¡Auxilio soy mamá!

Un espacio que reemplaza al blog ‘El mundo según mis ratones’

Paulina Escobar
Mundo mamá

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El caso es que a los ratones (mis dos hijitos) ya no les gusta que les diga así: ratones. Esto, sumado a que encontré esta “nueva casa”, me han dado nuevas razones para retomar este espacio que me permite compartir las aventuras y desventuras de ser mamá. Año nuevo, “casa nueva”.

Aquí un “recalentado” de algo que escribí hace tiempo, pero que tiene validez siempre…

Me quejaba hace un tiempo de lo inepta que soy como madre. Decía entonces que me vivía preguntando si nací para ser madre y que me dolía esa duda. Si bien ya he ido superando esa fase de dominación a la que me tenían sometida y que mis quejas y lamentos han disminuido, debo también decir que este oficio de madre es el más competitivo. Todos los días debo superarme a mí misma, todos los días debo empezar de nuevo y con más ganas que ayer. Una mamá nunca tiene vacaciones ni en vacaciones. Trabajo es lo que más hay en la casa, todos los días, siempre. Lo que sí me resulta agotador y de momentos frustrante es que haga lo que haga, el resultado es siempre el mismo. Ejemplos sobran, pero el que me viene a la mente en este momento es que cuando mi enana llora de capricho, no hay palabra bonita, abrazo ni castigo que funcione, igual sigue llorando. He llegado a tomarle el tiempo y en promedio es una media hora de llanto, acompañado de pataleos y gritos, incluido el tiempo de “negociación”, previo al castigo… Y bueno por eso es que siempre vuelven las dudas de si les castigo por portarse mal, mejor no porque son niños hay que dejarlos vivir; que si les grito, mejor no, porque deben crecer rodeados de amor; que entonces, les mimo, les complazco en todo, soy su trapo (textualmente), no porque no van a poder crecer solos… No tengo autoridad. Entonces, me imagino -pero con remordimientos- salir corriendo sin rumbo, en medio de sus gritos, mientras se pelean; salir llorando, escapando de sus llantos pero perseguida por los míos y por mi ineptitud.

Siento que la vida me ha bendecido con mis hijos, pero lo que quiero en agradecimiento es no fallarle a la vida con esta misión; ojalá llegue el día en que sienta que estoy haciendo bien las cosas y que no fue una equivocación ser madre. Siento culpa por haberme planteado a lo largo de mi vida toda clase de metas, pero asumir la de ser mamá como una más (a veces con resignación), cuando debería ser la más importante desde que mis hijos llegaron a mi vida.

Ojalá llegue ese día…

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Paulina Escobar
Mundo mamá

El mundo de una madre es tan inmenso y lleno de aprendizajes que llega a ser infinito…