Si nos organizamos, viajamos todxs

A principios de este mes estuvimos presentes en el 35° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries. Título largo que seguramente se seguirá ampliando en la medida que se vayan construyendo feminismos más abarcativos, más inclusivos y más interseccionales.

La tarde del viernes 7 de octubre llenó la vereda del Parque Ameghino de mochilas, percheros de ropa, bidones de agua, cajones de fruta y sesenta y una cuerpas. Es que nos organizamos Las Vecis, Lxs Migrantxs y Baila la Chola no solo para compartir un micro sino también para transitar juntxs el Encuentro.

Hay algo increíble que sucede cuando nos organizamos: las energías se multiplican y los emergentes se resuelven sin pesares porque todxs pujamos en conjunto hacia un mismo lado. No hay fuerza más arrolladora que la de tres grupalidades ya organizadas, organizándose a su vez entre sí. Si hay que dar vuelta la manzana con todas las mochilas, los percheros de ropa, los bidones de agua, los cajones de fruta y las cuerpas, se hace, se acciona sin que entre el desgano ni la queja. Porque el Encuentro nos invita a eso y el Encuentro comienza desde el día en que creamos un excell y empezamos a volcar cada uno de los nombres que ocuparían un asiento del micro.

“Fui al encuentro por primera vez y por primera vez también iba a compartir una movida como esta con este grupo. Pensar estar ahí me generaba cierta cosita como cuando salís con alguien por primera vez que te gusta mucho pero no sabés qué onda. Fue una de mis primeras sorpresas. Siempre hay lugar para lx otrx. En este caso para mí. Para la otra. En seguida me encontré con una grupalidad muy predispuesta a integrar”, compartió Carla, quien es parte de la gran familia cholar, al igual que Agostina: “Los tres días con todo el grupo fueron muy hermosos. Me sentí muy contenta. Estar ahí en el galpón, dormir con las colchonetas, en las bolsas de dormir y sentir estar en una trinchera. Más allá de la imagen de estar con un montón de gente que de por sí fue súper emocionante, me sentí en una trinchera por saber que en este grupo y con estas personas, estoy contenida. Eso es hermoso.” Y nos habló del amor y del cuidado, de la mano dispuesta a la ayuda, de la mirada atenta.

El Encuentro es un cóctel concentrado. En un abrir y cerrar de ojos suceden talleres, charlas, abrazos, nos llenamos de preguntas, de historias, de contradicciones y de ganas de transformar esas contradicciones. Pasa tanto en tan poco tiempo… En cuestión de minutos podés pasar de marchar entre miles de personas a acostarte en la bolsa de dormir con fiebre para después sumarte a una ronda de canto y risas. Pasa tanto en tan poco tiempo que si tuvieras que elegir un solo momento, ¿cuál sería? Podría ser cualquiera: la marcha multitudinaria, el abrazo entre amigxs, el impacto de sentir en el cuerpo la fuerza de la marea o la emoción de estar compartiendo el Encuentro con tus compañeras, con tus hermanxs, con tus amigxs…

Si tuvieras que elegir un momento del Encuentro, ¿cuál sería?

“Elijo cuando se rompió el micro en Junín y bajamos y estuvimos compartiendo la música, el juego, el baile… Un momento de relajo y alegría frente a una situación que era una paja. La confianza, el disfrute” (Martina).

“Fue muy emocionante que se rompiera el micro y que en lugar de estar tristes, malhumoradas, pasándola como el ojete, hayamos improvisado una peña, juegos, charlas, ronda de música. El encuentro, lo espontáneo, lo divertido, lo compañero. Todo lo que se generó todo ese tiempo que estuvimos frenades fue increíble”(Langostina).

“Elijo cuando se me pinchó el colchón y me desperté con un frío en la espalda. Apareció Anto manos a la obra como si el problema fuera propio. Porque de hecho el problema era propio. Es entender que lo que le pasa a una nos pasa a todas, entonces quien está cerca y pueda accionar, acciona” (Carla).

Si tuvieras que elegir un momento del Encuentro quizás tampoco elijas un momento digno de estar en una tapa. Quizás también rescates aquellos instantes accidentados que hubiesen sido pesados de vivirlos en soledad pero que con otrxs se vuelven esperanzadores. La práctica feminista nos tiene tan acostumbradxs a sostenernos, a abrazar el dolor, a remarla contra la corriente, a ponernos creativxs, a imaginar nuevos mundos, a encontrar esas fisuras que nos permiten entrar, agarrar el mazo de cartas y repartirlo de una manera más justa, que desde ya, no nos detiene ni un micro roto ni un colchón pinchado.

El Encuentro Plurinacional nos invita año a año a renovar nuestros votos con los feminismos. Nos regala tres días para poner el mundo en pausa, para festejar, para pensar, para discutir, para construir. Nos llena de interrogantes, nos corre el horizonte de lo posible y nos regala algunas certezas.

“El feminismo es el camino. Hacia dónde no puedo decir bien pero sí que es la forma en la que quiero vivir mi vida. Poder encontrarme con una grupalidad con la cual comparto grandes de mis certezas y también de mis preguntas me parece espectacular. Sin duda la salida es colectiva. Tampoco sé la salida de qué pero sí que no hay forma de construir si no es colectivamente. Que no hay feminismo que no sea popular ni con otrxs, y con Las Vecis y Lxs Migrantxs lo hicimos como una gran grupalidad” (Martina).

Antonella Scalia

Una Chola