Por Siempre El Rey

Alejandro Marin
Music And Business
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6 min readJul 3, 2014

No solamente llego tarde a la fiesta de Esquire, sino que me toca llenar los zapatos de Jorge Patiño, increíble contador de historias que me entretuvo durante unos meses en esta columna con sus fabulosos datos y conexiones que solo él puede hacer. A Patiño un abrazo.

Man, I’m so late. Pero el ejercicio de escribir sobre música, que se asemeja, dijo alguien, como a bailar sobre arquitectura, es hermoso y difícil.

Difícil porque Gabriel García Márquez dijo alguna vez que mucho mejor que oir música, lo mejor era hablar de ella. Y por eso es que creo que soy disc jockey. Porque amo hablar de música.

Pero escribir…es otro tema. Muy distinto.

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Las semanas del mundial han sido tortuosas para aquellos que no vemos fútbol como pasatiempo. Sobre todo para aquellos de nosotros que vivimos de hablar de otras cosas, como la música. Los números se van “a la mierda”; los estudios nos desfavorecen — no es que los estudios nos favorezcan en algún momento, mind you, que los estudios no le hacen favores a nadie — y la sintonía en general, de cualquier emisora musical, se va al piso.

Nuestra mejor muestra de sintonía está al pie de nuestros servidores. Lo llamamos “Streaming”. El streaming es la tecnología. Es el presente. Podemos ver al oyente. Mucho mejor de lo que él cree. Sabemos a qué horas se conecta, a qué horas se desconecta. Entendemos qué decimos bien y qué decimos mal.

El streaming es la capacidad que tiene una emisora de ver a sus oyentes conectados a una corriente continua de radio; es decir: el streaming, como su nombre lo indica en el idioma inglés, es la corriente, el flujo de información, en este caso, el audio que se consume desde un computador.

Podemos ver cuántos oyentes tenemos simultáneamente conectados a través de una señal de radio embebida en la internet. Podemos ver desde dónde nos oye: desde un iPod, desde un iPad, desde un Android, desde un Windows Phone. Sabemos cuánto tiempo está con nosotros. Lo entendemos, y le hablamos a ese oyente. A ese oyente le ponemos discos.

Y en el mundial, hemos pasado de tener 5 mil oyentes conectados en simultánea, a tener 200, 300. Románticamente hablando, es una bonita cifra. Están los que son, y son los que están.

Pero realmente hablando…es una pesadilla.

Porque la radio comercial, como todo medio comercial, depende de números. Usted verá cómo los maneja, pero si son pequeños…está usted en problemas.

Y en el mundial, “nada más importa”. Mejor frase de marketing no se han podido inventar, porque no puede ser tan real.

De manera que nos acostumbramos a ese pequeño fracaso de la radio musical; entendemos que la pasión más grande do mundo es el fútbol. Lo apreciamos. Lo atesoramos. Y lo despreciamos al tiempo.

No hay cómo competir contra la pasión del fútbol. La sentimos todos. Es un gran circo romano, un rugido majestuoso de victorias, fracasos, táctica y estrategia.

Y nos toca la muerte de Michael Jackson justo al comienzo de octavos de final. Es el quinto aniversario de la muerte del Rey del pop, y sin ánimo de aprovecharnos, rendimos tributo.

No buscamos los números, porque sabemos que estarán en el fútbol. No hay nada que hacer. En la transmisión de mañana, sin importar qué tanta bulla hagamos, tendremos los mismos 300 oyentes que teníamos ayer, cuando Colombia clasificó a cuartos de final.

De todas formas, como disc jockeys que somos, esperamos un milagro. Un milagro inesperado, pero lo buscamos, como Jacob al ángel, robando bendiciones.

Comenzamos a ver a las publicaciones haciendo sus listas, reavivando la llama que Michael Jackson alguna vez encendió, de forma inexplicable, con un talento fuera de este mundo. Invitamos a la gente a participar.

No queremos poner lo que creemos es bueno; los invitamos a que en facebook nos cuenten cuál es su canción favorita de Michael Jackson.

Tenemos 90 respuestas en 8 horas. Fracaso total.

Empujamos, a través de los micrófonos, la viralidad inexistente, la posibilidad de audiencia.

