Lo que aprendimos buscando diseñador

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6 min readFeb 12, 2016

por Julian Mora. UX & AI en Monoku

Todas las empresas, en crecimiento o en formación, grandes o pequeñas, se han enfrentado al reto que presenta el reclutar talento para fortalecer sus equipos de trabajo. Buscar personas compatibles con la filosofía, intereses y ambiente laboral no es sencillo; requiere de tiempo, dedicación, empatía, paciencia y ser imparcial, dejar a un lado lo personal por un bien común.

Monoku ha tenido abierta la convocatoria para Diseñador UX, Diseñador UI, Desarrollador Front-End y Back-End y muchos profesionales han atendido el llamado, pero la verdad es que la cantidad no hace la diferencia cuando lo que se busca es una persona que permanezca a nuestro lado por años. De este modo se dificulta la elección de la persona ideal,porque no solo se busca a una persona para desempeñar un cargo, sino será una persona que impactará el ambiente laboral, la dinámica de la empresa y posiblemente hasta su filosofía.

Bajo esta perspectiva y teniendo en cuenta que, quien escribe este post es un diseñador que cambió su rol a reclutador por unos días, estas fueron las lecciones que le dejaron cuatro semanas de entrevistas, revisar una cantidad considerable de hojas de vida y portafolios, responder correos sobre el tema, agendar pruebas y estar al tanto de su desarrollo para finalmente darle la bienvenida a un nuevo miembro.

Como reclutador

Orden. Tener un calendario para agendar los días de prueba y entrevistas para no incumplir a los compromisos y manejar herramientas que permitan ver el proceso y hacer seguimiento como Recruiterbox ayudarán a tener control y no dejar a nadie sin revisar o sin respuesta. Recuerda que buscas talento, éste podría estar perdido entre el mar de portafolios que no has revisado. También es importante tener presente la agenda del día, de ese modo podrás responder con tus otras responsabilidades sin descuidar la búsqueda de talento.

No dejar a nadie sin respuesta. Recuerda que alguna vez todos (o al menos la mayoría) estuvimos allí depositando un pedazo de nuestra esperanza en un mail que tal vez nunca llegó, es simple decencia y sentido común.

Charlar, no entrevistar. La información que se obtenga es más honesta y el aspirante dejará ver más de sí, lo bueno y lo malo. Evita las respuestas preparadas y estándar de ese tipo de situaciones, buscar un ambiente amable, confortable y que se sienta cálido permite que haya empatía por parte y parte, de ese modo las decisiones no solo se toman con la razón, sino con el corazón.

Ver más allá de lo que hay. Examina su portafolio, analiza sus respuestas a las preguntas, cómo su cuerpo se expresa por sí solo y el comportamiento del aspirante en la prueba; esto expone su potencial. Ver cómo conceptualiza un problema, la forma como lo aborda, la metodología que utiliza, las herramientas que usa y su actitud frente al reto deja ver en poco tiempo sus motivaciones, conocimiento y aspiraciones. Es probable que estés frente a un diamante en bruto esperando ser moldeado.

Un buen trabajo no lo es todo. Nunca se debe perder de vista que contratarás una persona y no una máquina, su personalidad debe ser compatible con tus expectativas empresariales y adecuado para el equipo que ya se ha conformado, si lo que te importa es el ambiente laboral, no querrás alguien que pueda afectarlo negativamente.

Flexibilidad. Recuerda que muchos aspirantes están trabajando, es probable que solo tengan la hora de almuerzo u horarios fuera de oficina para asistir a entrevistas. Prepárate para dedicar un poco más de tiempo a estas personas y a conciliar en las citas y sus necesidades, siempre es mejor llegar a un acuerdo que intentar imponer tu voluntad sobre los demás. Es probable que cuando ya esté en tu equipo quieras conciliar, sé justo.

Dale prioridad al trabajo. Te ahorrará tiempo y evitarás a los embusteros. En muchos casos una carrera extensa y un listado de certificaciones no reflejan el potencial de una persona.

Dos son mejor que uno. Emplear dos reclutadores en vez de uno ayuda a que la decisión sea más objetiva aún cuando la emoción esté muy presente, un reclutador puede ver lo que el otro no.

