Liderazgo con ovarios: enfrentar la incomodidad y el miedo
No importa si estás a punto de comenzar un rol de liderazgo o si llevas años haciéndolo, el miedo y la incomodad son parte del día a día y deberíamos aprender a mirarlos a la cara más seguido. Lee cómo dar el primer paso y aplicar un liderazgo empático y corajudo.
Hace un par de años escuché el audio libro de “Dare to lead”, de Brené Brown, investigadora estadounidense y trabajadora social, experta en liderazgo. No recuerdo realmente cómo llegué a ella pero sí sé que me enganchó de inmediato la temática sobre atreverse a liderar y cómo hacerlo desde un lugar de valentía y vulnerabilidad, dado el momento en el que estaba en mi vida, trabajando en un rol de UX management y comenzando el gran proyecto que es +Mujeres en UX.
Miedos al empezar
Liderar era, en ese momento, algo que quería, anhelaba, necesitaba, y hacía, todos los días. Pero me aterraba porque implicaba trabajar con personas, movilizarlas bajo un objetivo común, aumentar su potencial, incluso mentorearlas, y eso significaba una gran responsabilidad para mi.
Esa responsabilidad estaba ligada a las características que yo creía que debía cumplir una buena líder: claridad, confianza, cercanía, comprensión, motivación, visión y una larga lista de habilidades que yo creía tener, pero que no sabía si sería capaz de ejecutar bien. Me preguntaba ¿seré capaz? ¿Qué pasa si el equipo no ve esas cualidades en mi?
Pero también me asustaba porque descubrí que era una nueva forma de exponerse, de estar completamente desnuda frente a un grupo de personas que se fía y depende en cierta medida de ti. Es difícil ponerse ahí afuera, en la palestra. ¿Y quién quiere estar en pelotas frente a su equipo de trabajo? Nadie. Así que aquí están mis reflexiones sobre este proceso lindo que ha sido formar equipos.
Reconocer el miedo
Como fundadoras de +Mujeres en UX, muchas veces nos hemos visto con Carolina Sepúlveda R. con temor de hacer cosas: dar el siguiente paso con la comunidad, hablar de un tema difícil, estar a punto de subir a un escenario, decir que sí a un proyecto importante. Todas esas situaciones nos han puesto en un estado de alerta y nos han hecho dudar de nosotras o del futuro.
Pero debemos diferenciar el miedo bueno del miedo malo. El malo es el que te congela, te vuelve reactiva y nubla tu mente. Es ese miedo que te hace correr en círculos o la voz dentro tuyo que dice “esto va a salir mal”. El bueno es el que despierta y el que te dice “esto es importante”, “esto es lo que tienes que estar haciendo”, “este es el camino” o — nuestro favorito — “este es un nuevo reto”.
Liderar mas allá de la incomodidad
Reconocer el miedo ante una situación importante nos desafía a dar un salto porque como lideres, tenemos que manejar esa emoción para lograr nuestros objetivos. Según Brown, una de las mejores estrategias es permitirte mostrar emociones; un acto de valentía para muchas personas.
Dar el ejemplo con actitudes así, permite que tu entorno también se dé la libertad de bajar la guardia y ser más “real”. Y qué mejor ambiente para que un equipo crezca y rinda que un espacio donde se puede ser uno mismo, donde se normalice la incomodidad y se celebre la valentía de ser vulnerable.
Acercamiento Lean
La vulnerabilidad promueve la creatividad y la innovación, procesos llenos de incertidumbre en los que estamos constantemente inmersas como UXers o mujeres trabajando en tecnología. Permitirnos fallar y reconocer que nos equivocamos es uno de los grandes motivadores de los equipos, porque nos permite mirarnos, ser vistos por un otro, y eso nos conecta y genera sentido de pertenencia.
Un ejercicio mental que muchas veces hacemos en +Mujeres en UX es tratar los proyectos como experimentos, como MVPs. Si no resultan, retrocedemos y listo. Lo intentamos. “La vulnerabilidad es coraje, es atreverse sin saber el resultado”, dice Brown.
Personalmente hago el ejercicio de pensar ¿qué es lo peor que puede pasar si hacemos esto? Es una técnica bastante usada en los procesos de coaching, en los que recomiendan revisar los pros y cons de una decisión, sobre todo aquellos miedos malos, inhabilitantes.
Así también proyecto mis interacciones con los equipos: pruebo qué estrategias funcionan y, si no sirven, las cambio. El liderazgo también es un camino de prueba y error. Incluso la misma idea de ser líder, pensar si podrás hacerlo o no, también es una prueba. ¿Te ofrecieron el cargo y no sabes si aceptar?, inténtalo y después evalúa. Agarra la oportunidad, como dice Sheryl Sandberg en “Lean in”. Nada te ata a un rol de management.
Un ejercicio mental que muchas veces hacemos en +Mujeres en UX es tratar los proyectos como experimentos, como MVPs. Si no resultan, retrocedemos y listo. Lo intentamos. “La vulnerabilidad es coraje, es atreverse sin saber el resultado”, dice Brené Brown.
Y si dices que sí y te atreves a liderar, ¿qué puedes hacer para enfrentar la incomodidad y el miedo? Aplica un liderazgo con ovarios:
- Crea ambientes seguros: pregúntale al equipo qué necesita, qué puedes hacer como líder para poder mejorar las instancias de interacciones o trabajo.
- Ten conversaciones difíciles: habla de los elefantes en la sala, de diversidad e inclusión, del estrés, de la desmotivación, de cuando las cosas salen mal, de las faltas de respeto, de las expectativas. La comodidad de los líderes no genera cambios. Las mujeres estamos acostumbradas a no ser confrontacionales, a mantener la calma y la paz. Salir de ahí es un doble trabajo para nosotras porque es corajudo y a la vez atrevido desafiar los estereotipos y concepciones mentales que se tiene de un líder. Pero es posible.
- Promueve el accountability: reconoce cuando se mete la pata y el buen trabajo en el equipo y en ti misma. Responde y toma responsabilidad de tus decisiones y compromisos.
- Olvídate del perfeccionismo: haz lo que puedas y no lo que te gustaría hacer. Deja el perfeccionismo de lado. Moviliza a tu compañía o equipo lo mejor que puedas, uno a uno, avanzando un paso y quizás retrocediendo 2. Pero celebra y da las gracias.
- Responde, se empática y toma acción: ten presencia, escucha, entiende al resto y toma acciones a partir de lo que pasa a tu alrededor. Se proactiva frente a los problemas que ves en tu entorno y ofrece soluciones.
- Comprométete con los valores de tu empresa, tu equipo y los propios. Cuando lideras tienes que identificar cuáles son los valores de “ellos” y cuáles los “nuestros”, qué motiva y mueve a todos los equipos de los que eres parte. Si no sabes cuáles son, reflexiona, defínelos y alínealos.
- Lidera desde la confianza: cree en las personas de tu equipo y sus capacidades, y no hagas micromanagement.
La valentía es algo que a muchas no nos enseñaron de niñas, pero que podemos desarrollar ahora, sin temor, si es que diseñamos los ambientes para hacerlo. “Si creemos que tenemos que ser perfectas para liderar, jamás acabaremos la brecha de mujeres en cargos de liderazgo” dice Reshma Saujani, fundadora de Girls Who Code y autora de “Valiente, no perfecta”. Démonos la oportunidad, permitámonos tomar riesgos y ser líderes con ovarios.
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