Mi ordenador sigue en su caja y mi síndrome de abstinencia informática sigue en aumento. Ayer, para remediarlo, recurrí a una dosis de Amélie Nothomb Metafísica de los tubos es de lo mejor que he leído en meses, un café que comenzó a las siete de la tarde y se dio por concluido a la una y media de la madrugada vía cena, café, copa y puro y bucho…