Mali y el Problema del Terrorismo
Global Terrorism Database 2019
“Lo que nos esta matando no es el coronavirus, sino la guerra” – France24
África y el Terrorismo
La mayoría de las veces África es olvidada cuando se habla del terrorismo. Normalmente lo primero que se piensa es sobre los países árabes como Siria e Irak, dado que se han popularizado en los medios como zonas de conflicto.
Sin embargo, el terrorismo también se encuentra en África y una de las regiones con el mayor número de ataques es África Occidental.
El propósito de este tipo de artículos es crear una serie de reportes en los que se detalla la situación de terrorismo en África acorde al Índice de Terrorismo Global más reciente, también conocido como GTD por sus siglas en inglés.
El Caso de Mali Hacia 2019
Mali se encuentra ubicada en África occidental y fue colonia francesa. Hoy en día hay diversas fuerzas de pacificación como MINUSMA de Naciones Unidas, las fuerzas francesas o la Misión de Entrenamiento de la Unión Europea (EUTM Mali).
La actividad terrorista se ha repuntado en los últimos años, especialmente en 2012 fue cuando incrementó drásticamente y en 2018 el país sufrió más de 160 incidentes terroristas de diversos tipos. El 2018 es el año en la que más violencia terrorista se ha sufrido en el país por el momento y la tendencia indica que no habrá una disminución en los años siguientes.
Los datos del 2019 y 2020 aún no han sido recopilados, sin embargo al seguir la tendencia se puede decir que no parece ver disminución alguna.
Como ejemplo, el 24 de abril del 2020 hubo un ataque en el que fallecieron por lo menos 12 personas. Se sospecha que el ataque fue perpetrado por grupos extremistas Fulani.
En comparación con Estados aledaños, es posible ver que tanto Mali como Burkina Faso han tenido un incremento preocupante en actividad terrorista. La más factible explicación es que varios grupos operan tanto en Mali como en Burkina Faso, aprovechando la falta de seguridad de este último.
Con respecto al tipo de ataque, la mayoría de los ataques han sido perpetrados con explosivos y otros han sido asaltos armados, además de que hubo un gran número de secuestros registrados por grupos terroristas.
Es importante añadir que la distinción entre la actividad criminal y terrorista es ambigua y tienden a sobreponerse. La principal motivación para perpetrar este tipo de actos es altamente debatida, ya que existe la posición que defiende que la motivación es para obtener un fin económico, mientras que la contraposición indica que el fin económico es una herramienta para cumplir con una agenda política e ideológica.
Ahora bien, la mayoría de los objetivos fueron propiedad privada, es decir, empresas o centros comerciales por ejemplo. Cabe destacar que bienes militares y del gobierno también son un principal objetivo. La tendencia ha sido la misma en los últimos años, por lo que se podría decir que actualmente no ha sido diferente.
Por último, la mayoría de los atentados no tienen atribución, en otras palabras, no han sido adjudicados a ningún grupo o ninguno se lo ha auto-adjudicado. No obstante, uno de los grupos con mayor actividad en el área es JNIM, el brazo local de al-Qaeda, que se creó en 2017 con la unión de cuatro grupos radicales musulmanes en la región.
En este mismo año se puede observar que desde entonces se ha repuntado el número de ataques en Mali y se puede decir, con alta certeza, que la mayoría de los atentados le pertenecen a este grupo.
Para añadir a lo anterior, es importante resaltar a los grupos separatistas que buscan la independencia de Azawad.
Para terminar, Mali es uno de los países que está experimentando una fuerte actividad terrorista. Al tener por lo menos a MINUSMA y a EUTM Mali operando en el mismo país ya representa la gravedad de la situación. Lamentablemente no parece que hubo una disminución en 2019 y que seguirá la misma tendencia en actividad terrorista para 2020.
Otro problema de segunda que agudiza la violencia es que Mali es un país de tránsito tanto de personas que quieren cruzar hacia Europa, como de tráfico de drogas provenientes de América Latina, que se distribuyen en África o buscan llegar a Europa al pasar por Niger y Libia.
Además, la zona tiene conflictos internos como los grupos separatistas de Azawad y otras células terroristas de índole Islámico-extremista.
Todo esto, junto con el territorio desértico y los recursos que yacen en el país como el uranio, crean el ambiente perfecto para la proliferación de este tipo de violencia.
El artículo tiene información recabada de la base de datos del Global Terrorism Database 2019, operado por START en la Universidad de Maryland.
