PARÁBOLA DEL EXILIO
Instante de locura entretejido en la eufonía de mi mente
Arrebatarme de los labios
aleteos de mariposa
que en mi sexo se congelan
al contacto del incienso
Sumergirme en los ayeres
aleteos de telaraña
que en murmullos me atraviesan
desde el sur al pensamiento
Impasible el pensamiento
asimetría del ser y el sueño
que me araña en la pupila
el latido de la suerte
Voz ausente
Inmensa rabia
Vida y ciencia
Hermana muerte
Toma de mis labios
el fervor que me ha clavado
en la palabra y en el verso
que dilatan mis lamentos
Tierra y muerte
Sangre fértil
Devuélveme al silencio
que esta carne estalla y vuelve
convertida en fe ferviente
fiel creyente del diluvio
y del augurio del castigo intermitente
Lluvia ardiente
Instante de locura entretejido en la eufonía de mi mente
Devastados al descuido
de la luz y el movimiento
extinguimos todo amor
adoramos todo invierno
Y en la histeria en que creemos
disolvernos y perdernos
Resucita-explota el verbo
y divide nuestros cuerpos
en espíritu y desierto
Y la realidad es voz del tiempo
Y ese tiempo que es zozobra
es flor del pensamiento
fruto ardiente de la sombra
intermitente túnel del recuerdo
Volver a balancear mi yugular
del cielo al templo
Escapar de mis adentros
Gritar melancolía
Derramar en tu costado
mis fluidos, mis suspiros, mi armonía
Recostarnos en la sangre
que era mía
que olvidaste o preferiste no mirar
mientras me diseccionaban la existencia en una herida
Dime qué encontraste en mi pupila
cuando el último aliento me arrebataba
el derecho a seguir descosiendo mi vida
Dime si el reflejo de tu cuerpo
mantuvo su sonoridad de hielo a la sombra de mi estirpe extinta
o acaso suspendiste el fugaz ardor de mi locura, en tus caricias frívolas
Aún me queda la esperanza de mantenerme
Bajo la ráfaga adormecida
mas me conformaría
con que aleteara el viento
de mi nombre las primeras sílabas
Sofocada mi sonrisa
dónde olvidaré al amanecer
para no sentirme vacía
Frente al mar
adoraba dejar mi lágrima entumecida
de tanto que se clavaba
en mi corazón la desdicha
Engáñame y dime que sigo perdida
con la frente marcada y sin guía
y tras la cúpula
el destello de mi amor de niña
Dime que el pecado
Aún me extingue la inocencia que siempre creí dormida
Que traigo clavada la espina en mi costilla
y aún pretenden lanzarme una piedra al estigma
Engáñame y ofréceme
cambiar mi existencia en un desierto por 40 días
Engáñame y dime que, aunque tenga vagina,
también me resucitarás al tercer día.
Mimí Kitamura
mimi.yohualli@gmail.com