¿Se puede cambiar al mundo desde casa?

La experiencia FLII@Home y el poder de la pregunta ¿por qué no? en el contexto de la pandemia

Rodrigo Villar
New Ventures Group
5 min readJun 10, 2020

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A veces se necesita una auténtica mega crisis para ver y tomar en serio alternativas y soluciones que no percibíamos o simplemente manteníamos traspapeladas en el archivo de pendientes, aunque las tuviéramos enfrente gritando “¡aquí estamos!”. La pandemia del Covid-19 tendría que ser ese parteaguas no sólo para afrontar los retos más inmediatos y la “nueva normalidad” de mediano plazo, sino para el futuro sustentable que hay que construir con igual apremio.

Acabo de leer una frase perfecta en ese sentido, del ex alcalde de Chicago, Rahm Emanuel: nunca desperdicies una buena crisis. Y no dejan de impresionarme las coincidencias que encontramos sobre esa visión en el FLII@Home, el primer Foro Latinoamericano de Inversión de Impacto online, que hicimos la última semana de mayo, en medio del crecimiento exponencial de los contagios en nuestra región.

Sobre todo porque implica una perspectiva que confluyó desde 35 países: no sólo de todos los rincones de América Latina, sino también mucha gente que se conectó de Europa y Estados Unidos e incluso desde países como Egipto o Myanmar, en una muestra representativa de un movimiento que de por sí se caracteriza por la pluralidad: lo mismo gestores de fondos de inversión institucionales y empresarios con enfoque social que activistas ambientales, funcionarios de organismos internacionales y organizaciones de la sociedad civil.

Sobre las diferencias, fue evidente la sintonía, la cercanía, aun estando tan lejos físicamente, y la constatación de lo mucho que podemos hacer juntos, incluso recluidos en casa.

El diagnóstico común lo resumiría con el mensaje central de la conferencia de Sir Ronald Cohen, personaje entrañable y fundamental de la inversión de impacto, desde la creación del concepto, como puente de reconciliación entre los intereses del ámbito de los negocios y la inversión con el bien común y la sustentabilidad del planeta. Conectado desde Tel Aviv, el fundador del Global Steering Group for Impact Investing en esencia insistió en que la crisis del coronavirus debía ser vista como verdadero punto de quiebre en su tesis de que el capitalismo es insostenible en su forma actual y necesita urgentemente un cambio de paradigma, justamente para embonar con las necesidades y esperanzas de nuestro tiempo.

Hay una metáfora que se repitió en los diálogos y es totalmente congruente con ese dictamen: la pandemia como botón de fast forward, FFW en la aceleración en los grandes desafíos del mundo.

Ante un escenario que puede desembocar en fuertes retrocesos en lo poco o mucho que se había podido avanzar en temas como pobreza, equidad de género, inclusión social, protección a grupos vulnerables y minorías, deterioro ambiental; en todos los Objetivos del Desarrollo Sustentable. Con una situación particularmente difícil en América Latina: simplemente consideremos que, de acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, al menos 14 millones de personas podrían pasar hambre en nuestra región. Afortunadamente, también confluimos en la visión de un FFW equivalente para la inversión de impacto. Incluso para la posibilidad de un nuevo pacto social o new deal global, como algo que más que utopía debe entenderse como exigencia de salvación.

En cada sesión fue palpable esa sensación de aceleración. En la preocupación extendida, pero también en la convicción de que tenemos soluciones. En el involucramiento de grandes bancos y empresas transnacionales. En la revalorización de modelos de inversión como los esquemas RBF (financiamiento con base en ganancias), pago por resultados, bonos sociales y verdes, distintas estructuras de blended finance. En el desarrollo de métricas de evaluación de impacto, la financiación de los retos del cambio climático o el despegue de áreas de nicho como la inversión con perspectiva de género o para la comunidad LGTBIQ.

Aunque nos alentaba la necesidad de conexión, que muchos nos expresaron directamente, teníamos muchas dudas sobre el FLII@Home. No podíamos dejar de pensar en la magia “presencial” de cada año, en Mérida. Lo mismo de los pitches y conferencias que de los abrazos y las amistades reforzadas con muy buenos momentos. La sorpresa fue reencontrarnos con todo eso, incluyendo las “buenas vibras” y calidez latina, en cada webinar, taller o sesión de networking.

Panel de FLII@HOME | Colorful value chains: Opportunities of a new decade of LGTBIQ+ business models

Fue como una vitamina en estos días de confusión y ansiedad y queda el aprendizaje de lo que funcionó y lo que no tanto, para mejorar en las próximas experiencias. Y sobre todo, una pista abierta con un sinfín para ir a un sinfín de destinos de oportunidad. Destacaría ese punto medular: la revelación, en vivo y en directo, del poder revolucionario de las tecnologías web y su utilidad práctica para acelerar el potencial igualmente revolucionario de la inversión de impacto.

No se trata de cuestiones abstractas, sino de herramientas con un enorme poder en términos de democratización, aprendizaje o desarrollo de conocimiento colectivo. Desde sondeos en tiempo real hasta la simple pero revolucionaria posibilidad de que, a través de un chat, una defensora de derechos de las mujeres en Bolivia entre en comunicación con un directivo de un fondo de capital privado basado en Londres que está interesado en financiar proyectos de ese tipo.

Si parece algo insustancial por evidente, pensemos que, al respecto, hace no mucho ni siquiera se hacía esa pregunta transformadora que a veces sólo llega con las crisis: ¿Y por qué no?

Pensemos en lo que debe ser la inteligencia artificial y el blockchain para la inclusión financiera o en cómo se puede ayudar a millones con soluciones de telemedicina vía emprendimientos. Y desde la base y con la fórmula de retorno financiero y social/ambiental. En los alcances de hacer webinars, como los del FLII@Home o los que harán nuestros amigos de SOCAP en octubre, también en su primera cumbre virtual. La posibilidad revolucionaria de conectarse y encontrarse con los aliados y socios ideales, lo mismo que de aprender en tiempo real o con programas que aprovechan las capacidades ilimitadas de almacenar información y ponerla a disposición vía la nube. El e-learning puede ser toda una revolución en lo que conocemos como movilidad social. Tendría que serlo.

En todo eso andan los agentes de impacto que trabajan en América Latina, como vimos en las sesiones, y en un estado de FFW: innovadores sociales, pero también inversionistas interesados en fondear buenos proyectos, con una disposición que apuesto, como Sir Ronald Cohen, crecerá con la pandemia. Básicamente porque, como dicen, se alinean las estrellas: desde la necesidad que allana la receptividad y la predisposición para el cambio hasta los nuevos medios para conectar y sumar.

De modo que la respuesta es sí: también se puede cambiar al mundo desde casa.

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Rodrigo Villar
New Ventures Group

Rodrigo es socio fundador de New Ventures Group en México — Rodrigo is the Founding Partner of the New Ventures Group based in Mexico