Mantente firme… y resiste

RoverismoSV
Miscelaneas Scout
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6 min readDec 10, 2015

MANTÉNTE FIRME

Xavier Mertz y Douglas Mawson

Has visto en este recuerdo de viejos días, que los perros de mar del tiempo de Raleigh, les heredaron a los scouts de hoy, el lema, “manténte firme”.

Manténte firme en tu trabajo, en tu juego y especialmente, como Lord Kitchener recomendaba, en tus ideas scouts. Esto te llevará a través de muchas dificultades, aún cuando seas un pequeño buque rodeado de muchas dificulta- des o de grandes tentaciones. Manténte firme y nunca te rindas, aún si mueres en el esfuerzo.

Nueve de diez veces saldrás triunfante sin tener que rendirte; y aún en la muerte no hay nada terrible, si sabes que has hecho lo mejor mientras tuviste oportunidad.

Mira este ejemplo que un scout dio recientemente:

El scout marino Lazenby, de los scouts de Hornsea, estaba tan lleno de vigor y habilidad como cualquier otro muchacho de la fraternidad. Estaba en labores de guarda costas, en Yorkshire, cuando contrajo influenza. Esto atacó sus pulmones y le succionó la fuerza. Peleó contra ello, pero la enfermedad lo tenía tan agarrado que lo hundió.

Pero mientras estaba muriendo sonreía a aquellos a su alrededor y dijo, “No se apenen por mí, todo está bien”. Orgullosamente hizo el saludo scout y así falleció.

OTRA GRAN AVENTURA

No hace mucho estábamos todos muy interesados en las noticias de la expedición Antártica bajo el comando del Dr. Mawson que había atravesado enormes dificultades, casi tantas como la del Capitán Scott.

El grupo de Mawson se dividió en dos; uno comandado por el doctor, desembarcó en la Tierra del Rey Jorge V; la otra, bajo el Sr. Wild, navegó mil millas sobre el continente Antártico, e hizo tierra en la Tierra de la Reina María. Esto fue en Febrero, 1912, hace nueve años.

El grupo de Wild exploró cerca de cuarenta millas tierra adentro, pero retrocedieron por tormentas y mal tiempo, probablemente la misma tormenta que causó el retraso fatal del Capitán Scott.

El Dr. Mawson tenía consigo dos compañeros y dieciséis perros que tiraban los trineos. Uno de sus compañeros era el Dr. Mertz nativo de Suiza, y muy bueno con los esquís, esos largos zapatos de madera para nieve.

El otro era el Teniente Ninnis, joven oficial de los Fusileros Reales.

Hicieron una expedición de unas trescientas millas cerca del territorio explorado por el Capitán Scott.

Entonces llegó la tragedia. El Dr. Mawson la describe así en el Daily Mail:

“El 14 de diciembre era un día esplendoroso. Justamente estábamos disfrután- dolo cuando la calamidad cayó sobre nosotros. Mertz en esquíes, como líder del equipo, iba con un cuarto de milla de avance con respecto a mí mismo y al primer equipo de perros. Cerca de mí venía Ninnis, con un selecto equipo de perros jalando el trineo en donde estaban empacadas las cosas, para cubrir las necesidades más vitales.”

“Este arreglo había sido adoptado porque pensamos que si alguno debía sufrir percances por hendiduras en el hielo, sería el primer trineo.”

“Creyendo que estábamos fuera de la zona de peligro, estuve muy sorprendido de observar una ligera marca de hendiduras en el hielo cruzando nuestro camino.”

“Mertz había cruzado sin considerarla como especialmente peligrosa. Mi equipo estaba listo porque me había dado cuenta del hecho, por lo que no estaba especialmente ansioso. Ya había pasado por algunos encuentros con hendiduras.”

“No obstante, como era costumbre, grité, “Hendidura”, para poner en guardia a Manis.”

“Mirando hacia atrás poco después, cuál no sería mi desconcierto cuando nada había que encontrara mi vista, sino la gran expansión de nieve y hielo!”

“¿Dónde estaba Manis y el equipo?”

“Entonces las posibilidades de la hendidura se cernieron sobre mí.”

Retrocediendo, llegamos a un abismo.”

