Innovación: única vía de supervivencia
La época de transición que nos tocó vivir es fascinantemente retadora. Cisco estima que en el mundo habrá 500 billones de dispositivos conectados a internet en el 2030. Si tomamos en cuenta que terminando el 2017 habrá 8.7 billones, podemos advertir que apenas estamos a menos del 2% de lo que será la Era Digital, en tan sólo 13 años.
El mundo está en un cambio tan vertiginoso, que importantes líderes como Satya Nadella –CEO de Microsoft– han reconocido que sus organizaciones enfrentan grandes retos para adaptarse. La afamada Cuarta Revolución Industrial implica nuevas tecnologías, nuevas costumbres y nuevos modelos de negocio en una sociedad enteramente digital.
En este nuevo paradigma, lo que está en juego es la adaptabilidad y la supervivencia de cada organización. Lo preocupante es que las grandes organizaciones son como trasatlánticos difíciles de mover y poco ágiles para responder a un iceberg que ya está enfrente.
La innovación es la embarcación que salvará a los pasajeros y a la tripulación de muchos trasatlánticos en hundimiento. Desafortunadamente, en la Era Digital los capitanes que no reaccionen a tiempo se hundirán con su trasatlántico, mucha tripulación no sobrevivirá y muchos pasajeros saltarán a balsas –aunque más pequeñas– más seguras y rápidas: las afamadas Startups.
Ahora bien, la innovación no es un proceso o enigma complejo. Sólo “es mudar o alterar algo, introduciendo novedades”, según la definición de la Real Academia Española. Esta definición me gusta por simple. Entonces, ¿por qué les cuesta tanto innovar a las grandes organizaciones?
Diversos estudios apuntan a las estructuras jerárquicas, a la falta de capacitación, falta de experimentación, miedo al fracaso, falta de diversidad en empleados, a zonas de confort bien arraigadas, etcétera. Aunque el factor clave está en fomentar una cultura organizacional basada en la innovación.
Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo. — Benjamin Franklin
Los equipos de trabajo deben aprender a innovar constantemente y solamente crearán esa experiencia si les proporcionamos los conocimientos y las herramientas necesarias para saber cómo hacerlo. Actualmente existen muchas alternativas de capacitación, entrenamiento, coaching y evaluaciones en materia de innovación. Sin embargo, esa preparación debe ser una incorporación constante de habilidades en todos los niveles organizacionales para hacer frente a múltiples retos y obtener los resultados esperados.
La innovación nunca debe tomarse como un único taller o una actividad de corto plazo. Mucho menos en una era donde, de acuerdo con el último reporte del Instituto del Futuro (IFTF por sus siglas en inglés) de Silicon Valley, en el 2030 la convergencia entre los humanos, aparatos digitales y robots será tan inevitable como lo fue el uso y generación de electricidad en el Siglo XX. Una tecnología a la que hoy estamos acostumbrados y no nos imaginamos sin ella.
La innovación debe ser un compromiso constante y permearse desde los más altos niveles. Es necesario inyectar una cultura de innovación en las venas de cada organización, eso les evitará embelesarse en el éxito actual de sus negocios y garantizar su trascendencia.
