La revolución de las remeras rosa

Paola Martínez
MuCi PY
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4 min readFeb 9, 2023

Por Paola Martínez. Comunicadora. Directora de MuCi.

¿Quiénes son los que te reciben cuando llegas al TatakuaLab, el espacio de experimentación pública del MuCi? Los mediadores -un equipo de personas entre los 19 a 40 años- representan a un perfil demográfico que ama la ciencia y es visibilizado y agrupado en un solo propósito: servir a los públicos del primer Museo de Ciencias del Paraguay acompañándolos en sus experiencias de aproximación a la ciencia.

Los mediadores son una figura habitual en los centros y museos de ciencia. El completo opuesto de los “guías de museo” en los museos de arte o historia, donde la visita es guiada y la comunicación es unidireccional, donde el guía imparte el conocimiento y el visitante ocupa el rol del educando pasivo. El uso de la mediación es una determinación que ratifica al visitante como el elemento de mayor importancia en un museo de ciencias, y a las personas que trabajan en el museo como acompañantes de sus visitas, que pretendemos sean periódicas y consistentes, ya que el museo es un sitio tan vivo como quienes lo componen y acuden a él.

En función de esa mirada, la búsqueda de MuCi representó identificar a personas para un perfil de trabajo de medio tiempo que les permita llevar en paralelo sus actividades académicas y de formación postgradual, con pasión por las ciencias y por compartirlas con los demás, con inquietud intelectual, inclinación hacia el relacionamiento con los otros y una conexión con lo que representa hoy día nuestro propósito: despertar el amor al conocimiento. De esa primera llamada, hecha en agosto de 2022, tuvimos una avalancha de réplicas que nos permitió entender la importancia de los tiempos en los que nos encontramos. Existe un interés muy perceptible que va más allá del laboral en ser parte de MuCi.

Ese interés se puso de manifiesto en cada una de las entrevistas de los que terminaron siendo parte del equipo estable de mediadores del MuCi. Cada uno de ellos nos compartió en conversaciones y entrevistas sobre sus pasiones, sus anhelos y como se conectaban intrínsecamente con lo que buscamos hacer en este proyecto tan profundamente amado. Escucharles fue entender que buscaban mucho más que la experiencia del primer empleo en el caso de los más jóvenes o de un empleo de medio tiempo para los más experimentados: fue saber que sentían como un llamado el venir a ser parte de algo mucho más grande que ellos mismos, por el sencillo privilegio de poder decir: yo soy de aquí. Yo pertenezco.

Antes de tomar su lugar en piso, han pasado por procesos de formación académica con tópicos que van desde las pedagogías de la mediación, el pensamiento crítico, los museos interactivos, la museología crítica y social, el lenguaje corporal, y más. En esos procesos formativos su entusiasmo evidenció la conciencia que tienen de estar en el medio mismo de una circunstancia histórica en el mundo de los museos paraguayos.

Ellos son la primera línea de relación con nuestros visitantes, nuestros amigos. Ellos son la avanzada para todos los que llegan, de todo tipo de caminos, a este nuestro primer espacio físico. Verles mediar es un ejercicio interesante que nos permite identificar cuánto les interesa compartir lo que saben, pero a la vez dejar que el visitante vaya descubriendo sólo cuánto puede saber por si mismo, muriendo al impulso de posicionarse como un superior intelectual o académico. Es observar cómo se deleitan al ver los ojos enormes de los que tienen su momento “eureka” cuando viven una experiencia de ciencias por primera vez, a veces aplaudiendo junto con el visitante porque su máquina para volar efectivamente, voló. Es enternecerse porque cuando anunciamos alguna actividad programática específica, son los primeros en comenzar a sugerir a gritos tópicos, insumos, experimentos. Es reír con descrédito porque no hay día en que no se queden más allá de su horario de salida hablando como cotorritas sobre ciencias, los visitantes, o lo que se viene. Es asombrarse porque su curiosidad no tiene límites.

Ellos son parte de un grupo demográfico al cual el MuCi viene a servir y dinamizar. Son la evidencia de que la llegada de un Museo de Ciencias Interactivo está más que a tiempo: lo estuvieron esperando. Sus remeras dicen en sus espaldas una de nuestras frases: “No es magia, es ciencia!”, y ellos lo prueban a diario. Ellos serán los grandes nombres de la ciencia del Paraguay en los años por venir. Ellos nos llevarán a descubrimientos y avances que nunca imaginamos posibles aquí.

Estos jóvenes están recibiendo a diario a nuestros visitantes en el TatakuaLab y a ojos vistas, teniendo uno de los mejores veranos de sus vidas. Y estamos sospechando que, por el simple hecho de ser testigos de lo que hacen, nosotros también.

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