¿Cuántas palabras para “nieve” tienen los esquimales?

Marcin Wichary Test
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3 min readMar 25, 2011

Llevo unos días que vivo sin vivir en mí. Y es que a principios de semana andaba buscando por la red la respuesta a una cuestión de universales del lenguaje y caí en un artículo sobre los estudios de Comrie y compañía. De ahí pasé a los colores y desde entonces tengo un conflicto interior porque he pasado de ser un daltónico funcional.

Hay muchos estudios sobre la cuestión de los colores en las lenguas del mundo y cómo el entorno afecta al desarrollo de palabras específicas según dónde vivan sus hablantes. El clásico es el de que los esquimales tienen más palabras para «nieve» que cualquier otra lengua del mundo, que no es más que una leyenda urbana. El lío se organizó con esta frase del antropólogo Franz Boas en el «The Handbook of North American Indians» de 1911:

«…just as English uses derived terms for a variety of forms of water (liquid, lake, river, brook, rain, dew, wave, foam) that might be formed by derivational morphology from a single root meaning ‘water’ in some other language, so Eskimo uses the apparently distinct roots aput ‘snow on the ground’, gana ‘falling snow’, piqsirpoq ‘drifting snow’, and qimuqsuq ‘a snow drift’.»

[caption id=”” align=”aligncenter” width=”305" caption=”Las lenguas esquimoaleutianas”]

Las lenguas esquimoaelutianas

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¿Y por qué es una leyenda urbana? Porque:

  1. Boas se refiere a los «esquimales», que es un término inexacto (al menos, filológicamente). Existe la familia esquimo-aleutiana, que comprende el inui / inuit / inupik, el aleutiano, el yupik y otros. Nota Bene: no os recomiendo estudiar filología esquimo-aleutiana. El naucano, por ejemplo, lo hablan 70 personas y el groenlandés, que creo que es la más extendida, es la lengua de, ni más ni menos, 50.000 personas. O sea, toooda la inmensa población de Portugalete. La conclusión: los esquimales, por definición, no son una lengua. Primera inexactitud.
  2. Las lenguas esquimales son polisintéticas, e. d., que vas arrejuntando lexemas según te salga del cuerno de la abundancia, o sea, que tienen el mismo mecanismo que el alemán, donde tenemos «Schnee» y componemos según el tiempo que haga que ha caído «Neuschnee» (nieve de menos de tres días), «Altschnee» (de más de tres), según la consistencia, como «Pulverschnee», si está a punto de derretirse, como «Sulzschnee» y más combinaciones que puedo inventarme ahora y que se podrían llegar a entender, como «Zuckerbäckerschnee», o sea, «nieve que ha caído en forma de edificio neorrenacentista del estalinismo arquitectónico». Y esta traducción no va de coña. LO JURO.
  3. El inglés tiene bastantes lexemas referentes a la nieve, además de «snow», como «slush, sleet, blizzard» y otras.

Conclusión: estas lenguas no tienen un número significativamente mayor de RAÍCES (aquí está el quid) para «nieve» que otras lenguas, de hecho, puede que el inglés tenga más. Si alguien tiene datos al respecto, gracias por escribirlo en un comentario.

Así que cuando os vengan en una discoteca, un sábado por la noche y os expliquen aquello de las palabras de la nieve de los esquimales, ya sabréis responder apropiadamente. Y lo haréis con una mirada de desdén.

Y añadiréis: «yo, contigo, no follo. Gracias por el gintónic. Bueno, GRAZIAS DE HENTREKOTT»

Continuará. El lunes.

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