¿Vivir una vida creativa o morir siendo Godínez?

Luis Bracamontes
NomadLab
Published in
3 min readJul 20, 2016

--

«Era infeliz, renuncié a todo lo que hacía y fui tras mi sueño…». Ésa es la mentira que nos vendieron.

Así es como comienzan todas los nuevos cuentos de Cenicientas contemporáneas: se liberan de la Madrastra malvada de su empleo. Conocen al Príncipe de su pasión. Y huyen hacia el horizonte en su Unicornio start-up. Felices para siempre. Fin del snap.

Llevo años leyendo y escuchando la misma historia por todas partes. ¿Y qué es lo único que me ha provocado? ANSIEDAD.

¿Esperanza?, ¿motivación?. ¿convicción? ¡No!

Porque la premisa y el motor sobre el que se fundamentan es la creencia que mi vida actual apesta y que la única manera de lograr el éxito es renunciar: al mundo corporativo, a los horarios y obligaciones y mudarse a un lugar paradisiaco en el sureste de Asia.

(LO SÉ, LO SÉ… GRAN IRONÍA VINIENDO DE MÍ RECIENTEMENTE).

Artículo «12 cosas que aprendí viviendo en Malasia» en NomadLab.

Los Godínez son vistos como los esclavos o zombis del mundo corporativo y los «(pseudo)emprendedores» como las nuevas figuras heroicas. Pero no es más que una visión plana e ilusa sobre la manera de ver el éxito.

Me niego a tragarme la idea que sólo existe esa manera de lograr una vida plena y llena de satisfacción.

Tengo muchos amigos y colegas que admiro y que viven contentos y realizados en sus trabajos de 9 a 6. Y otros que «persiguen sus sueños» y que no son más que recipientes de frustración y arrogancia.

Creo firmemente que se puede vivir una vida creativa y satisfactoria sin importar las etiquetas profesionales que se nos pongan.

Todo mundo tiene derecho a inyectar su vida de color y determinación. Eso no es un privilegio exclusivo de ciertas personas ni un producto de la suerte.

Yo llegué a la decisión de que no quiero sólo vivir para trabajar. Sino ver el trabajo como un medio para construirme a mí mismo, mi trayectoria y a mi entorno.

Solía tener miedo de convertirme en un Godínez, en un oficinista, en alguien que vive con su vida entre tuppers y termos. Creí que eso sería el fin de mis días de chispa y la cuenta regresiva para marchitarme completamente.

Pero me di cuenta que las cosas van mucho más allá de eso. La felicidad no se encuentra en la profesión. Se encuentra en el empeño, pasión y corazón que le ponemos a lo que hacemos.

Ésa es la clave.

Así que a todas las personas que están leyendo esto y sienten que su trabajo no les llena, se encuentran frustrados o han perdido la motivación, no se dejen engañar. No es necesario renunciar a todo para volver a sonreír. Tampoco es algo inalcanzable o reservado para algunos pocos.

Todo comienza con preguntarse qué es lo que nos mueve por dentro y buscar indicios de ello en los rincones de nuestra vida que ya tenemos y poder comenzar a experimentar una vida profesional plena y de la que nos podamos sentir orgullosos.

¡Gracias por tomarte el tiempo de leerme! Y recuerda que darle corazoncito al artículo si te gustó. Si tienes ganas de leer un ejemplo de una persona siguiendo su sueño, viajando y creando impacto, seguro te encantará leer el artículo de mi amiga, Reisy Abramof, en el que habla de «7 cosas que aprendió sobre los negocios sociales en Malasia». Sigamos leyéndonos en Nomad Lab.

--

--

Luis Bracamontes
NomadLab

Mexican. Worldtraveler & Storytelling MKT consultant. Currently working on 360º photography and Media Arts. Co-Editor at NomadLab: https://medium.com/nomadlab