Mis 6 primeros meses en Santiago de Chile
Lo que vienen significando estos meses en tierras chilenas
Como ya saben hace un año salí de Lima, mi ciudad de origen, para emprender la aventura de trabajar en tierras extranjeras.
Los primeros seis meses estuve en Ciudad de México, con experiencias inolvidables y mucha buena vibra por parte de la comunidad mexicana. Me llevaron para trabajar en el proyecto de desarrollo de una aplicación móvil para un importante retail mexicano. La experiencia fue única, la aplicación quedó muy bien y recibimos muy buenas críticas por nuestro trabajo.
Durante ese tiempo, hice algunos buenos amigos quienes tuvieron la gentileza de brindar mi nombre como referencia para una startup que andaba en busca de un desarrollador Android para una de sus aplicaciones móviles. Fue así, que tras pasar por algunas entrevistas técnicas, terminé viniendo a Santiago de Chile.
No es un secreto que trabajo en Cornershop, una startup chilena que brinda el servicio de llevar, hasta la puerta del hogar de nuestros clientes, las compras del supermercado. Algo que nos caracteriza es el especial cuidado que se busca tener al momento de seleccionar los productos, a fin de que se brinde una experiencia premium. Esta startup cuenta con operaciones tanto en Chile como en México, país en el que la conocí. Y, a pesar de que parecemos una empresa de servicios, somos en realidad una empresa de tecnología de la cual me siento muy contento de formar parte.
Una sabia sugerencia
Antes de continuar con mi relato, me gustaría mencionar una sugerencia que me hizo uno de mis “mentores”:
“Si quieres crecer como desarrollador móvil necesitas encontrar un lugar donde te desafíen constantemente, donde puedas brindar soluciones de cara a los usuarios finales y donde sientas que eres feliz”.
Y ha sido una de las sugerencias que he procurado tener bien presente en los últimos años.
Lo interesante de trabajar en una real startup
Lo interesante de trabajar en una real startup, es el vértigo que existe al desarrollar las cosas.
Pero no se trata de desarrollar de forma alocada por salir a producción rápido; se trata de diseñar soluciones bien pensadas, consistentes y en relativo corto tiempo para ir respondiendo a las exigencias de nuestros usuarios.
En este punto todas las buenas prácticas conocidas son esenciales para que las soluciones sean consistente y el familiarizarse con ellas son algo importante para que haya cierta agilidad al proponer soluciones.
Otro aspecto a resaltar es el trabajo en equipo, particularmente mi equipo está compuesto por cuatro personas, tres de nosotros vemos tanto las aplicaciones para Android como iOS y uno se dedica de íntegro a ver backend; y aunque solo uno de los cuatro ha visto todas las plataformas, el intercambio de ideas y la participación de todos hace que nuestros desarrollos adquieran una verdadera consistencia entre ambas plataformas.
Y aún este trabajo en equipo se puede extender más allá si mencionamos a nuestras áreas usuarias, equipos de negocio, etc. con quienes nos juntamos semanalmente para hablar sobre los desafíos que se van presentando en el negocio y con nuestros colaboradores, y de qué manera podemos crear nuevas soluciones para mejorar el rendimiento de todo ello.
Ya no somos meros programadores… somos ingenieros
Aquí, ya no somos meramente programadores, y vamos más allá de solo fungir como desarrolladores puesto que hacemos labores propias de ingeniería de producto.
No esperamos a que alguien analice las cosas por nosotros o las programe o les haga QA o que hagan el despliegue por nosotros.
Es nuestra responsabilidad analizar los problemas que afectan nuestras operaciones, nos toca entender los requerimientos que van surgiendo de dicho análisis, diseñamos, estudiamos, validamos y discutimos las soluciones, las desarrollamos, nos encargamos del aseguramiento de la calidad, del despliegue y del seguimiento.
Constantemente monitoreamos nuestras soluciones, examinamos y corregimos cualquier eventual fallo que pudiera ocurrir en ellas y buscamos formas de mejorarlas.
En resumen, actuamos como ingenieros y sabemos que nuestro trabajo tiene un significado, un propósito y que jugamos un papel importante en las operaciones de esta startup.
Y este es el relato de estos primeros 6 meses en Santiago, un tiempo lleno de lecciones y desafíos. Y se vienen muchos más.
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