Lautaro Garcia
NoFuiaCannes
Published in
3 min readMay 16, 2016

--

Nunca fui a Cannes, nunca fui a Disney, nunca fui a la Berlinale. Y me gustaría ir a todos esos lugares. No al mismo tiempo, aunque por ansiedad lo haría.

Hace algo más de una década trabajaba en una revista y viajaban al festival de Berlin, la famosa Berlinale. Obviamente nosotros seguimos todo por incipientes mails y alguna llamada que recibimos.

En ese momento era un niño que fantaseaba con hacer películas, probablemente muy distintas a las que hago hoy en día, y seguramente con otras meta que las que tengo una década después. Desde ese momento agregué a mi lista de sueños viajar a la Berlinale.

No sé por qué, pero me había gustado la idea de vivir en ese lugar durante dos semanas. Me impactaba más que otros festivales, incluso más que una entrega de Oscars, cosa que nunca me generó algún interés.

Años después conocí Berlín en otras circunstancias y en verano. Y ahí sellé esa idea, ir, volver como sea.

Con Cannes me pasa algo parecido, es uno de esos lugares que soñás con ir, como si fuera la meca del cineasta, como si al decir “voy a Cannes” tu vieja o tu abuelo entendieran lo que hacés, que ya no es solo un “estoy trabajando en un proyecto¨ o “mi corto lo proyectan en el festival de Filipinas”. Ahora van a tener fotos tuyas en un precioso smoking alquilado, al lado de Sly Stallone o de Cronenberg, o por qué no de alguna estrella del momento.

También siento que podría ir a una fiesta en un yate, con algún James Bond del mundo del cine de ese año.

Porque no nos olvidemos que el mundo gira a una velocidad que no podemos manejar: este año vamos a Cannes y el que viene no llegamos a pagar la luz, o por qué no ese mismo mes. Porque así como vemos el glamour desparramado en las redes sociales, no vemos cuando no podemos pagar el monotributo.

Tampoco vemos cuando dejaste tus ahorros para filmar un corto, llamaste a todos tus amigos, pediste miles de favores, que tal vez nunca devuelvas.

Porque el cine no solo se hace con una cámara, actores, luces: se hace con la ilusión. La ilusión de que esa película llegue a algo, que sea vista por mucha gente, y sobre todo se hace con amor. Porque seamos sinceros, guita, lo que se llama guita, tarda en llegar y tal vez nunca nos llegue.

Vivimos en un mundo tan extraño que ganás una invitación para ir a vender tu proyecto al festival más grande del mundo pero no tenés plata para el pasaje, menos para ir hasta allá. ¿Por qué el glamour solo queda en una foto? ¿por qué no vemos como se rema para llegar?

En Facebook se ven las victorias, en twitter las derrotas, en Instagram el instante que parece único. ¿Dónde mostramos el esfuerzo?, ¿dónde mostramos la cantidad de veces que trabajamos por amor?

Tal vez no tenga un título universitario del cual enorgullecerme pero tengo una década de trabajo pensando en que no ir a lugares, tal vez sea un granito de arena, para algún día ir a donde realmente quiero llegar. ¿Pero…para qué? ¿Para subir una foto a Instagram? No, para transcender mis propios sueños y vivir en el futuro, en la fibra óptica de la memoria de las próximas generaciones.

Por Lautaro Garcia

Guionista, director, jedi.

--

--

Lautaro Garcia
NoFuiaCannes

Escribo para entenderme, diario íntimo de un neurótico.