Al final del día, tenemos 200 respuestas.

De todas formas, hacemos el conteo. Lo hacemos en la tarde, entre partido y partido, sabiendo que a las 3 todo se irá al traste. No habrá quién nos oiga.

Lo que sucede no deja de sorprendernos.

Jackson acaba de lanzar un primer álbum póstumo. El disco es un recalentado; un recalentado de viejos demos que debían ponerse al nivel de las producciones previas del Rey Del Pop con el fin de facturar algo del dinero póstumo que sus abogados están haciendo con el legado maravilloso de su catálogo.

Lo curioso del tema es que, semanas previas al comienzo del mundial, cuando se lanza el sencillo, la prensa enloquece. Las críticas son todas positivas.

La semana posterior al lanzamiento del primer sencillo de ‘Xscape’, la canción ‘Love Never Felt So Good’, a dúo con Justin Timberlake, se mete a todos los listados norteamericanos y ocupa el primer puesto en ventas en iTunes en Colombia.

Xscape, sin embargo, no llega al puesto número 1 de álbumes en Estados Unidos, frenado por ‘Turn Blue’ de The Black Keys.

Y la razón es sencilla: los Black Keys están vivos. Y pueden hacer mucha más televisión que Jackson, por supuesto, lo cual les da una ventaja mínima en el rendimiento de un álbum recién nacido, que pronto caerá en el olvido del consumidor, pero que gana al rey del pop en ventas, irónicamente “por una nariz”.

Aunque el holograma de Jackson fue clave en el lanzamiento de Xscape, no logró el impacto que requería ganarle a la exposición de los Black Keys en programas de alta sintonía como ‘The Colbert Report’ y Saturday Night y se quedó 10 mil unidades atrás de los Black Keys, en la posición número 2.

Sin embargo, lo de Jackson es, en serio, de no creer. Cuando empiezo a hacer los números, me doy cuenta que con la llegada de ‘Love Never Felt So Good’ a la radio y el empujón de Sony con el tenebroso holograma, Jackson no solo brincó de la posición 22 a la 9 en el listado de las 100 más importantes, sino que extendió su presencia total en dicho listado a 42 semanas y 6 meses desde que entró al mismo con ‘Got To Be There’ en 1971.

Además de eso, Jackson se conviertió, a una semana del mundial, en el primer artista en entrar al top 10 de las 100 de billboard en cinco décadas distintas.

Se ubicó en el top 10 de álbumes más vendidos en la primera semana de junio nuevamente.

Reubicó tres álbumes de catálogo entre los 200 más vendidos — 2 de ellos compilados y el infaltable ‘Thriller’ resucitó como un muerto viviente salido del vídeo musical — y se metió a pelear con dignidad monárquica en listados de ventas digitales, guerreó en el top 10 de canciones de streaming, se metió a la radio de R&B a salvarla de su debacle actual y ocupó el puesto número 5 en el listado de canciones de hip hop.

Y para cerrar la historia, en pleno mundial, después de hacer nuestra fallida encuesta, y a la hora de revelar cuáles fueron las canciones que esos pocos oyentes escogieron, en mitad de cuartos de final, cuando nadie escucha radio y nosotros tenemos 200 oyentes en streaming, nuestra radio revive, y volvemos a tener los 5 mil oyentes habituales en simultánea, que esperan ansiosos, sin importar el próximo partido, cuál será la canción escogida por la misma audiencia, sabiendo que puede ser Billie Jean, que puede ser Human Nature, que la han oido mil veces, pero que 5 años después de su muerte, Jackson revive ventas, discos, descargas, streaming y radio con un catálogo impecable.

El programa de radio termina y la canción favorita de los colombianos participantes es ‘Man In The Mirror’. El twitter se enciende; la gente lo llora; nosotros lloramos. Amamos la radio, amamos la música, y amamos a Jackson, que resucita hasta la sintonía de una radio musical en medio de un mundial.

Ha muerto El Rey.

Que Viva El Rey.

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Alejandro Marin
Music And Business

Radio Personality in Colombia discussing and analyzing the status of life, tech and music in the internet era. Host of ‘Bilingual Podcast’.