PEDRO MARÍN Y ÁNGEL NOGUERA

Ochenta años de tierra y cal

Los trámites legales ya están en marcha para la excavación de la fosa común del campo de concentración de Albatera

Pedro Marín Muñoz
9 min readDec 19, 2019
Damían Sabater explicando la longitud del antiguo campo de concentración y señalando la esquina en la que se halla la fosa común | Pedro Marín

Un silencio sepultado desde 1939 sale a la luz en las proximidades del campo de concentración de Albatera. Una de las manchas negras que marcó la historia española se diluye entre el desconocimiento de la sociedad. Casi un siglo después, se abre el cofre de las calamidades y los secretos más guardados en nuestro país.

Una nueva fosa común se añade a las más de 2.500 que yacen a lo largo de todo el territorio nacional. Felipe Mejías, arqueólogo y representante de la Cátedra Interuniversitaria de la Memoria Democrática de la Comunidad Valenciana, ultima los detalles de un proyecto de excavación que espera su aprobado y respaldo de la Consellería.

Mapa realizado con los datos de https://desmemoria.eldiario.es/mapa-fosas/

Localización de la fosa común

Tras el cierre del campo de concentración franquista y la determinación del terreno como zona devastada en 1957, se inicia un proceso de colonización de lo que hoy en día se conoce como la localidad de San Isidro. A sus nuevos habitantes, venidos de diversas partes de la geografía española, se les asignaba una casa y un terreno de cultivo con los que comenzar una nueva vida. Fue durante esta época cuando los jornaleros, en innumerables ocasiones se encontraban restos humanos como cráneos con pelo o articulaciones en el suelo donde antiguamente se encontraba el campo de concentración. Éste, tras su cierre, fue desvalijado hasta el punto que llegó a desaparecer todo rastro de él, según cuenta el ex alcalde de San Isidro Damián Sabater.

Gracias a estos testimonios, el arqueólogo Felipe Mejías pudo comenzar una investigación para determinar la localización del campo y, posteriormente, de una supuesta fosa común. La precisión exacta la lograría con la ayuda del relato de un obrero encargado de realizar unas labores de canalización para evacuar el agua de una zona de saladar en 1977. Tras las excavaciones de unas zanjas, los obreros se sorprendieron cuando a metro y medio de profundidad encontraron cuerpos enteros, en posición primaria y sobre una capa de cemento. Esto último resulta un poco raro para Mejías ya que asegura que lo normal en una fosa común es que se eche cal viva. “Esta capa de cemento podría indicar que debajo de ella se encuentran más cadáveres”, asegura el arqueólogo.

Plano aéreo del campo de concentración y la localización estimada de la fosa común | Diseño: Pedro Marín

La lista de Albatera

Ocho fusilados y dos muertos por enfermedad, son los datos que aparecen en el registro civil de Albatera. Los únicos cuerpos con nombres y apellidos que están registrados. Los cuatro primeros fusilados datan del 1 de julio de 1939 y certifican que fueron del campo de concentración.

Sin embargo, se desconocen los nombres del resto de presos. Estos fueron enterrados en una fosa aledaña al antiguo cementerio de la localidad, donde todavía yacen en la profundidad de un terreno que actualmente es el Parque Unión Musical la Aurora. “Excavar ahí sería un problema urbanístico y político ya que el Ayuntamiento no ha puesto intención en sacar los cuerpos”, dice Mejías. En cambio, el resto de cuerpos en los que se incluyen víctimas de la Guerra Civil (posiblemente del bando nacional) si que fueron trasladadas al nuevo cementerio.

Caídos en la Guerra Civil enterrados en el actual cementerio de Albatera | Pedro Marín

Una memoria borrosa

Nada de lo que acontecía en el campo de concentración franquista se dejó por escrito. Todo lo que se conoce sobre él se ha recogido gracias a los testimonios principalmente de los presos y la gente del municipio. “Ocho hombres fueron asesinados en Albatera, según el registro municipal. Dudo que sean más ya que el franquismo suele ocultarse poco, aunque ofrezca justificaciones complejas”, afirma Miguel Ors, doctor en Historia Contemporánea. A lo que añade: “De lo que si se tiene constancia es que viniesen Comisiones de distintas partes de España en busca de condenados por motivos políticos. De esta manera formaban sacas de presos y posiblemente se los llevarían para fusilarlos”.

