Otres en STEAM: ¿Quién es Guadalupe Maydana Canavari?
Ingeniera de Software, Programadora, Artista y Bailarina
Lupe nació en 1994 en El Alto, Bolivia, ciudad entre las montañas a más de 4 mil metros sobre el nivel del mar.
Su familia pequeña, compuesta por su hermana menor, mamá y papá. Su padre, Agrónomo y su madre, que fue siempre su modelo a seguir, ha hecho mucho en su vida: hoy trabaja en el gobierno pero también es Chamana. Como perdió la vista progresivamente, Lupe ha sido su gran soporte.
“Yo siempre acompañá a mi mamá a todos lados, de hecho como ella no veía, yo tenía que ayudarla a leer los carteles del transporte público […] entonces la acompañaba incluso a la escuela o la universidad. Era una niña coloreando y escuchando los debates en Ciencias de la Educación”
La mamá de Lupe también pasó por el Periodismo, cosa que sembró semillas en ella. En un curso de radio cuando tenia 12 años, le daban libros que su mama veía en la carrera, por lo cual ella pensaba que iba a seguir ese camino. Pero al ser muy nerd, también le gustaban muchas materias, entre ellas, matemática.
Cuando estaba terminando la escuela, fue a la Universidad de La Paz y le dijeron que ya habían cerrado las inscripciones para la carrera de Periodismo. Debía esperar un año y como no quería pasar ese tiempo, decidió ver otras de su interés. Fue ahí cuando se encontró con Informática. Así que se preparó durante su último año haciendo el curso de ingreso. Rindió Matemática libre pero a las demás acudía al Campus para poder realizarlas. Tenía un trayecto que le demandaba 3 buses para llegar, donde se la rebuscaba para poder aprovechar ese tiempo, llegando a almorzar en el transporte público.
Cuando finalmente ingresó a la Universidad, se anotó al grupo de teatro durante los primeros tres años. Aún en ese tramo, le costaba identificar qué hacía una persona profesional de informática, pero el teatro era su cable a tierra. Lamentablemente debido a ciertos eventos sexistas, abandonó ese grupo, sintiéndose muy triste. En ese momento fue cuando se volcó de lleno a la carrera, encontrándose con una materia de proyectos.
“La docente me apoyaba bastante. Nunca perdía las esperanzas, nunca perdió la fe en mí, ni en ninguno de sus estudiantes y eso es lo que me ayudó a seguir. Cada semana le mostraba los diseños o diagramas, pero nunca había algo de código para mostrar. Ella insistía y yo pensaba ‘no lo voy a lograr’ y ahí me di cuenta que tenía que aprender por mi cuenta porque ella no perdía la esperanza en mi.”
Tiempo después, a través de Linux, aprendió la filosofía del software libre y se convirtió en el punto donde cambió totalmente su relación con la carrera. También advirtió que al hacer talleres sobre ello, las mujeres no estaban. Cuando se lo comunicó a su compañero de equipo, le habló que no habían restricciones para que ellas se integraran. Sin embargo no venían. Así que Lupe luego de allí, comenzó a interiorizarse en el tema y a conocer comunidades de mujeres y tecnología.
“Nunca había pensado que ser indígena era importante, osea no era algo bueno ni malo, era algo más. Pero pasó que me mudé a Nueva York, en el 2018, por un año y en ese momento hablaban mucho en los cuestionarios preguntando ‘¿Eres indígena, latino?’ y no entendía por qué era importante. ¡Había tantos talleres de diversidad! Entonces dije: ‘parece que esto es importante y no hay tantas personas indígenas aquí. Parece que hay que hacerlo visible’”
Lupe, como muches de nosotres, se peleó con su profesión. Regresó enemistada con la ciudad y con la programación. Sentía que la carrera no tenía alma y empezó una búsqueda interior: quería volver al arte. Su pasaje fuera de su país, la había llevado a descubrir que quería bailar contemporáneo. Buscó comunidades y espacios, pero fue muy difícil. En ese viaje instrospectivo se encontró con una comundiad de artistas, en la ciudad de Cochabamba, donde estuvo un mes. En ese tiempo tuvo que preparar una propuesta artística, cual tesis. Decidió que la mejor manera de transmitir al público lo que sentía, era compartir su relación con la tecnología.
“Era un proyecto tan fuerte, construido sobre dolor, hecho sobre cosas que me dolían . Durante el proceso hubieron muchas lágrimas. Cuando lo presenté por primera vez, todo mi ser estaba comprometido ahí. Al momento que terminaba la presentación yo me sentía que era nada. Necesitaba como una contención”
Así fue como ImillaDev, su proyecto, fue presentado unas dos veces al público. Le era tan fuerte transmitir su arte, que quedaba totalmente absorvida por la energía que demandaba.
Hoy Lupe se dedica a ambas cosas, pero los caminos que entrelazan el arte y la tecnología es donde se encuentra a sí misma. Su impronta indígena, la danza, su amor por python, todo su ser apasionado es el que transmite cada vez que comparte con el mundo lo que la atraviesa.
Al principio de la entrevista, definió el caos de su ciudad entre las montañas, concepto que la habita y le da sentido de pertenencia. ¿Quién sabe a qué caminos nos llevaría la tecnología si tan solo nos dejáramos atravesar por un pedazo de arte que nos interpele?