¿Y la literatura en la época de Independencia?
La Independencia produjo en el mexicano, como dijo Octavio Paz, “Un sentimiento de extrañeza que asalta al hombre tarde o temprano, porque tarde o temprano toma, necesariamente, conciencia de su individualidad”, que es visible a través de la literatura que nació en aquellos años.
En estas fechas patrióticas me gusta pensar en esos textos que representan la identidad del mexicano, que hablan sobre la manera en que el azteca se vislumbra a sí mismo, cómo se distingue del otro. Pero me gusta también reflexionar esas lecturas que se escribieron justo en la época en que el nacional comenzó a verse a sí mismo como miembro de una patria aparte, con rasgos e ideologías propias, diferentes de las de otros. Ya lo dijo Octavio Paz, respecto de la otredad, “un sentimiento de extrañeza asalta al hombre tarde o temprano, porque tarde o temprano toma, necesariamente, conciencia de su individualidad”, y eso es justamente lo que le ocurre al hombre en la época de independencia. Motivada por esa razón y porque estamos en fiestas patrias, es que en esta ocasión quiero celebrar a aquellos textos escritos durante la época ya mencionada, para exponer la manera en que se veía el local en el periodo en que se liberaba del yugo que lo mantuvo oprimido por tres siglos.
Es de saberse que la literatura mexicana, en los comienzos de la guerra de independencia, presentó un cambio respecto del periodo que la precede, la época virreinal. Eso, por influencia de la Revolución francesa sobre los criollos y mestizos, quienes a pesar de la prohibición de acercarse a estos textos y a los escritos en los Estados Unidos, encontraron la manera de burlar la censura y se llenaron de las fuentes que propagaban la libertad, y que llevaron a alcanzar la independencia política del Reino de Nueva España. En este periodo revolucionario en el mundo, era inevitable que las letras mexicanas se mantuvieran ajenas a estos acontecimientos y poco a poco, la libertad, la identidad fue poblando poco a poco la literatura nacional, aunque lentamente. Primero, aparecieron textos escritos para el mismo pueblo, con lenguaje sencillo pero en favor de la causa insurgente; luego, con el uso de un lenguaje más complejo, pero al mismo favor de la independencia. Algunos de estos autores decidieron permanecer en el anonimato, mientras otros difundieron las ideas libertarias con su nombre por todo lo alto. No les importó la persecución política, pues para ellos lo importante era cumplir su misión: inyectar el ánimo, la valentía en los ciudadanos, propagar la idea de emancipación en todo el territorio, en cada ciudadano habitante de los lugares más apartados del país. Estos consideraron incluso la necesidad de dar a conocer su opinión de los acontecimientos, de su visión del mexicano a través de la prensa, y por ello fundaron periódicos que dieron voz a sus textos, por mencionar algunos, “El despertador americano” o “El ilustrador nacional”.
Pero vayamos directo al grano y preguntémonos ahora, ¿quiénes fueron? ¿De qué hablaban? ¿Qué buscaban transmitir en su trabajo? ¿Para qué lo hacían? Porque, contrario a lo que podamos pensar, ellos no necesariamente difundían en su trabajo un monótono discurso despertador. Cada uno de ellos dio forma a lo suyo mediante la poesía, el teatro, y la novela (nacida en México durante este periodo), que caracterizó a su trabajo por uso de algunas formas, introdujo algunas u otras filosofías, y empleó ciertas maneras lingüísticas para dotar su obra de originalidad, que siempre ha sido importante. En esta ocasión enlistaré apenas algunos textos imprescindibles escritos en la época que va de 1800 hasta el año de 1821, y que son relevantes para entender la posterior literatura mexicana.
- Anastasio de Ochoa: Poeta festivo y de gran humorismo, nació en Hidalgo en 1783. Entre su legado se encuentran traducciones del italiano y el francés al español, situación que lo llevó a conocer las formas escritas en la época de la Revolución francesa, y que lo condujo a escribir odas y sonetos a la libertad de México. Su obra completa es titulada Poesías de un mexicano, y fue publicada en Nueva York en el año de 1828.
Se puede leer aquí.
- Andrés Quintana Roo: Político, nació en Mérida en 1787, figura prominente de la época de Independencia, no sólo por ser esposo de la insurgente Leona Vicario, sino por el esfuerzo que hizo para hacer triunfar el ideal de libertad. Con el inicio de la insurrección de 1810, Quintana Roo se une al movimiento y forma parte de un grupo de periodistas que propagan ideas de libertad. Entre sus obras se encuentra una oda, que es de las primeras que exaltan la Independencia de México.
El poema Dieciséis de septiembre se puede encontrar completo en este enlace.
- Francisco Sánchez de Tagle: Neoclásico en sus inicios, en su obra poética predomina el sentimiento y el amor. Es conocido por ser uno de los primeros poetas románticos nacionales. En su estilo refleja la exaltación de la patria, ya que en sus versos canta a la libertad de México como hicieron Gustavo Adolfo Bécquer en España o Víctor Hugo en Francia.
Aquí un fragmento del poema A la heroica salida del General don José María Morelos y Pavón por entre el ejército sitiador de Cuautla:
- Francisco Ortega: Caracterizado por un estilo académico y con buen dominio de las técnicas del verso de la época, canta en su poesía a la religión y la patria. Poeta civil, pone su obra al servicio de la Independencia, aunque conserva el entusiasmo del hombre libertario. Entre sus obras destaca una censura al emperador Agustín De Iturbide en una elocuente oda.
El poema se encuentra aquí.
- Fray Servando Teresa de Mier: Hasta entonces, la prosa que se escribía en la Nueva España señalaba ya rumbos políticos. En esta época destacó el dominico Fray Servando, dueño de una vida apasionada. Perseguido, encarcelado y prófugo insospechable, escribe sus memorias, donde da a conocer el acontecer de la época. Con el pseudónimo de “José Guerra”, en 1827 presenta en Londres la Historia de la revolución de la Nueva España.
Una versión digital se puede leer aquí.
- José Joaquín Fernández de Lizardi: La novela mexicana, propiamente dicha, nace en manos de este autor: “El Pensador Mexicano”. Notable periodista, político y escritor, poeta lírico y hombre de valor, sirve con sus publicaciones a la causa liberal. En el año de 1816 publica a través de entregas (forma común para editar literatura en aquellos años) la más popular de sus novelas, El Periquillo Sarniento, cuyo personaje principal pertenece a los conocidos como “pícaros” literarios.
El Periquillo (…) es un cuadro completo de costumbres, que muestra los valores y normas de la época virreinal de finales del siglo XVIII. En cada capítulo combate vicios, expone virtudes, ridiculiza malos hábitos. En esta y en su otra novela, La quijotita y su prima, expone ideas pedagógicas y sociales, que a la vez reflejan el humor popular de un país que se independizaba del yugo español.
La novela completa se puede leer en este enlace.
Me gustaría cerrar este texto diciendo con gusto que esta selección, que estos escritores son apenas una prueba de lo que se escribió en aquel tiempo en que el mexicano tomaba conciencia de quién era, dónde se encontraba y cómo debía actuar, según sus ideales. Estos autores daban (y siguen dando) una visión de la manera en que iniciaron, cómo se movieron, y hacia dónde se dirigió todo aquello que tanto peleaban, y sobre todo, cómo se concibió el hombre mexicano, ya no español, no criollo, no mestizo ni indígena, sino así, tal cual, “Mexicano”, originario de una patria precisa, a partir de que inició su lucha para vivir en un México independiente.