Sin embargo, del antiguo campo de trabajo de la República se han recogido muchos documentos, así como datos personales y nóminas de los reclusos como planos y proyectos de ampliación del recinto.

Copias del archivo histórico de Albatera referentes a documentos de la época | Pedro Marín

El conocimiento de una historia sepultada

A partir de 2018, grandes medios como eldiario.es o El Mundo comenzaron a hablar de la existencia de una fosa común, la cual podría albergar al menos 200 cadáveres. Un año de inflexión para la Cátedra Interuniversitaria de la Memoria Democrática de la Comunidad Valenciana, a la que pertenece el arqueólogo Felipe Mejías. Ésta se dedica al estudio y difusión de los acontecimientos históricos, sociales y culturales que tuvieron lugar en la Comunidad desde 1931 hasta la implantación del Estatuto Autonómico.

“Cuando doy conferencias en institutos para divulgar entre los jóvenes todo lo que pasó, me doy cuenta del desconocimiento que existe”, dice el arqueólogo Mejías

Tras las labores de investigación y localización de la fosa, la Cátedra comenzó a dar charlas y conferencias alrededor de toda la comunidad, con el fin de que este hecho dejase de ocultarse y toda aquella persona curiosa o que tenga información sobre el lugar pueda acudir al conjunto de investigadores. Mejías es uno de los principales ponentes de estos coloquios: “Cuando doy charlas y conferencias en los institutos para divulgar entre los jóvenes todo lo que pasó, me doy cuenta del desconocimiento que existe”, dice el arqueólogo. A lo que añade: “Las caras de los alumnos cambian por completo cuando escuchan la historia del campo de Albatera”.

Un proyecto de excavación

Los trámites para efectuarlo ya están en marcha. “Estamos trabajando para conseguir la subvención que nos permita realizar la excavación. De momento, voy entregando todos los informes a la Cátedra de Memoria Histórica”, asegura Mejías.

El proyecto destinado para este año consiste en hacer una prospección arqueológica sobre el terreno que se ha podido identificar. El proceso consistiría en hacer una primera toma de contacto con detectores de metales para ver si hay proyectiles, basura metálica para analizar la actividad del campo (algo que se ha hecho en otras excavaciones de fosas); posibles latas de sardinas de los presos, insignias militares…todo eso sería una intervención arqueológica, según explica el arqueólogo. “Después usaríamos unos georadares para concretar la cantidad de fosas que puede haber para más tarde hacer unos sondeos y así localizar de una forma más precisa la fosa. A partir de ahí ya sería planear otra actuación para empezar a exhumar los cuerpos”, concreta Mejías.

Un permiso muy cotizado

La puesta en marcha de una excavación en cualquier fosa común de España es bastante compleja. Para empezar, el familiar tiene que acreditar que es descendiente directo y sobre todo llevar un proyecto técnico que determine dónde esta enterrado para que luego el ayuntamiento pueda darle una autorización. A veces van representados por alguna asociación de Memoria Histórica. “Los trámites para un ciudadano que no sepa de Derecho es bastante complicado, un hecho que ha sido denunciado por asociaciones”, asegura Victoria Rodríguez, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad Miguel Hernández. A lo que agrega: “La principal pega de la Ley de Memoria Histórica es que nació sin consenso de todas la fuerzas políticas por lo que provoca muchas lagunas que entorpecen burocráticamente las exhumaciones”.

