Why sometimes it’s rude not to interrupt

Para comunicar tus ideas necesitas entender lo que las personas esperan de la conversación. Hay conversaciones que piden mucha cortesía, y otras donde interrumpir no nada más es tolerado, sino esperado.

Beatriz Lopez Livas
Novak Innovation
4 min readDec 5, 2019

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Probablemente conoces a alguien que platica mucho, que interrumpe todo el tiempo y a veces habla literalmente por encima de ti, que siempre tiene que contar una anécdota sobre sí mismo, y que encima de todo habla muy fuerte y probablemente muy rápido.

Espero que esa persona te caiga bien, porque acabo de describirme a mí misma.

Estos hábitos reflejan mis tendencias como individuo, pero también están relacionados con mi contexto cultural, y con las expectativas que vienen con diferentes situaciones (social, escolar, laboral, etc). Obviamente, no todo mundo comparte ni mis preferencias ni mi contexto. La comunicación es extremadamente personal, y si has tratado de convencer a alguien de tu idea, probablemente te has topado con algunas diferencias entre sus preferencias y las tuyas.

Esto puede ser un gran obstáculo para comunicarte y persuadir a los demás del valor de tus ideas. Reconocer esas preferencias y adaptarte a ellas es clave para que las personas entiendan de lo que hablas y decidan apoyarte.

Estilos conversasionales

La lingüista Deborah Tannen ha dedicado toda su carrea a estudiar los estilos de interacción que tiene la gente, y para ello estableció un espectro de estilos, que va desde alta consideración (high consideration) hasta alto involucramiento (high involvedness). Estos estilos determinan todo tipo de cosas, desde la velocidad y volumen de la conversación, hasta el tipo de preguntas que se hacen, cómo se reparte el turno del habla, y si interrumpir es inaceptable, permitido o hasta esperado.

Play ball

La forma más amigable de explicar el espectro de Tannen es con analogías de deporte. Se usan desde los 80 para aclimatar a estudiantes de idiomas extranjeros al estilo conversacional de la cultura que están aprendiendo, pero son útiles también en para enteder los estilos conversacionales en otros contextos.

En esta analogía, la posesión de la pelota representa al turno del habla, las técnicas del juego, a las estrategias de conversación, y su intensidad en general, a la intensidad de la interacción.

Boliche. Este es el estilo de conversación típico de las culturas del este de Asia. Es formal y muy estructurado. Como en el boliche, el orden en que se rota el turno del habla es fijo y predeterminado. Lo que sucede en el juego nunca cambia este orden. Por lo mismo, no hay estrategias para transmitir o arrebatar el turno del habla y las interrupciones son muy mal vistas.

Basketball. Este es el estilo de países como Estados Unidos o Canadá. No es un deporte de contacto, por lo que la intensidad no es tan alta, pero sí es un juego rápido, donde abundan las estrategias para retener, pasar o arrebatar la pelota — el turno del habla. En la conversación, esto significa usar frases como “lo que quiero decir con eso es…” para retener el turno del habla cuando terminaste tu comentario, y hacer preguntas a una persona en particular para pasarle el turno (y no a nadie más).

Rugby. Este es el estilo de América Latina, el sur de Europa, y el Medio Oriente. Es un deporte rápido, libre y de contacto. Si no estás tratando de arrebatar la pelota, no estás jugando realmente. Las interrupciones abundan en la conversación tanto como las tacleadas en el juego, y los jugadores experimentados saben como defenderse de ellas. En este estilo, una persona puede ignorar una pregunta repentina, o responderla en una tangente sin soltar el hilo de su conversación.

Estas tres analogías sólo representan tres puntos del espectro entre alta consideración (boliche) y alto involucramiento (rugby). Son los dos extremos y el punto que correspone al idioma más hablado como segunda lengua. Para caracterizar otras partes del espectro podríamos decir, por ejemplo, que los alemanes y británicos juegan tennis o volleyball conversacional.

Por último, aunque esta analogía está asociada con contacto intercultural, dentro de cada cultura hay personas que juegan más uno de estos deportes del habla que otros, y contextos donde uno es apropiado y otro no. La interacción siempre es sensible a la situación en que sucede.

Si ahora que entiendes tu estilo conversacional, y el de la gente con quien sueles interactuar, y quieres saber cómo suavizar o prevenir roces, espera a la parte 2 de esta serie.

Y si quieres saber cómo afecta esto tu interacción con tus clientes, colegas, supervisores, subalternos, etc., espera a la parte 3.

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