Sobre Primeros Auxilios

RoverismoSV
Miscelaneas Scout
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4 min readDec 21, 2015

En otras ocasiones he podido poner a prueba mi invento desde entonces.

UNA HERIDA MORTAL DE BALA

En otra ocasión, en Zululand, después de luchar cerca de una villa nativa, una muchacha herida era cargada por un nativo, en sus espaldas. No teníamos médico con nosotros, por lo que me hice cargo del caso.

Encontré que la razón por la que el hombre nos trajo a la muchacha era porque ella era su sobrina, de otra manera, se le hubiera dejado tirada para que muriera.

Una bala perdida le había atravesado limpiamente el estómago. Creo que la mayoría de las mujeres blancas en esas circunstancias estarían en un estado de colapso o de desmayo. Pero no fue así con esta dura muchacha Zulú. Ella se paró cuando se lo dije, para que pudiera atender las dos heridas, donde la bala había entrado y donde había salido; las rellené con lana de algodón y la vendé. La acosté junto al fuego, la cubrí, ya que no tenía ropa encima, le di sopa caliente y le dije a su tío que montara guardia junto a ella, y que me llamara si necesitaba más ayuda.

Era tarde en la noche y la lluvia caía. Cerca de medianoche me levanté para visitar a mi paciente, la encontré acostada quejándose cerca de las cenizas del fuego, mientras su tío roncaba cerca con la manta para ella, ¡usándola para cubrirse él!.

Fui a él furioso, de hecho tan furioso que él se paró, huyó hacia la oscuridad y nunca volvió. Así que tuve que tomar su lugar y hacerme cargo de la niña.

Pero mi ayuda fue de muy poco provecho, ya que la pobre murió a la mañana siguiente.

QUÉ HACER CON UN CASO DE ANGINAS

Cuando estaba a bordo del barco en el que regresaba de Sudamérica, un pasajero nos contó cómo últimamente había formado parte de un grupo de viajeros a través de los Andes, y uno de los suyos fue, de repente, atacado con una irritación en la garganta, anginas, que amenazaba con sofocarlo.

No había un doctor presente, estaban lejos de cualquier ayuda, y nadie sabia exactamente qué hacer. Tenían un libro de primeros auxilios, pero no hacía mención de anginas o de asfixia de este tipo, y la consecuencia fue que el pobre hombre murió.

El hombre que contó la historia nos pidió que cada uno de nosotros dijera lo que hubiera hecho dadas las circunstancias. Ninguno de nosotros sabía. Así que mandamos por el médico del barco, llegó nos dio una breve descripción de la enfermedad y cómo debía ser tratada, esto es, con fomentos calientes en la garganta si es un caso ligero, y si se ponía más grave, un pasaje de aire debía ser mantenido abierto mediante un tubo a través de la garganta de ser posible, o extirpar las anginas, etc.

Al día siguiente, cuando estaba sentado leyendo en cubierta, el doctor pasó rápidamente, diciendo: “Venga conmigo, tengo un caso de anginas para que lo vea”.

Y abajo, en la sala de operaciones, encontramos a uno de los bomberos casi ahogándose con sus propias anginas.

Mientras sostenía una lupa para reflejar buena luz hacia su boca, el doctor envolvió un trozo limpio de tela alrededor de un estilete hasta que sólo la punta de él permaneció descubierto, y con el cortó las anginas, dándole al hombre un alivio inmediato.

Si no hubiera sido por esto, nunca habría sabido cómo manejar un caso si me lo topaba, como le había sucedido a mi amigo en los Andes.

UN ANZUELO EN EL PULGAR

Cuando me quedaba en la casa de un amigo para cenar, después de un exitoso día de pesca, fue llamado afuera del salón para ver a una de las sirvientas, quien, mientras cortaba un pescado, había enganchado su dedo con un anzuelo, de tal modo que la punta y las barbas del mismo estaban profunda- mente hendidas.

Afortunadamente sabíamos qué hacer, y bastante rápido cortó el hilo del garfio y lo empujó hacia adelante hasta que agujeró su camino hacia afuera, ya que sacarlo hacia atrás era imposible debido a las barbas.

He realizado la misma operación en mí mismo cuando salg o a pescar, y cuando he llegado a ser enganchado por mi propio anzuelo.

No hay diversión no obstante en la operación. Es una nefasta y dolorosa operación.

A QUÉ APUNTAR AL APRENDER “PRIMEROS AUXILIOS”

Ahora que he citado estos casos entre otros muchos, en las cuales mis propias experiencias han servido para mostrarte qué es de lo más importante de saber sobre Primeros Auxilios, y cómo manejar heridas y lastimaduras de todos los tipos.

Seguramente un día te toparás con casos en los cuales la gente está herida, y aunque sea doloroso el mirar su sufrimiento, es aún más doloroso no ser capaz de ayudar porque simplemente no se sabe qué hacer.

Es fácil aprender si sólo te concentras, y las oportunidades que tienes de aprender Primeros Auxilios mientras eres Boy Scout, te dan una espléndida experiencia, y si tomas mi consejo, no te arrepentirás de él.

Pero no pienses que porque eres listo con tu camilla, o eres capaz de diferenciar entre “clavícula” y “fémur”, eres por lo tanto un buen paramédico.

La cuestión es saber realmente cuál es la cosa indicada por hacer en el caso de cada accidente, y cuando sabes y has practicado los métodos adecuados para todos los accidentes que suelen suceder, piensa en algunos menos usuales, tales como anzuelos y anginas, o en piernas rotas y heridas corporales cuando no tienes los vendajes adecuados ni los instrumentos, y practica tus métodos para manejarlos.

No olvides que es una cosa muy diferente el vendar a otro muchacho durante una práctica, a cuando te topas con un caso de un paciente gravemente herido, quizá llorando y quejándose, y cubierto con lodo y sangre, más parecido a una carnicería que a un ser humano. Pero tienes que enfrentar eso sabiendo cómo manejarlo calmada y tranquilamente, para que puedas salvarlo del dolor y del sufrimiento. Tienes que controlar tus propios sentimientos, y no rehuir el jugar tu parte valientemente y bien.

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