Cualquier actuación arqueológica debe estar regulada y con permiso del gobierno valenciano. “Ya hemos hablado con la Consellería y están interesados en el proyecto, ahora solo nos falta conseguir una subvención para empezar a trabajar”, confirma Mejías. Esta subvención es necesaria para poder desplegar el equipo de personas necesario: una antropóloga forense para cribar la tierra y recoger los huesos (aunque no se reconozcan), arqueólogos, una serie de máquinas… todo esto es lo que conllevaría una primera prospección. Una vez que se sepa lo que ese terreno esconde, se tomarán las medidas necesarias para realizar el siguiente paso y así calcular el próximo presupuesto.

“Si encontramos cuerpos en el campo, no vamos a poder determinar los nombres de los fallecidos”, dictamina el arqueólogo de la Cátedra

No se sabe la fecha exacta, ya que eso dependerá de la disposición presupuestaria y política, “pero sí que hay interés por parte de la Consellería de justicia y la de calidad democrática que con el cambio de gobierno ya ha empezado a intervenir en el tema de las fosas”, confirma Mejías, el cual se siente optimista y espera realizar el proyecto este año.

El campo de concentración de Albatera alberga un sentido especial. Al ser Alicante la última escapatoria hacia el exilio republicano, muchos de los presos trasladados a los diferentes campos de la provincia eran de diferentes puntos de España. “Si encontramos cuerpos en el campo, no vamos a poder determinar los nombres de los fallecidos”, dictamina el miembro de la Cátedra.

Una Ley ambigua

La Ley de Memoria Histórica para muchos “se ha quedado corta” en el apartado de los delitos prescritos. Y es que, aquellos que fusilaron a sus victimas no tienen condena. En 1977 se aprobó la Ley de Amnistía donde se perdona todos los delitos realizados en la dictadura. “En Paterna están sacando cuerpos y se está denunciando el asesinato demostrado por la prueba forense, pero los jueces desestiman el recurso porque esos delitos ya han prescrito”, termina explicando Felipe Mejías.

Los primeros pasos de un largo camino ya se han producido, los cuales darán un toque de luz a esa época oscura y oculta del siglo XX en España. Todo ello con el objetivo de romper la capa de tierra y cal para dejar salir ese silencio que lleva enterrado ochenta años.

Quiz elaborado mediante Genially

METODOLOGÍA

Los datos de este reportaje han sido recogidos a través de entrevistas y fuentes documentales como el Archivo Histórico Municipal de Albatera.

Para empezar, la primera entrevista la realizamos a Damián Sabater con quien ya contactamos en el anterior reportaje. De nuevo, elegimos a este personaje por tener grandes conocimientos sobre el campo de concentración ya que desde pequeño vive en la zona y ha estado al tanto de todo lo ocurrido todos estos años. La segunda declaración que recogimos fue la de Felipe Mejías, arqueólogo y miembro de la Cátedra de Memoria Histórica de la provincia. Un contacto que nos facilitó Damián Sabater. A través del arqueólogo pudimos sentar las bases del reportaje ya que fue el que más información nos dio por su vínculo directo con el proyecto de excavación de la fosa común.

Nuestra tercera fuente fue Miguel Ors, historiador y profesor de la UMH. Su doctorado en Historia de España Contemporánea nos permitió gozar de sus conocimientos sobre la Guerra Civil y la postguerra.

Por último, contactamos con Victoria Rodríguez, profesora de Ciencias Políticas en la UMH, para obtener una explicación de la Ley de Memoria Histórica desde una autoridad jurídica.

Por otro lado, esta investigación ha estado apoyada en otro tipo de fuentes documentales: el archivo histórico municipal de Albatera, el portal de lasexta noticias y otros medios de prensa nacional. El primer documento fue consultado para verificar que no existía información del campo de concentración, solo del campo de trabajo republicano. Mientras que las webs de los medios se usaron para conseguir referencias de las fosas como “el mapa de la vergüenza” que aparece en nuestro vídeo.

Por último, las fotografías han sido obtenidas la mayoría por Pedro Marín, uno de los redactores de este reportaje.

Audios:

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Pedro Marín Muñoz

La clave está en no identificarse con un pensamiento o ideología común. Sé tu mismo. | Estudiante de Periodismo en la UMH |