Marcela González Veloz #LaMujerdelFuturo

Victoria147
La Mujer del Futuro
7 min readJun 22, 2018

Cónoce más sobre Marcela González Veloz, cofundadora de Oficio Taller, un estudio de arquitectura que mezcla la pasión por la naturaleza, las sensaciones, la materialidad y la vida que sucede dentro de los espacios.

Por Victoria147

Sin saberlo, Marcela González Veloz, fundadora de Oficio Taller, se estaba construyendo a ella misma para ser arquitecta desde que era niña, uno de los recuerdos más memorables de su infancia, es estar explorando las formas de las piedras y las flores rodeada de ese olor a tierra mojada, mientras su abuela regaba y cuidaba el jardín.

“El amor por las plantas es algo que siempre he tenido presente, crecí como hija única, así que tenía que entretenerme sola y eso despertó mi lado creativo, me encantaba tirarme al piso e imaginar que recorría los lugares caminando por el techo, hasta la fecha sigo teniendo esa costumbre de imaginar el mundo al revés”, comparte Marcela.

Años después y a punto de inscribirse a la carrera de Mercadotecnia, Marcela conoció al Director de Arquitectura, y bastaron unos minutos hablando con él para cambiar de parecer, conectar aquellos puntos del pasado y elegir ser arquitecta en lugar de mercadóloga.

Marcela se mudó de su natal Durango, a Monterrey, también conocida como “la ciudad entre montañas”, y ahí comenzó a estudiar sin tener una idea clara de lo que era diseñar espacios, pero siempre con una curiosidad activa, ganas de explorar y llevando siempre como bandera en cada uno de sus proyectos, el amor por la naturaleza.

Marcela forma parte de la campaña #LaMujerdelFuturo, una iniciativa creada por Victoria147 en alianza con #SHEsMercedesMx para reconocer y enaltecer las historias de un grupo de mujeres que están haciendo algo único para transformar el mundo.

Cada mes presentaremos una historia distinta, queremos inspirarte y convertir a las emprendedoras en un role model para más mujeres. Conoce más sobre Marcela en la siguiente entrevista:

Para ti, ¿quién es #LaMujerdelFuturo?

No podría definirla, pero tengo claro que vive en el presente y que la encuentro en todas partes. A las mujeres nos ha tocado ser seres de lucha, de resistencia y transformación. La mujer del futuro eres tú, es tu madre, es tu hermana, es tu esposa, es tu hija. Somos todas.

¿Cómo inició tu carrera como arquitecta?

Mientras iba avanzando en la carrera me di cuenta que me interesaba dedicarme al diseño arquitectónico, comencé a trabajar en distintas oficinas de arquitectura y cuando estaba por graduarme conocí al que fue mi primer socio, entramos a un concurso para diseñar una escuela y ganamos el proyecto, así que empezamos nuestra oficina en la lavandería de su casa, poco a poco fuimos invadiendo más cuartos hasta que buscamos la primer oficina en el centro de Monterrey. Él me enseñó muchísimo de la obra, pero tiempo después decidimos separarnos. Pasé de tener una oficina a trabajar en la sala de mi casa, ahí comenzó Oficio Taller, fue volver a empezar, pero ahora con una mayor sensibilidad, amor por los oficios, la mano de obra y las ganas de explorar con los materiales y sus posibilidades.

Cuando empecé a juntar algo de dinero tomé la decisión de viajar, siempre había admirado a quienes recorrían otros lugares, otras culturas. Y desde entonces mi vida ha sido la combinación constante de trabajo y viajes, creo que no podría ir el uno sin el otro.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

Las personas, tengo una fascinación por la gente, al final la arquitectura se vuelve una especie de segunda piel para quien la vive, entonces, si estás haciendo una piel, tienes que entender muy bien a quién estás cubriendo. Disfruto que mi profesión sea una profesión de servicio. Lo que hago es un espacio o una serie de lugares que son la consecuencia de los sueños y necesidades de otros, me encanta que se relaciona con la vida, con lo tangible y con el paso del tiempo.

¿Cuál ha sido la satisfacción más grande que te ha dejado tu profesión?

El nunca dejar de aprender, es una profesión donde cada día y cada proyecto son distintos al anterior, siempre hay alguna variante. Pero el momento que más disfruto es cuando veo los proyectos siendo usados por las personas, el saber que de alguna manera se está convirtiendo en el lugar de sus memorias. Un hogar solo existe cuando las personas habitan en él.

¿De dónde nace tu inspiración para diseñar y crear espacios?

De observar, siempre me ha inspirado nuestro país, sus colores, sus paisajes, su cultura y su gente.

La vida diaria y los viajes me han hecho escribir una serie de bitácoras donde plasmo mis comentarios, sensaciones, memorias, dibujos, o fotografías de lo que observo. Entre más conozcas lo natural y lo rural, empezarás a recuperar el sentido común y a llevar las cosas con calma; la ciudad muchas veces nos demanda velocidad y eso nos ha hecho perder el interés por apreciar lo sencillo.

