Shlohmo — Bad Vibes

Julián Príncipe
Noise Gate
Published in
2 min readDec 30, 2018

Con la fiebre de los compilados de “lo-fi hip hop music for studying radio chill instrumental beats” en YouTube cada vez más personas me piden recomendaciones de música para escuchar estudiando o leyendo, el 98% de los casos termino recomendando Bad Vibes.

Bad Vibes es el primer LP del primo de The Weekend productor estadounidense Henry Laufer. Es un disco de 13 beats instrumentales que cumplen muy bien una función en particular: acompañarte mientras te tomás un café, lees un libro y mirás la lluvia desde la ventana.

El debut de Shlohmo es uno muy particular, no solo por el nivel de detallismo en términos de producción, si no porque es literalmente lo único bueno que sacó este chabón. Bad Vibes logró convertirse instantáneamente en un clásico de ¿hip hop instrumental? ¿electrónica downtempo? en uno o dos años, pero sus lanzamientos siguientes no le pudieron llegar ni a los talones.

Bad Vibes no brilla tanto por su composición, si no por su (sí, adivinaste) diseño sonoro. Por más que hay una base de instrumentos melódicos, la mayoría de las cosas que escuchamos en este disco son pequeños sonidos meticulosamente arreglados y diseñados para establecer una estética muy particular y relajante. En un sentido este disco es la contraparte relajante y amigable del disco de Amon Tobin que reseñé hace unos meses, una hora de sonidos extraños dispuestos de una manera muy efectiva y agradable.

La razón por la cual este disco está tan bueno es el hecho de que no suena parecido a nada, el approach de Henry es muy diferente al del resto de los productores y está muy a tono con la tendencia orgánica y “humanizadora” que la música electrónica fue tomando unos años más tarde. Este disco es tan humano y orgánico que se me hace difícil llamarlo “música electrónica”, porque bien podría ser el disco de una banda de 20 personas que decidieron hacer pequeños ruiditos rítmicos en lugares.

Uno de los factores que le dan ese carácter “humano” al disco es que, al igual que Burial, Shlohmo no usa nada de cuantización, es decir, no acomoda los sonidos para que estén totalmente “a tempo” dándole a sus percusiones un groove particular lleno de pequeñas imperfecciones que lo alejan de las cajas de rítmos super robóticas que solemos escuchar en la música electrónica tradicional.

En fin, discazo. Esperá al próximo día de lluvia y entrale sin miedo, no te va a defraudar.

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