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RoverismoSV
Miscelaneas Scout
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6 min readDec 14, 2015

ANIVERSARIOS

Octubre, por ejemplo, es un mes de aniversarios gloriosos. El 25 es el aniversario de la batalla de Balaclava, de aquel despliegue de bravura, disciplina y auto sacrificio. Es también el aniversario de un acontecimiento de las mismas características que está más cercano a los scouts, ya que es el aniversario del naufragio del yate scout, el Mirror, cuando fue hundido por el buque de vapor, el Hogarth.

La colisión tuvo lugar en medio de la noche, cuando la mayoría de los muchachos estaban abajo, y el barco era navegado por dos o tres hombres en la cubierta. Aunque el barco estaba cortado prácticamente a la mitad, y se hundió en muy pocos minutos, los muchachos desplegaron una maravillosa sangre fría y disciplina en esas circunstancias, y fue solamente gracias a eso que tantos de ellos se salvaron.

Uno de los que se ahogó, era tal vez el mejor nadador entre ellos, pero él dio su vida tratando de rescatar al resto, al quedarse en su puesto y llevó a sus camaradas al puente, y en cuanto fue posible, al otro barco.

El valor de ser capaz de nadar se mostró, en esta ocasión, por el esfuerzo exitoso por parte del Scout Marino Snowden. El escapar del barco que se hundía fue poco menos que milagroso. Él estaba acostado en su litera leyendo, cuando escuchó la alarma disparada en el puente. Él dijo:

“Salté de mi litera y traté de abrir la puerta del salón, pero no se abrió.

Entonces sentí un choque terrible. Me apresuré a la siguiente puerta, pero antes de que pudiera alcanzarla el agua llegó a mis rodillas. Medio minuto después llegaba a mi cuello.

“Para este tiempo estaba mirando a través del ducto de la ventilación. De repente todo se volvió negro. Supe que nos estábamos hundiendo. Bajamos y bajamos cada vez más. Luché sin saber por qué. Al mismo tiempo el salón crujió y se partió en dos, y yo parecía ser vomitado hacia el agua helada. Cuánto tiempo estuve debajo, no lo sé. Parecieron eternidades. Afortunada- mente, cuando alcancé la superficie, la mitad de uno de nuestros muebles flotaba cerca. Me agarré de él. A lo lejos observé una enorme silueta, que supuse sería otro barco. Me decidí y empecé a nadar hacia él. Gracias a Dios soy un buen nadador.

“Todos los Scouts Marinos hemos sido entrenados para desvestirnos en el agua, y no pasó mucho tiempo antes de que me deshiciera de cada pieza de ropa. Entonces nadé hacia el barco. El agua estaba terriblemente fría, y comencé a pensar que todo había acabado para mí, cuando al fin, después de un cuarto de hora, uno de sus botes me encontró.”

La moraleja de esta historia para cada scout es “Aprende a nadar”. Y aprende a nadar bien, para que te puedas quitar las ropas dentro del agua y mantenerte flotando por un largo tiempo. Eso es lo que le salvó la vida a Snowden.

Aprende a nadar

EL DÍA DE TRAFALGAR

El 21 de octubre es el Día de Trafalgar, el aniversario de la gran victoria de Nelson sobre las flotas francesas y españolas en el Cabo Trafalgar, en España. Desde entonces hemos tenido otra victoria aún más grande, ésta en mayo, Horn Reef, en la costa de Jutlandia, Holanda. Ambas batallas fueron curiosa- mente parecidas en alguna forma.

Los franceses en 1805 habían intentado invadir Inglaterra, su ejército estaba listo, pero el Canal no estaba claro. La Flota Británica estaba ahí.

No podían cruzar hasta que su flota estuviera en otro lado, y así su Almirante Villeneuve trató de arrinconarnos en el Atlántico, y así para evadir la Flota Británica, mientras dejaba la costa clara para los transportes y las tropas que cruzaran el Canal e invadieran Inglaterra.

El pequeño plan no funcionó completamente, ya que Nelson atrapó a la flota francesa, la destruyó, y regresó rápidamente a su puesto en aguas amigables.

De la misma forma, en 1916, los alemanes esperaban invadir Inglaterra, pero no podían hacerlo mientras la flota británica estuviera en medio. Por lo tanto trataron de mandar un número de cruceros a través, yendo por la costa de Noruega y del Norte de Escocia, para salir a diferentes partes del Atlántico, para atacar o distraer a los barcos, y para alejar a nuestra flota en persecución de ellos. Así esperaban despejar el Mar del Norte, para que sus transportes, escoltados por naves de guerra y submarinos, pudieran cruzar y hacer tierra con una fuerza en nuestras costas.

