El clima en el Norte Grande: qué ponerse para el desierto y la playa

Pablo Flores
Mi viaje al Norte Grande chileno
6 min readJan 20, 2015

Parte de la serie sobre mi viaje al Norte Grande chileno en enero de 2015.

Una de las dudas sobre el viaje que planteé al principio, luego del asunto de cómo pagarlo, era si no sería un error, o más bien una especie de aventura, viajar al medio del desierto más árido del mundo en pleno verano. La duda era extensiva a la segunda parte del viaje, que pasaría por Iquique, un lugar de playa, ya que no soy de las personas que pueden quedarse tiradas en la arena durante todo el día, varios días seguidos.

San Pedro de Atacama: la humedad clavada en un 10% durante todo el día.

San Pedro de Atacama resultó ser mucho menos infernal de lo que pensaba. La temperatura pasado el mediodía suele superar los treinta grados, pero es perfectamente soportable a la sombra, siempre que haya un poco de ventilación. Generalmente hay una brisa, que a veces es ventarrón. La transpiración se evapora casi instantáneamente; la boca y la nariz se secan rápidamente, a veces de manera bastante incómoda. Es necesario tener siempre a mano una botella de agua para hidratarse, puesto que estás sudando aunque no te sientas sudado. En seis días en San Pedro la humedad ambiente no subió del 10%. La temperatura, como dije, llega a ser alta durante las primeras horas de la tarde, pero cae rápidamente al llegar la noche. Una vez que se pone el sol hay que echarse algún abrigo ligero encima y dormir cubierto con una sábana, al menos.

En el desierto el sol directo quema. Es necesario llevar y ponerse bloqueador solar, calzarse un sombrero de ala ancha y unos buenos anteojos de sol, para salir de excursión, incluso si está nublado. La sequedad, el polvo y la sal hacen estragos en las mucosas expuestas, incluyendo los ojos, y cuanto más se pueda cuidarlos, mejor. No estoy hablando a la ligera. Soy de piel morena natural pero en San Pedro de Atacama me he puesto bloqueador, sombrero y anteojos oscuros para ir al mercado a las nueve de la mañana. Ni hablar de lo necesario que es cuando uno está de excursión, sin un mísero algarrobo enano para dar sombra, con el sol tropical directamente sobre la cabeza y cristales de sal reflejando una buena parte de la radiación solar hacia la cara de uno. San Pedro está, además, a más de dos mil metros sobre el nivel del mar: dos mil metros menos de atmósfera para filtrar los rayos ultravioleta.

Iquique en un día más o menos nublado.

Iquique es en principio otro asunto. Iquique está junto al océano; nubes, nubecitas y velos de nubes coronan casi todo el tiempo el farallón rocoso que forma las espaldas de la ciudad, y se derraman de a poco sobre la costa. El sol está siempre un poco amortiguado. La humedad anda por el 60%. Corren brisas marinas frescas. Sin embargo, el sol sigue siendo un sol tropical fuerte, y aunque en Iquique hay algunos edificios altos y unos cuantos árboles más que en San Pedro, la sombra no es abundante, por lo cual el bloqueador, el sombrero y los anteojos no vienen mal. El clima en Iquique es menos extremo que en el desierto: en enero la mínima puede andar por los 18 grados y la máxima por los 28. La humedad es alta pero no sofocante. Paradójicamente, los que busquen días ardientes para pasarlos en la playa quizá los echen en falta, porque como dije, suele nublarse un poco cada día, y con nubes, junto al océano, la brisa se hace un poco demasiado fresca para estar con poca ropa en la arena.

En muchos lugares se dice que las aguas del océano en Iquique son cálidas o tibias. Esto es una terrible mentira. Las aguas en Iquique son muy frías. Sólo son “tibias” en comparación con las aguas espantosamente heladas de otros balnearios chilenos, como Viña del Mar, o las de los balnearios argentinos de la costa bonaerense.

Qué llevar para ponerse encima

En principio, remeras de mangas cortas y pantalones largos livianos son la mejor apuesta. Las bermudas tienen el inconveniente de que dejan al descubierto ciertas partes del cuerpo que suelen estar muy “tiernas” para recibir el sol, como los tobillos. Las remeras de mangas largas no vienen mal, tanto temprano por la mañana como por la noche, cuanto la temperatura baja y la brisa comienza a refrescar.

Algunas excursiones que se realizan desde San Pedro de Atacama suben a grandes alturas (más de cuatro mil metros). Para ellas es esencial llevar abrigo, y no me refiero a una camperita de hilo o un pulóver liviano. La más fría de todas es la que va a los géiseres del Tatio: se sale de San Pedro de Atacama alrededor de las cinco de la mañana, con una temperatura de unos diez grados, y dos horas después, antes del amanecer, se sale al exterior en lo alto del volcán con cero grados, o con cinco bajo cero, o nevando. La cosa pasa pronto, porque en cuanto sale el sol la temperatura comienza a subir rápidamente, pero para no pasar un mal rato conviene llevar lana abrigada y algo que corte el viento. Para ir a las lagunas altiplánicas (otra excursión común) también hay que tener abrigo a mano, aunque en este caso el problema es que pasar de la sombra al sol y del viento a la calma es como pasar del invierno al verano en cuestión de minutos. En fin: cualquiera que haya ido a excursiones de montaña sabe lo cambiante que es el clima en altura.

Yo no llevé lana y lo sufrí. Sí me vino muy bien una campera cortavientos de buena calidad, con polar en el interior, y una camiseta térmica: un tejido livianísimo y abrigado (siempre que se le ponga algo más sustancial encima) que se puede hacer un bollito en cualquier rincón de la mochila o el bolso de mano. Pero sí: aunque vayas de vacaciones al trópico de Capricornio en pleno verano vas a tener que hacer lugar en las valijas para un abrigo grande.

En Iquique hay mucha mayor humedad y no es tan importante cubrirse del sol. Junto al mar, si no hay sol, puede hacer fresco incluso en verano, pero nada que unas mangas largas no solucionen. Si vas a subir al desierto para visitar las oficinas salitreras, sin embargo, vale todo lo dicho antes para San Pedro de Atacama.

Si no llevaste un sombrero de ala ancha, en San Pedro de Atacama vas a poder comprarte: hay mercados de artesanías con diez o quince modelos diferentes para la dama y el caballero, a precios razonables (uno básico cuesta 3000 pesos; uno más lindo y de mejor calidad puede costar 5000).

En toda excursión aparecen los notorios personajes que, sin hacer caso a advertencias ni al sentido común, van a caminar por el medio del desierto o a trepar una montaña en ojotas, sandalias o zapatos de plataforma. No seas uno de esos personajes. El calzado abierto está OK para estar dentro del hotel o hostel, para ir hasta el mercadito a comprar algo, y nada más. Para caminar hay que llevar zapatillas cómodas, y para ir de excursión, aunque haga calor y te transpiren los pies, zapatillas buenas, cómodas, de las “de trekking”, con medias livianas. Cuestan más pero son resistentes y tus pies te lo van a agradecer.

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Pablo Flores
Mi viaje al Norte Grande chileno

Escritor en progreso, ex bloguero viajero, tuitero malo, abogado del diablo. Pienso, narro y lo ofrezco. Mis libros → https://leanpub.com/u/pablodf76