Maxim Gorki, política y películas coreanas

Marcin Wichary Test
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5 min readMay 21, 2007

Quería ponerme a despotricar sobre la campaña electoral, pero lo dejo para mañana. Hablando y leyendo y buscando información sobre las críticas de Nabokov a Dostoyevski, me ha venido a la mente La madre, de Maxim Gorki. Lo leí cuando estaba en la facultad y recuerdo que me gustó mucho pero sospecho que si lo volviera a leer no me gustaría ni la mitad porque creo que lo leí en su momento, ni más ni menos. Y me pasa lo mismo con muchos.

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Zaragoza y por Valladolid el Guadalaviar, os animo a que leáis esta novela y os plantifico mi santísima trinidad de autores rojeras a la par que olvidados por estos lares:

  • Maxim Gorki
  • Anna Seghers
  • Bohumil Hrabal (aunque sufrió la censura)

Yo no sé cómo os lo tomaréis vosotros, pero muchas veces, leo novelas que cantan el onliyú político y me las trago tan campante, por ejemplo con Gorki. Sin embargo, otras que no son tan descaradas pero defienden tal o cual forma social me dan asco hasta tal punto que soy incapaz de seguirlas. Y no soy yo el que se ponga a mentar a C. por estos lares, que luego se me echan a la yugular, pero es que no puedo con él, ya lo dije hace un tiempo. A Wells, sin ir más lejos, se le ve el plumero que da gusto y me lo leo y releo con todo el gustirrinín del mundo. A Delibes, qué queréis que os diga, se lo veo también, pero a ése se lo perdono, pero con Cela y con Virginia Woolf –sí, Virginia Woolf– no puedo de ninguna de las maneras.
Deberíamos ser completamente objetivos en la lectura de los peces gordos y poder ver las virtudes de cada novela independientemente de que compartamos las ideas políticas o de cualquier otro tipo de la persona que lo escribió, pero si soy sincero, me influye, igual que el estilo, igual que el tema, igual que el argumento, en la mayoría de ocasiones no soy capaz de dejar a un lado mis gustos personales para intentar ver la literatura desde la distancia. Me leo cosas que reconozco que son un bodrio –igual que veo películas malas y puedo romperme las ternillas desde la primera hasta la última– y otros que sé que son buenos me aburren soberanamente. Digo yo que le pasa al más pintado.

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Y siguiendo con las confesiones, el otro día vi The Host, una película coreana de Bong Joon-Ho Bong. La cogí del Telegarci del barrio porque era la primera novedad en monstruos que ha traído el dueño y porque es coreana –y me hacen gracia, sí, soy de esos– y porque venía avalada por el premio a la mejor película asiática del festival de Sitges. En la parte de atrás de la carátula decían que era una mezcla de Alien y otra que ahora no recuerdo, pero me llamo la atención el atrevimiento de la comparación,… bueno, mucho tampoco me tuvo que impresionar porque no recuerdo con qué la comparaban. Bueno, pues ahora soy yo el que se lanza a la piscina para decir que hay momentos en que me recuerda a Kusturica –entre otras cosas, la música– y con algún toque de Berlanga. Claro que como me dijo Sihaya, los monstruos de Berlanga son más monstruos. Bueno, la película presenta a una familia disfuncional, como se dice ahora, son todos una panda de raros y le añade un monstruo que no es más que un animal muy feo pero que no se carga lo primero que encuentra por vocación, sino por necesidad. No voy a decir que es una película estupenda, pero sí creo que a los curiosos les satisfará del todo. Es una película rara, muy rara. El bicho no deja de estar mal hecho aunque falta un poco de imaginación. Si os interesa, aquí el argumento, y con esto ya acabo por hoy:

En un puesto de comida a las orillas del río Han, regentado por su padre (Byun Hee-bong), Gang-du (Song Kang-ho) está en plena siesta cuando la palabra “papá” le saca de su sueño. Su hija Hyun-seo (Ko A-sung), está furiosa. No sólo por ese antiguo móvil que le avergüenza sacar en público, sino porque en el día de visita paterna a la escuela acabó yendo su tío (Park Hae-il) apestando a alcohol. Después de una pequeña discusión, Gang-du le enseña a su hija un cubo de fideos lleno de monedas que está guardando en secreto para poder cambiarle el móvil. De todas formas ella ya no presta mucha atención porque está viendo en la TV el Campeonato Nacional de Tiro con Arco, en el que su tía (Bae Doona) está participando (¿una triunfadora en la familia…? difícilmente)

En un momento en que Gang-du sale a servir un plato de calamar, encuentra una multitud que es testigo de un curioso espectáculo. Algo extraño está colgando del puente del Río Han, y se mueve. La gente, fascinada, empieza a hacer fotos y grabar con cámara… hasta que la “cosa” se abalanza sobre la orilla ¡y empieza a comérselos a todos! El área de recreo del río se convierte en un infierno en cuestión de segundos. Gang-du corre como loco con Hyun-seo a rastras, para finalmente perderla entre la multitud. Atenazado por el pánico, sólo tiene tiempo de ver como la Criatura agarra a Hyun-seo y ha desaparece en el fondo del río.

A partir de aquí, una orgía de muerte, hospitales, persecuciones militares, extraños virus (contagiados por la Criatura), esperanzas de encontrar a la niña, carreras delante del monstruo y muchas estupideces y cariño son la orden del día.

Argumento tomado de TIERRAS DE CINEFAGIA.

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