Solo Frente a un Gigantesco Oso Polar

Solos, él y yo. Historia verídica.

Noel Delgado Mujica
Mensajes de Texto

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Noel Delgado Mujica

El gigantesco oso polar frente a mí, estaba en posición erecta, inmóvil, a muy corta distancia. No había nadie más en los alrededores. Yo mismo me había encargado de que así fuera. No por el oso, si no por otras razones que ahora no vienen a cuento.

Era un oso gigantesco en verdad. Blanco, como la nieve que lo circundaba en pleno polo norte. Sin que yo me lo propusiera, vino a mi memoria en ese instante que este oso blanco, junto con el oso Kodiak, su pariente, es uno de los carnívoros más grandes que existen sobre el planeta Tierra.

Sin embargo, no sentía miedo. ¡Eso sería el colmo! No había ninguna razón para sentirlo. Las circunstancias hacían que así fuera. Debo decir que no me caracterizo precisamente por ser un ser súper valiente aventurero, ni mucho menos. Pero estaba totalmente consciente de que allí no corría peligro alguno.

La imagen era arrobadora. Me llamó la atención, en grado extremo, porque nunca antes había contemplado una igual. Ni parecida. El animal frente a mí debía alcanzar unos cuatrocientos o más kilogramos de peso y, erguido, una altura de más de dos metros. Cabeza garbosa y negros ojos inmóviles hacia el lugar desde el que yo observaba, a pesar de lo cual, él no podía mirarme. ¡Era imposible!

Se sostenía sobre una sólida –y seguramente, muy gruesa—capa de hielo que soportaba con facilidad su casi media tonelada de peso. Esa capa de hielo se extendía desde allí hasta el lejano horizonte como un amplísimo espejo de superficie irregular hasta donde se juntaba cielo de azul blanquecino. Ningún otro ser vivo se divisaba en toda es alucinante extensión polar. Sólo aquel oso.

Mientras observaba la alucinante imagen recordé haber leído recientemente que se tienen evidencias fósiles de que los osos polares existen sobre la Tierra desde hace al menos unos ciento treinta mil años, y que la especie se originó, probablemente, durante las glaciaciones del pleistoceno. Son carnívoros que suelen cazar diversos animales de su entorno y que su alimento favorito son las crías de focas y de renos. Se tiene registro de ocasionales ataques a seres humanos, especialmente de ejemplares que han sido heridos previamente por cazadores, quienes han diezmado drásticamente su población y los han colocado en peligro de extinción.

Me encontraba solo, como me aíslo cuando quiero escribir sin interrupciones, en todas esas cavilaciones cuando, pasados unos dos minutos, el protector de pantalla de cintas de colores que tengo programado en mi computadora inició sus funciones y me sustrajo de la aventura virtual que les he estado contando. Oso y Polo Norte desaparecieron tras el protector de pantalla. Simultáneamente, el paso de una moto ruidosa por una calle aledaña, me hizo recordar que estaba frente a mi PC, encerrado, escribiendo en silencio, cuando la búsqueda en Internet de unas imágenes con la palabra “oso” me presentó ésa que les he descrito de manera “ligeramente” trucada.

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