum.run y nocodehackers nos reunimos para pasar una jornada en común, siempre con los objetivos de compartir cultura, acercarnos y celebrar los frutos del trabajo.
Trabajamos día a día para ser referentes en diseño de producto. La cultura es el catalizador principal para lograr la excelencia a la hora de afrontar un proyecto, compartir nuestra visión y ayudarnos a crecer en equipo. Estos encuentros son esenciales siempre que los afrontemos como una oportunidad para calar una impresión profunda en la organización.
En cada summit buscamos inspirar a las personas para transmitirles nuestros valores: Rigor, esencialidad, honestidad y rebeldía, buscamos una reinvención continua, retar al equipo para ir más allá, en cada uno desde un enfoque diferente. Quisimos trabajar la creatividad desde el tema que articuló todo el evento: La Mirada.
Una de las mejores maneras de interiorizar un conocimiento es a través de una experiencia intensa, profunda o emocionante. Con André como ideólogo e impulsor, y con nuestros chamanes Carlos del Barrio, Sandra Ramiro y Jacobo García orquestando, diseñamos una dinámica, una experiencia que fue el eje central del evento, con ella pretendimos que las personas se llevaran un aprendizaje, sobre como articular esa mirada.
Desde la presentación de Carlos y Sandra conjuramos las energías de los equipos, creados con perfiles diversos desde lo profesional y lo personal. Les propusimos crear algo desde la nada, o casi, crear algo desde un concepto: evolución.
Con cuatro horas por delante para crear esa pieza, performance, imagen, sonido o LO QUE SEA los equipos se afanaron en explorar, crear y crecer, estar a la altura de un reto importante.
Los resultados fueron impresionantes, varios de ellos podían llevarse a una galería de arte. Podemos decir con orgullo que no pensamos que fueran a llegar tan lejos. A partir de ahí, una puesta en común de todos, y una votación un tanto eurovisiva para decidir el equipo ganador, momentos apasionantes, y con un toque de fantasía.
Después, el relax, la diversión y la confraternización. Un poco de escape para un summit fuerte en emociones, del que todos salimos muy satisfechos. El listón ha quedado muy alto, será complicado superarnos en el siguiente.
Fotos cortesía de Davit Ruiz