EL AÑO DE LAS LOW COST

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8 min readNov 8, 2018

Cómo fue su impacto en el mercado aerocomercial argentino

Por Tomás De Souza (Revenue Management Analyst en Almundo)

A fines de julio de 2018, la eliminación del piso tarifario que establecía un precio mínimo para la venta de tickets aéreos de cabotaje en Argentina revivió una polémica originada un año y medio antes, cuando se extendieron los rumores acerca de que el gobierno nacional desregularía el mercado aerocomercial y comenzarían a operar las líneas aéreas low cost.

Por entonces, diversas voces polarizaron el debate en dos grandes posturas. Por un lado, se argumentó que las líneas aéreas tradicionales -de inmensa estructura de costos- no iban a poder seguir operando por la competencia de precios extremadamente bajos, y que ello amenazaba no sólo con la pérdida de trabajo para miles de trabajadores sino con la pérdida de rutas estratégicas.

Por otra parte, estaban aquellos que abogaron por la eficiencia que traería consigo la libre competencia de mercado, explicando que esto derivaría en menores precios, mayor cantidad de pasajeros y mejores incentivos para innovar en las empresas, lo que se verificaría en una operación más eficiente y de mayor calidad, lo que redundaría en un mayor bienestar social.

Con la Resolución 656/2018 del 31 de julio de 2018, en que fueron eliminados los pisos tarifarios, los principales jugadores del mercado optaron por estrategias agresivas y publicaron tarifas a precios tan bajos que rozaron niveles históricos durante varias jornadas. Notoriamente, esos precios no eran “de equilibrio” y estaban por debajo del mínimo para cubrir los costos operativos de los vuelos, límite que en la industria toma el nombre de CASK. No obstante ello, las empresas aprovecharon para imprimir una imagen de aerolínea económica en las diversas plataformas digitales y se disputaron considerables porciones de market-share en vuelos nacionales rompiendo récords absolutos de tickets vendidos (más de 180.000 en un día).

Pasados algunos meses, el escenario parece reflejar la posición que van a tomar las empresas entrantes y las incumbentes en el mediano plazo. Flybondi continúa con su agresiva estrategia de entrada, Norwegian sale al mercado con tarifas similares, y el partido parece prepararse para la entrada de otras aerolíneas low-cost (ALC) como JetSmart y Lasa. Las aerolíneas tradicionales, por su parte, compiten con tarifas algo más costosas aunque bastante por debajo de su media histórica en dólares.

A partir de este nuevo escenario, cabría preguntarse: ¿cuál será el futuro del mercado aerocomercial doméstico y cuál será el impacto en el mediano y largo plazo de la entrada de las ALC, tanto en precios como en capacidad y ocupación?

Ingreso de una firma a un mercado oligopólico: teoría y realidad

La microeconomía ha estudiado en profundidad la dinámica de la entrada de una compañía a un mercado oligopólico y las estrategias que una firma instalada, con alto poder de mercado, puede implementar ante la amenaza de la recién llegada, que es, básicamente, obstaculizar su entrada o adaptarse.

La principal barrera natural para participar del mercado está relacionada con los costos de set-up. El alquiler de los aviones, la instalación de bases operativas, la obtención de licencias, la compra anticipada de combustible y el gasto en marketing para la instalación de la marca requieren un enorme monto de inversión inicial. Por caso, Flybondi, para afrontar su ambicioso proyecto, recaudó U$D 75 millones entre holdings internacionales.

Por otra parte, las barreras estratégicas más comunes que podrá disponer la empresa dominante/líder en el mercado aéreo podrán ser a través del establecimiento de precios predatorios (bajarlos a un nivel tal que al competidor no le resulte rentable el ingreso al mercado) y de la presión para la denegación de permisos y licencias oficiales.

Los altos costos fijos que enfrentan los principales jugadores del mercado debido al tamaño de sus estructuras (Aerolíneas Argentinas y Latam), y el dolor de cabeza que les trae la tendencia alcista del precio del combustible y del dólar, sumado a las pérdidas que presentaron en los últimos términos y su intención de dejar de ser deficitarios, no les permitieron competir con precios predatorios que impidiesen la entrada de potenciales competidores. Dejaron en claro, entonces, que su estrategia sería de adaptación.

En cuanto a las barreras legales, la decisión del gobierno de desregular el mercado aerocomercial y de otorgar licencias a aerolíneas interesadas en operar en rutas domésticas dispuso el terreno y las condiciones para la libre competencia.

Efectos del ingreso de las low-cost en Argentina

¿Cuál es el impacto que tiene la entrada al mercado de una ALC? Diversos estudios a lo largo de los años han analizado empíricamente las consecuencias, que suelen replicarse en todos los países y son básicamente dos: las tarifas bajan, la cantidad de pasajeros crece.

El caso pionero en la literatura es el de Southwest en EEUU. Las tarifas de las rutas en las que comenzó a competir contra aerolíneas tradicionales bajaron en promedio un 25%; hubo un crecimiento del volumen de pasajeros de más del 70%. En América Latina, mercados con características similares al argentino, como México y Colombia, tuvieron resultados similares (veasé Elaine Schwartz, “Looking at the Southwest effect”, econlife.com, 3/9/17)

¿Y en Argentina?