Como aspirante

El tiempo de todos es valioso. Llega a tiempo a la entrevista, la predisposición para la reunión será distinta, el ambiente se sentirá más ameno, y ambas partes estarán dispuestas a hablar con tranquilidad. Además, la impuntualidad en los negocios siempre será un aspecto negativo que se puede asociar con la irresponsabilidad. Recuerda que tanto tú como el reclutador tiene más cosas que hacer.

Prioridad al portafolio. Específicamente en el campo del diseño y carreras afines, tu trabajo lo es todo, muéstralo, si el reclutador es como yo, se irá a los hechos y evitará la carreta, me he topado con personas con una trayectoria impecable y con un trabajo que poco lo refleja.

Evita presentaciones plantilludas. Tu hoja de vida o portafolio es tu cara frente a las empresas, si tu trabajo no sobresale, el de alguien más lo hará. que tu hoja de vida refleje pasión, amor por la disciplina y la creatividad por la que buscas ser contratado.

Ten presente que no eres el único. Optimiza tu mensaje de presentación, el peso de los archivos y el acceso a tu portafolio para que el reclutador no te pase por alto, es probable que él ya haya revisado al menos 50 portafolios cuando llegue al tuyo, se sentirá cansado y saturado y su juicio puede verse afectado.

Muestra lo necesario. No llenes tu portafolio de proyectos, el reclutador no le interesa ver cantidad sino calidad. Muestra los proyectos más representativos, los que consideres hayan sido un gran reto, generen más impacto o demuestren todo un proceso, en ellos se refleja la experiencia, el conocimiento y tu calidad profesional.

Que tu mensaje de apertura sea impactante. Si el reclutador es como yo, buscará autenticidad y personalidad, abrir un mensaje que diga:”soy creativo, trabajo en equipo y bajo presión, responsable y buen compañero” generará una impresión contraria. Que tu saludo deje ver tu personalidad. Si aplicas a una empresa que busca talento humano, querrá saber que eres un gran ser humano y no una máquina para trabajar.

No dificultes las cosas al reclutador. No abogues a la paciencia del reclutador, si éste no tiene tiempo, se encuentra cansado o simplemente tienen otros mil portafolios que revisar, es probable que no te pregunte cuando tenga una duda, si no encuentra el portafolio, por ejemplo, pasará al siguiente aspirante.

No discutas con el reclutador. Si te hacen una recomendación. tómate el tiempo de asimilarla, de analizarla y luego, si es necesario, dar una respuesta con argumentos. Nunca respondas a la defensiva no querrás entablar una discusión con la persona que busca contratarte.

No uses el trabajo de otro para quedar bien. Si tu trabajo no da la talla para la oferta, sigue mejorando, jamás uses el trabajo de otro para quedar bien, si lo haces porque existe una justificación, no te quedes callado, justifica.

Y por último, luego de haber evaluado tantos portafolios y haber entrevistado diferentes personas pude identificar un par de elementos que, aunque no deseo ahondar en ellos, si considero pertinente mencionar a modo de reflexión.

1. Existen demasiados profesionales inconformes con su situación profesional, generalmente porque sus condiciones laborales no son las más adecuadas, sea porque no les pagan lo suficiente o porque el ego de sus directores es aplastante, o porque el ambiente no se ajusta a sus expectativas.

2. Las universidades al parecer no preparan a sus estudiantes para la vida laboral, ellos salen a darse contra el mundo y aprender de los golpes mientras desperdician oportunidades; cosas tan simples como preparar un buen portafolio u hoja de vida o redactar un correo parece que jamás se han considerado en las clases.

Para finalizar, darse a la tarea de reclutar personas es una experiencia que pone en contacto con la realidad laboral y humana a quien desempeña dicho rol.

Este proceso deja muchas lecciones y siempre será difícil decir no a tantas buenas personas que van llegando, por lo que fortalece el carácter y obliga a tomar decisiones conscientes. Por ello, y como última recomendación, es un proceso en donde varias personas del equipo, con diferentes roles dentro de la empresa y con distintas expectativas deberían estar involucradas, bien sea indirectamente, pero cuya opinión tenga peso y valor para que la elección final sea más acertada.

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