“Palmeras en la nieve”
Para quien todavía no lo sepa, Palmeras en la nieve es una producción de Atresmedia Cine. Es difícil no saberlo si te gusta Antena 3 y ves algún que otro programa, serie o los informativos de la cadena, ya que prácticamente todos los días desde hace un mes se han estado encargando de recordárnoslo en todos los formatos del grupo Atresmedia. Incluso habiendo pasado el estreno del largometraje en los cines (25 de diciembre, Navidad), han seguido bombardeándonos con noticias relacionadas con la superproducción, tanto en informativos como en programas. Claro que esto lo hace también Telecinco que es el otro componente del duopolio televisivo implantado en España, con las películas Ocho apellidos vascos y su secuela Ocho apellidos catalanes.
Pero dejando a un lado este tema, Palmeras en la nieve ha conseguido cuatro nominaciones de los VIII Premios Gaudí de la Acadèmia del Cinema Català, entre ellas, la nominación a mejor fotografía. Así que, en cuanto me enteré, como buena buscadora de bellas imágenes, me fui al cine a ver la película para ver si de verdad merecía estar nominada a tal premio bajo mi humilde opinión.
Y lo cierto es que sí, que la fotografía es lo mejor de la película, aunque ha ayudado los lugares idílicos en los que se ha rodado, Canarias, Colombia y el Pirineo Catalán. El montaje y el argumento, en cambio, se hacen un poco pesados con las casi tres horas de duración del film. La película pierde intensidad en la mitad de la proyección y en mi opinión eso hace que se te antoje tan larga. Pero hablando de la dirección de fotografía y del equipo completo, creo que han hecho un gran trabajo, ya que la película adquiere el encanto que tiene gracias a las imágenes que nos van llevando de un lugar a otro, que parece incluso que estás viajando tú también a esos lugares por lo bien representados que aparecen. Estas imágenes tienen un poco de todo, en la combinación está la fragilidad de lo arcaico, los paisajes de ensueño, la ternura y la dulzura, el frío de la nieve y el calor tropical; pero también aparecen la dureza, lo desagradable, lo más detestable del hombre… todo ello convertido en fotogramas que se suceden uno tras otro y te transportan a la esencia de lo plasmado en estas imágenes.
Este largometraje gana mucho en la gran pantalla porque puedes empaparte de la grandiosidad de las escenas creadas, pero hay que ir concienciado de que no es una película amena que se te haga corta y te deje con ganas de más.