Dadas las turbulencias que está atravesando la economía local, resulta difícil poder aislar por completo el efecto de la entrada de Flybondi al mercado doméstico. Los precios en dólares bajaron de manera considerable, pero ¿es esto parte de la esperada dinámica de la libre competencia? ¿O es producto de una caída del poder adquisitivo del salario que, sumado a una depreciación del peso de 50% en términos nominales, corrió la curva de la demanda hacia la izquierda y obligó a las aerolíneas a bajar sus precios para poder vender?

Considerando el nivel de ocupación que tuvieron los vuelos durante los últimos cuatro meses (en promedio un 75%, algo menor al del año pasado según la Empresa Argentina de Navegación Aérea, EANA) y la caída del consumo privado que enfrentó la economía, todo parecería indicar que es un fenómeno que se origina en la demanda.

En cuanto a la cantidad de pasajeros, a lo largo del 2018 la demanda de vuelos domésticos viene siendo mayor que la del año pasado; el último trimestre marcó un récord histórico. No obstante, hay dos datos a tener en cuenta antes de afirmar que el ingreso de las ALC aumentó el número de pasajeros y que el resultado se repetirá con la entrada de más jugadores. La variación interanual es positiva, pero su tasa es menor a la registrada en 2017 y considerablemente menor a la esperada tras el ingreso de las low cost. También, está teniendo lugar un significativo debilitamiento del mercado de vuelos internacionales vía trade-off con su par doméstico.

Respecto a esto último, en los pasados tres meses la cantidad de pasajeros fue mayor en vuelos de cabotaje que en internacionales por primera vez desde el año 2002. Si bien este trade-off se explica en parte a partir de la baja del precio relativo de los vuelos de cabotaje, el principal fundamento es exógeno al mercado aerocomercial y se trata del tipo de cambio. En consecuencia, la depreciación en términos reales que está atravesando el peso argentino es el gran motivo del crecimiento de vuelos nacionales en detrimento de los internacionales.

Debido al distinto peso que tienen los componentes dolarizados de los costos en ambos segmentos, el pass-through (traslado a precios de la depreciación) fue ampliamente mayor en los vuelos internacionales, originando una creciente divergencia entre los precios de ambos mercados. El corolario de ello es notable: en la plaza doméstica, las tarifas en pesos no tuvieron una modificación considerable, mientras que su equivalente en dólares se desplomó más de un 40% en lo que va del año. En la internacional, en cambio, los costos instauraron un piso más alto en dólares, incrementando cuantiosamente los valores en pesos.

El siguiente cuadro muestra esta diferencia:

El hecho de que la entrada al mercado de las ALC haya coincidido con un contexto económico adverso complejiza el estudio del impacto del fenómeno. Afirmar que la baja de los precios relativos de los tickets aéreos y el crecimiento del mercado doméstico -en términos absolutos per se y relativos al internacional- son una manifestación de la libre competencia (y que el mercado argentino está teniendo su propio efecto Southwest) sería ignorar los shocks exógenos.

El porvenir: de la macro a la micro

Las aerolíneas hoy enfrentan un nuevo escenario en el que ven su rentabilidad amenazada desde dos frentes. Por un lado, por la caída del willingness-to-pay (es decir, el precio que los consumidores están dispuestos a pagar) a partir de la pérdida de poder adquisitivo y el decrecimiento registrado y proyectado del consumo privado. Por otro lado, por los costos crecientes, consecuencia de la tendencia alcista del precio del petróleo, la inflación que enfrenta su estructura de costos pesificada y su exposición a la depreciación del peso (ya que el leasing/adquisición de aviones, el precio del combustible y las tasas e impuestos de vuelos internacionales están dolarizados).

En este contexto, la entrada de nuevos jugadores, la suba de los costos y la imposibilidad de trasladar a precios por la caída de la tarifa de equilibrio achican mucho el margen de ganancia y siembran la duda de la rentabilidad de la operación.

A su vez, las empresas tradicionales como Aerolíneas Argentinas y Latam deben replantear el juego para poder competir de forma estratégica con las aerolíneas low-cost. Branded-first, los programas de pasajeros frecuentes y la búsqueda de fidelización de los clientes son algunas de las formas mediante las cuales deberán defender su market share aun no siendo competitivas en precios.

En la vereda de enfrente, esta coyuntura también obliga a las empresas de transporte terrestre a ingeniárselas para no perder espacio. El mercado del transporte en ómnibus es el más desarrollado de la región y su relevancia económica y sindical pondrá en apuros al gobierno a la hora de decidir si continuar fomentando la libre competencia u otorgar ventajas a las empresas de ómnibus en detrimento de la búsqueda del equilibrio de las cuentas públicas.

El escenario recesivo previsto para los próximos meses representa un horizonte adverso para todas las aerolíneas. Con el consumo en caída, el desafío estará en alcanzar los niveles de crecimiento que tuvo el mercado durante el año pasado. Redituar la depreciación real vía un aumento del turismo receptivo es una de las formas. De no lograrlo, la consecuencia de la entrada de las ALC no va a ser el aumento de la torta que se esperaba, sino el desencadenante de una guerra de precios con el fin de obtener un porcentaje de ocupación aceptable, pero que difícilmente alcance un estado eficiente en términos de Pareto. Vale decir, una situación en la que nadie gane.

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