Capital privado y desafíos públicos: Paso 1, sintonizar

Rodrigo Villar
New Ventures Group
Published in
4 min readNov 10, 2020

En el mundo nunca se había visto tal cantidad de dinero privado disponible para fondear soluciones a los grandes desafíos públicos. En este espacio he tratado de demostrar, con tendencias y ejemplos representativos, que la inversión de impacto está llamada a ser el nuevo paradigma de la inversión, y que el proceso se aceleró con la pandemia. No obstante, también he insistido que en México vamos lento de cara a esta transformación en los fundamentos de las inversiones y de la economía de mercado misma.

Vamos con cierto retraso incluso en comprender y asimilar las oportunidades de la fórmula elemental del impacto, simple pero no siempre aquilatada: hacer un bien a la sociedad o a la naturaleza puede ser un negocio rentable o al menos una operación autofinanciable. Mientras que fuera del país toman forma sinergias entre capital, gobiernos y emprendedores en ese sentido; aquí seguimos extraviados en los caminos sin salida de la polarización política y los espejismos ideológicos, con el sector público y la iniciativa privada casi hablando idiomas distintos, mientras decae la inversión en ambos casos y los recursos públicos se agotan.

Urge identificar e ir a los puntos de encuentro para salir de ese laberinto.

Foto de Pixabay en Pexels

La clave es conectar lo que no tendría por qué ir por caminos distintos, y menos aún en sentidos contrarios. Por eso me entusiasma tanto la respuesta a la convocatoria de la primera Cumbre de Inversión de Impacto en México, organizada por la Alianza por la Inversión de Impacto, que para mí es un honor y un reto de vida presidir, tanto por el capital humano, las empresas y las instituciones que agrupa, como por hacerlo en esta coyuntura decisiva.

Además de lo cuantitativo, valoro sobre todo la diversidad de los participantes en los distintos foros virtuales que sostendremos del 17 al 19 de noviembre. En concreto, me refiero a las oportunidades que pueden salir de poner en contacto, por ejemplo, a directivos de Afores o de mesas de dinero de bancos y aseguradoras con activistas por la equidad de género, la protección de la biodiversidad o la mitigación del cambio climático.

La pluralidad de enfoques, especialidades y sectores es justo lo que se necesita para echar a andar a la inversión de impacto como la próxima gran oleada de innovación y creación de valor en el mundo, tomando la estafeta de la economía digital. Esa es la apuesta de Sir Ronald Cohen, ponente en el evento, como Fundador del Global Steering Group for Impact Investment y, previamente, uno de los pioneros y artífices de lo que la revolución del capital de riesgo hizo por la revolución digital.

Suelo decir que para detonar ese potencial necesitamos que el sector financiero tradicional o mainstream se involucre a fondo. Esta es una prioridad para la Alianza, y con la cumbre hemos encontrado que no es una quimera, porque el interés y la disposición están a flor de piel.

La semilla está ahí. En ese punto donde pueden confluir, de los foros a los proyectos e inversiones, directivos de firmas de gestión de activos financieros como BlackRock o Amundi con emprendedores como los de La Mano del Mono, que se dedican al turismo de naturaleza vivencial y que tienen propuestas prácticas para reactivar al sector turístico con los mismos ejecutivos como los que despliegan la estrategia ambiental de Bimbo que funcionarios del programa mundial de Principios para la Inversión Responsable. Tanto un chef y empresario como Ricardo Muñoz, promotor de la conservación culinaria y de ecosistemas, como nuestra amiga María Ariza, Directora General de BIVA.

De eso se trata la inversión de impacto, si en verdad queremos que sea un catalizador tanto de cambios como de buenos negocios. Y sobre todo es en ello donde hay que ir más rápido, pues, además de lo que supone en términos de largo plazo, puede ser una herramienta muy efectiva ante la recuperación económica.

Foto de Akil Mazumder en Pexels

Cómo hacemos para que el sector financiero se erija como actor clave para que esa reactivación no sólo sea sólida, sino incluyente. Cómo para que su crecimiento contribuya a la Agenda para el Desarrollo Sostenible. Son preguntas que tenemos que hacernos con mucho mayor sentido de oportunidad.

En un año, en nuestro país se concretaron 108 inversiones de impacto que en conjunto suman alrededor de 185 millones de dólares. Es un avance, pero nos quedamos cortos. En 2019 el mercado global superó los 715 mil millones de dólares, y hay muchísimo más si agregamos a la cuenta los activos con perfil ESG, que básicamente se diferencian de la inversión de impacto porque se inclinan a un enfoque de gobernanza, neutralidad y prevención de riesgos, más que a la generación proactiva de beneficios sociales y ambientales.

En México, como en el mundo, necesitamos escalabilidad de impacto en las soluciones y su fondeo. Sólo así lograremos que esto no quede como inversión solo de nicho y, en el peor de los casos, recurso de relaciones públicas corporativas o greenwashing. Necesitamos que se asimile orgánicamente dentro del ADN del sector financiero y empresarial, y más allá.

Para mover este barco a nuevos horizontes no basta con el impulso de filántropos, inversionistas y emprendedores con conciencia social y ambiental. Hay que subir a organizaciones de la sociedad civil lo mismo que a fondos de inversión, bancos y, por supuesto, al sector gobierno, que aquí tiene oportunidades apenas exploradas para complementar y potencializar sus políticas públicas. Para movilizar esta dinámica, lo primero es sintonizar.

--

--

Rodrigo Villar
New Ventures Group

Rodrigo es socio fundador de New Ventures Group en México — Rodrigo is the Founding Partner of the New Ventures Group based in Mexico