Toma el camino difícil y disfruta el viaje

Reisy Abramof
NomadLab
Published in
4 min readAug 24, 2016

--

El «viaje» es el objetivo final.

Este es sin duda mi quote favorita de todos los tiempos. Creo que una de las enseñanzas más lindas que he tenido es el disfrutar cada momento y entender que a la final la vida es una serie de sucesos que nos van moldeando con cada segundo. Esto es algo que al inicio me costó entender, pues desde una temprana edad somos promovidos a mirar un camino rápido al éxito, uno que viene disfrazado de ser el camino más corto, ¡aquel que te lleva al tope de manera fácil y garantizada! Lo que no nos dicen es lo vacío e insatisfactorio que este camino puede llegar a ser, a la final es como si lo camináramos deprisa, a ciegas con el único objetivo de llegar al podio.

Y es allí donde caemos en la trampa, añorando todos los días que el tiempo pase para finalmente llegar a la tan esperada cima.

En un mundo donde cualquier logro es un status en Facebook, nos sentimos como en una olimpiada online por la medalla de oro. La presión del no poder «quedarnos atrás» hace que nos enfoquemos demasiado en el conseguir algo sea como sea, tan rápido como sea.

Vivimos obsesionados con la euforia, la celebración y culminación de todo. Claro que tenemos que celebrar los frutos que con tanto esfuerzo hemos plantado, pero esta insistencia en siempre llegar a la cima nos hace ignorar algo que es lo más valioso de todo: el proceso.

¿Por qué siempre queremos acelerar el proceso? ¿Por qué queremos que el tiempo pase volando para poder celebrar algo que queremos lograr? ¿O es que no nos damos cuenta que cada minuto que pasa es un minuto menos que tenemos en esta tierra? ¡No somos seres eternos!

Vivimos en un mundo donde lo que se celebra son los resultados —al menos eso nos han enseñado desde pequeños—. No recuerdo que mis padres me hayan celebrado todos los días cuando llegaba del colegio lo que había aprendido ese día. Lo que sí recuerdo es que, cuando 6 meses después, en el examen final me felicitaban por el gran 20 (nota máxima) que había sacado. O, en caso contrario, me llamaban la atención porque pude haber estudiado más para mejorar mi nota.

Y crecemos con ese pensamiento.

Cuando buscamos un trabajo y pasamos por inumerosas entrevistas, nos esforzamos por demonstrar lo mejor de nosotros, aprendemos a vendernos cada vez más y entendemos que no siempre vamos a vencer…

¿Pero será que sí nos damos cuenta de todas las enseñanzas y cualidades que estamos obteniendo en el proceso? Muchas veces no.

¿Por qué? ¡Porque solo quiero el m…. trabajo!

Y así es cuando nos empezamos a alejar de nosotros mismos, de nuestras verdades, capacidades y auto control, empezamos a ser controlados por emociones externas que en muchos casos nos dominan.

Se nos olvida que: es cuando caminamos de manos dadas con el proceso que la magia sucede. Donde surge la creatividad y florece el verdadero «yo». No hay nada peor para la creatividad que la impaciencia. Es como cuando caminas rápido mirando a un punto fijo hacia adelante: pierdes absolutamente todo lo que a tu alrededor está. Perdemos la gran y única oportunidad de moldear la vida que en verdad queremos.

¡Sí, vida, llévate todos los minutos, horas, días que quieras, pero dame lo que quiero YA!

Para ya, ¡respira! Piensa en tu día a día con amor, analízalo y saca lo mejor de él. Piensa lo que aprendiste, lo que te gustó, lo que no te gustó, lo que te hizo orgulloso, lo que te hizo feliz, lo que hiciste que hizo feliz a alguien más. Observar el proceso de tu vida como un espectador es la mejor forma de entenderte y crecer personalmente permitiendo así que empieces a construir el camino que quieras. Así sea el largo y difícil, es el único que te hará realmente feliz.

Es durante la jornada de observar con atención nuestro día a día, que entendemos que el llegar a la cima no es la meta final sino simplemente la celebración de todos los minutos, horas, esfuerzos, aprendizajes, que pasamos para allí llegar.

A la final el viaje es el objetivo final.

Si te gustó este artículo, ayuda a que otras personas también lo disfruten dando al corazoncito aquí abajo. Y si te quedaste con ganas de seguir explorando a quienes han hecho las cosas diferentes, te comparto dos grandes artículos de mi querido Luis Bracamontes, «Conclusiones de mi primera experiencia como nómada digital», y de la gran Rosa Virginia Gubaira, «¿Por qué emigrar no se trata solo de ti?».

Nos seguimos leyendo en NomadLab.

--

--

Reisy Abramof
NomadLab

Travel | Hack Life | Do Good. Living and working around the world. 54 Countries.