Este pequeño plan no funcionó, ya que el Almirante Beatty con su Escuadrón de Cruceros frenó a la flota alemana al momento en que empezó la aventura; y Sir John Jellicoe, con sus naves más pesadas, llegaron, finalmente pusieron un alto a la empresa alemana y mandaron sus flotas de regreso dañadas y desmanteladas.

Después del fracaso de Napoleón para invadir, finalmente fue derrotado por nuestro ejército en el campo, bajo Wellington, en Waterloo, y así los alemanes, después de su fracaso al invadir, se encontraron a sí mismos derrotados por los Aliados.

Hubo otro punto en que ambas batallas navales tuvieron algo similar.

Ambas produjeron un héroe. En una éste fue el almirante que comandaba a la flota, Lord Nelson, quien, aunque fue mortalmente herido en el curso de la batalla, declinó el ser llevado abajo hasta que de hecho murió. Aún entonces toda su preocupación no era por sí mismo, sino por cómo iba la batalla; y cuando fue una victoria, murió contento, aferrándose hasta lo último, y satisfecho por haber cumplido con su deber.

En la batalla de Horn Reef, entre muchos héroes de la trifulca, uno especial- mente se distinguió a sí mismo de la misma manera en que Lord Nelson lo había hecho. No era un almirante o comandante en jefe. Era un simple marino, Jack Cornwell, el ex Boy Scout. Él, también, fue mortalmente herido en la acción, pero se rehusó a rendirse ; se aferró a su puesto bajo fuego pesado hasta que supo que el resultado era una victoria, y murió contento, sabiendo que, como Nelson, había cumplido su deber.

NUNCA DIGAS QUE ESTÁS MUERTO

Hablé con un gallardo oficial, quien acaba de regresar de ser un prisionero de guerra en Alemania. Me contó del horrible caso que había pasado después de caer herido en el campo de batalla con su muslo destrozado. La Cruz Roja Alemana llegó y lo vio, pero pasó de largo, en parte porque no era alemán y en parte porque pensaron que ya era “cadáver”.

Después de que lo abandonaron por muchas horas, encontraron que todavía estaba vivo, y lo llevaron a un hospital. Ahí la pasó bastante mal, y un clérigo alemán llegó a visitarlo; pero en vez de reconfortarlo sólo le dijo que los británicos eran unos tontos por tratar de luchar contra un país tan noble y espléndido como Alemania.

Esto enojó tanto a mi amigo que sacó fuerzas de flaqueza y le dijo a esas personas lo que pensaba de los brutos alemanes y de su malhadado Káiser, y cómo los Aliados los iban a vencer al final.

Esto provocó que el sacerdote saliera con prisa, pero aunque perdió el consuelo del sacerdote ganó un nuevo espíritu para el herido, y se sintió determinado a vivir. Así cuando el doctor llegó para hacer sus rondas le pidió que le cortara su pierna herida, la cual sentía que de otro modo lo iba a matar.

El doctor dijo no, que debería tratar de soportarlo un poco más. Pero mi amigo insistió tan cálidamente que al final el doctor lo puso bajo cloroformo y le cortó su pierna.

Al siguiente día el hombre enfermo estaba tan aliviado y tan hambriento que comió toda una lata de sardinas que un vecino de hospital le había ofrecido.

Cuando el doctor llegó no pudo ocultar su asombro, ya que, como había confesado, esperaba que el hombre muriera si no antes de la operación, en cualquier momento posterior a ella, y ahí estaba ¡radiante y atragantándose de sardinas!

Fue su fortaleza y su espíritu del, “nunca digas que estás muerto hasta que lo estés”, lo que lo salvó.

Confesó que en los largos, y desgastantes meses de enfermedad y dolor como prisionero, su ánimo muchas veces estuvo bajo, a pesar de la fortaleza que había en él. Pero un día de repente se levantó ya que escuchó clarines fuera en la calle, y miró y vio que había una gran tropa de Boy Scouts marchando, ¡con sombrero, rodillas desnudas y todo!.

Pensó por un momento que estaba de regreso en Inglaterra. Eran, después de todo, Boy Scouts alemanes, pero la visión de ellos lo animó tanto que pensó en su hogar, y al final recobró su salud y su fuerza.

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