“Mientras nuestros ojos se acostumbraban a la luz azul de abajo, un perro herido se observaba atrapado en una saliente, e instantáneamente empezó a aullar.”

“Algunos otros fragmentos se observaban en el mismo lugar, pero ningún rastro de nuestro camarada.”

“Debió haberse hundido en lo profundo, aunque él no lo supiera, pero habría tenido seguramente a una muerte instantánea.”

“Llamamos por horas sin ninguna respuesta.”

“Toda la soga que quedaba no era de ninguna utilidad para alcanzar la saliente a 150 pies debajo, donde los restos del perro y unos cuantos restos se podían haber asegurado, cualquiera de los cuales hubiera sido de un gran valor en la posición en la cual Hertz y yo hablamos quedado.”

“El trineo restante tenía sólo una semana y media de comida para hombres, y ninguna comida para los hambrientos perros. Había una tienda de repuesto, y un marco para la tienda se improvisó usando un par de esquíes y las patas del teodolito. Mas tarde una espada rota se recogió en un viejo campamento.”

“Decidimos que comiéndonos a los perros deberíamos tener comida suficiente para alcanzar la cabaña a través de la planicie. El mar helado se estaba rompiendo.”

“Nueve horas después del accidente rezamos un responso por nuestro compañero y empezamos nuestro regreso. Nuestra comida se proporcionaba de acuerdo a la cantidad de millas que recorríamos.

“Debido a los retrasos del mal tiempo y a la reducción de raciones, los perros morían a diario. Pronto no quedó ninguno.”

“Al comenzar la primera semana de enero, 1913, llegamos a un punto a cien millas de la cabaña. Nuestros sistemas alimentarios estaban afectados por las escasas raciones. Mertz estaba peor que yo, y muy débil. El clima era abominable.”

“Día tras día había densas nevadas y tormentas de nieve. El frío nos golpeaba como nunca lo hace cuando uno está en buenas condiciones.”

“Etapas de unas cuantas millas se cubrían con una gran dificultad. “

“En enero 3, se volvió evidente que la condición de mi camarada era peor que la mía. Aún la mejor comida que hicimos no tuvo el efecto que esperábamos”

“El clima era un poco mejor el 6 de enero, pero debido a lo resbaladizo de la superficie, las caídas eran continuas. Pronto fue evidente que Mertz no podía seguir a pie. Con él a bordo del trineo, aun con la ayuda de una vela, el progreso era lento. Mucho esfuerzo era redituado en solo dos y media millas según el medidor del trineo. Era posible solamente manejar un curso muy difícil sobre la ventisca.”

“La mañana del 7 de enero la condición de Mertz era mucho peor. Cerca de la medianoche del 7 al 8 de enero, murió.”

“Mi propia condición era tal que abrigaba pocas esperanzas. Me propuse seguir adelante hasta lo último.”

“En el mes que siguió, consumido de un lado por la fiera batalla contra el hambre y en la otra con la guerra con las millas que restaban por delante, no deseo recordarlo.”

“Nevaba y hacía viento casi diario. Crucé un glaciar hundido y muchas veces caí todo lo largo de la soga amarrada al trineo. Tuve escapes milagrosos en estas caídas, y estaba tan débil que apenas podía trepar por la cuerda.”

“Mi piel, pelo y uñas se cayeron.”

“Inesperadamente encontré comida en un saco dejado por el grupo de búsqueda.”

“Eventualmente alcancé la cabaña.”

“Ahora estoy bien de nuevo.”

RESISTE, NUNCA DIGAS MORIR, HASTA QUE ESTÉS MUERTO

Así, durante los treinta días posteriores a la muerte de Mertz, el Dr. Mawson luchó para volver a lo largo de esa soledad helada. ¡Piensa en esto!. Muchos de los hombres podrían volverse locos bajo el tremendo esfuerzo, muchos hubieran enloquecido si no hubieran luchado.

Pero Mawson no hizo esto mientras le quedó vida, y dio uno de los mejores ejemplos de resistencia que nunca se han dado.

Por lo que, una vez más, ves el valor de ser capaz de persistir, aunque las cosas parezcan no tener esperanza.

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