¿Cuál es la lección más importante que has aprendido de ser arquitecta y emprendedora?

Tienes que amar y valorar lo que haces, incluso en los momentos más complicados, pues será eso lo que te mantenga en el camino.

¿Cómo describirías tu estilo como arquitecta?

A veces soy más feliz en los espacios que no han sido intervenidos por el hombre, me gusta disfrutar la naturaleza,caminar por la montaña, ver el cielo, oler la tierra, sentir el viento o escuchar cómo se mueven las hojas, creo que un arquitecto debe trabajar con todo su cuerpo y sus sentidos, no sólo con interpretaciones visuales. Me interesan las acciones multidisciplinarias y la manera de materializarlo es valorando los oficios, trabajando diversas técnicas, y enalteciendo la mano de obra. Me gusta utilizar los materiales que tenemos cerca y me son familiares, adaptando todo esto a los medios y lenguajes actuales.

¿Qué tanto influyó en ti crecer en Durango a la hora de elegir ser arquitecta?

Más que el lugar, influyeron las mujeres que han rodeado mi vida. Crecí en una familia donde somos mayoritariamente mujeres. Para mí el género, las condiciones económicas, las limitaciones físicas o las enfermedades, nunca significaron un obstáculo, crecí viéndolas esforzarse por los demás, convirtiendo los no en sí; nunca frenaron el paso. Cuando estuve lejos de ellas me di cuenta que me enseñaron a borrar los límites.

¿Cuál ha sido el mejor y el peor consejo que has recibido en tu carrera?

Prefiero compartir los dos mejores. El primero fue: “muere siendo maestro”, me lo dijo quien realmente me enseñó de arquitectura y me contagió la pasión por lo que hago, yo tengo muy clara la importancia de compartir los conocimientos, y así lo he tratado de hacer todo este tiempo. El segundo me lo dijo una muy buena amiga: “da mínimo el 10 por ciento de lo que recibes”. Dar en efectivo, dar apoyo o dar conocimiento, hace que siempre haya espacio para seguir recibiendo y esta generosidad se vuelve un hábito de desapego que puede ser impulso para otros.

¿Qué consejo le darías a las mujeres que emprenden en industrias donde hay poca representación femenina?

Actualmente, si la calidad de tu trabajo es buena, beneficias a otros, ganas reconocimiento y logras un cambio, el género deja de importar, lo relevante son los resultados. Las oportunidades existen y hoy podemos tomarlas por igual, lo importante es creérsela y hacer bien las cosas. Eso sí, pon el ejemplo, ayuda a que más mujeres lo intenten.

¿Cómo definirías el fracaso?

Como algo natural y del día a día, lo peor es tenerle miedo. Somos humanos y al final nos equivocamos, el error estaría en no aprender de esas lecciones. Relacionamos el fracaso con no cumplir con las expectativas, pero generalmente esas expectativas son imposiciones propias, tenemos que aprender a ser menos severos con lo que esperamos de nosotros mismas.

¿Quién es tu role model femenino?

Hace poco conocí a Oscar Hagerman, un arquitecto que admiro desde hace tiempo, a su lado estaba su esposa, Dora Ruiz, fundadora y directora de Tanesque, juntos tenían una complicidad que no había visto antes, ahí me di cuenta qué, mucho de lo que era Hagerman, era por Doris y viceversa. Al escucharlos aprendí tanto de la cosmovisión indígena, del heredar conocimiento, de la entrega, del amor por vivir, de hacer las cosas por el bienestar de otros. Doris es maestra, te das cuenta al instante porque te enseña antes de pronunciar una palabra. Pensaba hablar sólo de ella, pero en realidad es un par, son un ejemplo de lo que es vivir la vida a su manera, de poner sus propias reglas, de tener valor, de hacer lo que puedas hasta que el cuerpo y la mente te lo permitan y de predicar con la acción. Hacen que las cosas parezcan sencillas y que la vejez se vea como un par de rostros serenos, llenos de amor y tranquilidad, son ese tipo de presencias que inconscientemente te invitan a hacer una reverencia y sentirte acogido. Son el ejemplo claro de que dos personas logran mayor impacto que una sola.

¿Cuál es tu filosofía personal?

Construye tu propio mundo.

¿Qué importancia tiene para ti pertenecer a una comunidad de mujeres como Victoria147?

Cuando entré a Victoria147 aprendí que no hay que hacerlo todo o saberlo todo, aprendí a hacer las preguntas correctas para obtener respuestas constructivas, me impulsaron a tener claridad, a hacer las redes que necesitaba y a crear redes para otras mujeres. Lo que más agradezco fue encontrar una especie de familia de mujeres soñadoras y arriesgadas que me comparten sus experiencias y que desde sus frentes me ayudan a tener diversas perspectivas de mis problemas. Se abrió mi mundo a otros mundos muy distintos que a la vez son muy similares.

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