Imagen: REX

Locos sobre letras: una narración sobre Ávida Dollars

Isadora Cabrera
Merhaba Magazine

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Cultura

Sexo a lo victoriano, alcohol servido en trompas de elefantes, megalómanos usando máscaras, narcisistas disfrazados como niños muertos, coctel de pastillas con huevo y, el peor de los vicios, arte mezclado con humanos. ¿Dónde estamos? ¿Acaso es el infierno? Ni lo digas, el infierno no huele a perfume caro. Hemos sido convocados a la mejor fiesta del siglo, permanece con la mente abierta y no te sorprendas si en cualquier momento el oso hormiguero mascota se acerca para pedirte una pluma de pavorreal. Es el cumpleaños de uno de los grandes y tenemos la fortuna de asistir a tan magnifica celebración, así que compórtate a la altura, no digas nada que… ¿Regalo?, ¿regalo me dices?, ¡cómo se te ocurre tal cosa!, ¿qué demonios vas a regalarle tú a Salvador Dalí?

Salvador Dalí junto a su mascota ocelote, Babbou.

Podría contarte la vida del maestro surrealista mientras tomamos una copa de champagne. Sería fácil decirte que es español, nació cerca de la frontera con Francia y venía de una familia de clase media. Eso sería fácil, hablarte de Dalí como hombre. Pero existen dos grandes problemas: lo fácil no es bien visto en estas reuniones, y Dalí no es como cualquier hombre. Hace algunos años conocí a un chico que solía decirme: el arte no busca ser interpretado, el arte es por sí sólo. Si tienes preguntas, las respuestas están dentro de él mismo. En tal caso, lo prudente será hablarte de Dalí como artista, contarte sobre su arte. Finalmente, él era más arte que hombre.

¡París y Madrid! Ambas ciudades tuvieron la dicha de presenciar la evolución de la genialidad surrealista. Usemos un poco de nuestra imaginación ahora que el champagne ha comenzado a hacer efecto. Imagina, imagina el Madrid de 1922, una noche en la célebre Residencia de Estudiantes. Uno en la silla, otro en el piso y uno más mirando de reojo al joven dandi*; Luis Buñuel, Pepín Bello y García Lorca, respectivamente, charlan. Johan Miró y Salvador Dalí fuman cigarrillos sin parar. La noche refleja el futuro que se acerca precipitadamente sobre ellos. ¿Quién iba a pensar que al poco tiempo Dalí sería expulsado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando por asegurar que nadie poseía la capacidad de examinarlo? Justo ahí el Dalí de veintidós años, lleno de la influencia de Rafael, Bronzino, Zurbarán, Vermeer y, por supuesto, Velázquez, conocería a Pablo Picasso y el hombre pasaría a transformarse en artista.

La Cara de la Guerra (1940); Dalí i Domènech, Salvador. Óleo.

Debes saber que Salvador Dalí no sólo era pintor. Cuando se obtiene un título tan alto como lo es “artista”, no es posible encerrarse en un sólo género. Conocemos a Dalí, por su incursión en la pintura pero lo cierto es que también era escultor, grabador, escenógrafo y escritor. Su influencia dentro de diferentes técnicas fue reveladora, poseía un estilo descarado para cautivar al espectador por medio de sus obras. Empleando su método paranoico-crítico, el cual consistía en revelar relaciones entre objetos que, a simple vista, no se encontraban conectados, presentaba estilos frescos e impredecibles. La influencia de la escuela dadaísta** y sus excentricidades, jugaron muchas veces en su favor o en su contra, la situación llegó a tal punto que fue juzgado por los surrealistas y, más tarde, expulsado del grupo. Muchos creyeron que había llegado el fin de Dalí, pero él sabía que la realidad era otra y la pregonaba a los cuatro vientos cada vez que tenía oportunidad: «Yo soy el surrealismo».

Presentación de diversas joyas creadas Por Dalí (1949)

La madrugada en Nueva York comienza a llorar. Mira los edificios, mira las luces, mira. La música continúa dentro, ha sido buena idea situarnos aquí aunque el maquillaje se corra y los trajes se empapen. Dalí disfrutaba las fiestas en este lugar, en la ciudad que nunca duerme, ¡así son los surrealistas!, ¡así son las vanguardias!, ¡así son los artistas! Todo unos locos… ¿Qué dices?, ¿quieres conocerlo?, eso no será posible. El maestro del surrealismo lleva más de veinte años bailando bajo la tierra con los gusanos. ¡Venga hombre, no pongas esa cara! Acércate, ven acércate, que voy a contarte un secreto: Puede que Dalí muerto, pero Dalí sigue vivo. No me vengas con el “estás borracho”, lo que te digo es cierto, Dalí está vivo. No me crees, mira otra vez y dime, dime: ¿acaso no ves que el cielo está llorando diamantes?

* Un dandi es una persona muy refinada en el vestir, con grandes conocimientos de moda y catalogado como un burgués con una fuerte personalidad. En el caso de Dalí, éste lucía una larga melena con patillas, gabardina, medias y polainas al estilo de los artistas victorianos.

** El dadaísmo es un movimiento cultural y artístico propuesto por Hugo Ball. Surgió en 1916, en Zúrich (Suiza). La característica fundamental del Dadaísmo es la oposición al concepto de razón instaurado por el Positivismo. El Dadaísmo se caracterizó por rebelarse en contra de las convenciones literarias, y especialmente artísticas, por burlarse del artista burgués y de su arte. El Dadaísmo crea una especie de antiarte moderno, es una provocación abierta al orden establecido.

Página web oficial: Salvador Dalí – Inicio

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