Hacer lo que de verdad quieres NO ESTÁ MAL.

Víctor Sandoval
NomadLab
Published in
2 min readOct 14, 2016
Mientras no sea algo ilegal

No creo que yo sea la única persona la cual se haya dado cuenta de que cada vez hay más y más personas “Achantadas” o en “Stand By” ya que tienen 25 años, 2 títulos universitarios, y no saben que hacer con su vida, sencillamente porque siempre hicieron lo que lo demás les dijeron que hicieran, sin darle paso a la imaginación, a la creatividad, al verdadero yo que a veces acallamos por el “que dirán”, por el miedo a caerle mal a ese familiar, a ese amigo a ese pana del alma que jugaba fútbol contigo en la escuela, cuando lo que REALMENTE QUIERES es salir, explorar el mundo perdiéndote 6 meses en otro país, libre de preocupaciones, hacer música, pintar cuadros, ser fotógrafo de paisajes para la National Geographic, escribir un libro como “The Maul an the Pear Tree”, ser catador de vinos o lo que sea que quieras ser. Mientras no incluya nada ilegal o que atente contra tu vida, está bien.

Tenemos que admitir algo, tenerlo bien claro y metérnoslo entre ceja y ceja: La vida perfecta no existe.

Pero a pesar de esto -de que sabemos de que vivimos en un mundo efímero que algún día se va a acabar- queremos hacer de nuestra estancia lo más placentera posible. Rompe el molde, ház lo que te gusta ¿Quieres viajar por el mundo? Házlo. ¿Quieres trabajar en la Apple y tumbarle el puesto de CEO Tim Cook? Házlo! Tu eres el único que te puedes poner límites. Cuando lo hagas, te sentirás vivo, te sentirás completo, no necesitarás de nadie para ser felíz, finalmente te habrás librado de esos grilletes que tanto pesan

Ahora te pregunto: ¿Seguirás haciendo lo que los demás quieren que tú hagas o tendrás el valor de decirles que no en su cara y hacer lo que REALMENTE quieres hacer?

Personalmente, escojo viajar, si eres como yo, te gustará esta frase de un explorador marino brasileño llamado Amyr Klink:

“Un hombre necesita viajar, por su cuenta, no a través de historias, imágenes, libros o la televisión. Necesita viajar por sí mismo, con sus ojos y pies, para entender lo que es suyo. Para un día plantar sus propios árboles y valorarlos. Conocer el frío para disfrutar del calor y lo contrario. Sentir la distancia y el desalojo para estar bien bajo su propio techo.

Un hombre necesita viajar a lugares que no conoce para romper esa arrogancia que nos hace ver el mundo como lo imaginamos, y no simplemente como eso puede ser; que nos hace profesores y doctores de lo que no vimos, cuando deberíamos ser alumnos, y simplemente ir a ver”.

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